Tres de cada cuatro empresas apuestan por el desarrollo interno para conseguir talento

El déficit de empleados obliga a las organizaciones a potenciar el desarrollo de sus profesionales ante las crecientes dificultades de encontrarlos en el mercado

Buscar el talento in-house. Esta es la solución por la que apuestan las empresas ante la creciente tendencia de escasez de profesionales, sobre todo especializados, en el mercado laboral. Así, tres de cada cuatro empresas (el 73%) en España confían en desarrollar al actual talento de su plantilla para mantener el buen funcionamiento de la actividad, según el Informe de Tendencias de Formación, elaborado por Randstad Research.

Este porcentaje prácticamente duplica al 39% de empresas que esperan conseguir el talento mediante la contratación de nuevo personal. «Los profundos cambios demográficos, tecnológicos, medioambientales, sociales y laborales ahondan en una escasez de profesionales que obliga a las empresas a desarrollar el talento interno para asegurar el óptimo funcionamiento de su actividad», señala Rita González, directora de Randstad Learning, la división de formación del grupo Randstad en España.

«Ante ello -prtosigue-, será necesario potenciar la actualización y formación continua de los empleados, una demanda que, por otra parte, éstos ya priorizan en el momento de valorar una oferta laboral».

Necesidad de formación

La gran mayoría de trabajadores necesitará algún tipo de formación básica para adaptarse a los cambios tecnológicos o medioambientales, además de para asimilar una cultura de trabajo en organizaciones más flexibles, diversas e inclusivas. Solo una minoría necesitará una actualización más profunda y extensa para adaptarse a nuevas tareas especializadas o dominar el uso de herramientas innovadoras complejas.

El informe recoge que seis de cada diez trabajadores van a necesitar formación hasta 2027, pero casi la mitad (44%) de los que necesitan esta actualización no podrán acceder a ella, básicamente porque no estará disponible.

La importancia de la formación y la actualización de habilidades cobran cada vez más peso en el actual mercado laboral. La economía española ha creado en los últimos 15 años 2,5 millones de empleos con nivel educativo alto y ha destruido 2,8 millones de empleos con nivel educativo bajo, siguiendo la tendencia de los países de la OCDE. Entre 2023 y 2035 se espera que dos de cada tres (67%) puestos de trabajo requerirá un nivel educativo alto, frente al 29% que requerirá un nivel medio y sólo un 4% de nivel bajo.

De hecho, la tasa de desempleo en España de los jóvenes (25 a 29 años) con un nivel educativo bajo es muy superior a la de los jóvenes con un nivel educativo alto.

Tres grupos

Aunque todos los profesionales van a necesitar formación, existen tres grupos cuyas necesidades van a ser mayores:

Empleos vinculados a la transición digital y medioambiental, cuyos empleados necesitan formación en campos tecnológicos, como la Inteligencia Artificial (IA), la robótica, la realidad inmersiva o los empleos verdes, así como especialistas híbridos (expertos en finanzas o derecho e inteligencia artificial).

Empleos relacionados con cambios en los patrones de consumo y con el reemplazo generacional, con necesidad de formación de nuevos profesionales en campos como la sanidad, los cuidados u otros.

Empleos obsoletos por la transición digital y medioambiental, cuyos profesionales necesitan un reciclaje para acceder a nuevas profesiones.

El objetivo de la Unión Europea es que en el año 2030 al menos el 60% de los adultos reciban formación todos los años. De hecho, el Mecanismo Europeo de Recuperación y Resiliencia de la Unión Europea cuenta con 64.800 millones de euros para estos fines.

El 45% de las empresas europeas considera clave la financiación pública para incrementar la formación, considerándola la política más importante entre todas las desarrolladas por la administración pública.

La innovación y las nuevas tecnologías ayudarán, además, a su implantación. El uso de la realidad virtual en la educación permitirá una formación más realista e interactiva, reduciendo los riesgos durante la experiencia de aprendizaje y en el puesto de trabajo, y ahorrando costes.