Rendirse a la evidencia
La flema de la Fed pone en riesgo la confianza que tenemos en su disposición para hacer su trabajo
La tesis que manteníamos al inicio del año de que la economía de EEUU entraría en una recesión, inducida por los esfuerzos de la Reserva Federal para controlar la inflación, está siendo negada por la evidencia; ya no creemos que eso vaya a ocurrir.
La evidencia es de dos clases: por un lado el crecimiento se está mostrando muy poco sensible a las subidas de tipos y por otro, y eso es lo más importante, la Reserva Federal parece querer pecar más por defecto (no conseguir volver a su objetivo de inflación) que por exceso (crear una recesión intentándolo).
La inmunidad del crecimiento económico a la actuación de los Bancos Centrales viene de atrás, en los años de las ‘vacas flacas’ ya era evidente, pero parece ir a más en cada ciclo.
Los Bancos Centrales, para frenar la inflación, esperan reducir la demanda en las actividades que deben ser financiadas: la compra de viviendas, de automóviles, la inversión en bienes de equipo, etcétera, pero en EEUU estamos viendo lo contrario: esos sectores, tras una debilidad pasajera, reviven rápidamente.
Los precios de las casas hicieron suelo hacia finales del año pasado (a la vez que la demanda de préstamos hipotecarios), las ventas de vehículos han vuelto a acelerar su crecimiento, y, en definitiva, desde que la Fed inició su ciclo alcista, el crecimiento de la demanda final se ha acelerado, y se sigue acelerando, gracias al consumo de bienes duraderos y de la inversión no residencial.
La inflación ha notado los efectos del acelerón, y se ha estancado, en buena medida por la contribución de los bienes, y el índice de precios con el que la Fed mide su objetivo del 2% está al mismo nivel que hace 9 meses (4,7%).
Nos produce cierta perplejidad la tranquilidad con la que la Fed asiste a estos desarrollos. Su presidente, el señor Powell, no solo no se muestra preocupado, sino que parece dispuesto a hacer una pausa en el ciclo de subidas. Confía, al parecer, en que las expectativas de inflación acabarán, por sí solas, por reconducir el crecimiento de los precios, pero es difícil creer que esas expectativas -que en definitiva es el agregado de la inflación que cada uno de nosotros espera «como ruido de fondo»- no se modifiquen a medida que pasan los meses y el ritmo de crecimiento de los precios no frena.
La flema de la Fed pone en riesgo la confianza que tenemos en su disposición para hacer su trabajo, y la confianza es, para todos los bancos, incluidos los centrales, el único activo que importa, y si no que se lo pregunten a Credit Suisse. Se puede objetar que no perdimos la confianza mientras veíamos que los Bancos Centrales intentaban resucitar la inflación sin éxito, pero lo intentaban -tipos negativos, expansión de balance-, realmente no escatimaban medios.
La Reserva Federal no puede afirmar que ya ha hecho mucho, o que sus tipos se sitúan en terreno restrictivo. La magnitud del esfuerzo se mide por sus resultados, no por el tamaño de la subida, ni menos por la comparación con un supuesto tipo de interés neutral. Nadie sabe cuál es el aspecto de esa bestia mítica, jamás observada, ‘la Tasa Neutral del Tipo de Interés’ (que por cierto, como para enfatizar su carácter fantástico, los economistas han dado en llamar ‘r-estrella’).
Para saber si cinco puntos de subida son mucho o poco solo nos podemos guiar por la evidencia, y la evidencia nos dice que es poco.
No habrá recesión, la inflación seguirá por encima del nivel objetivo, la Fed tendrá que seguir subiendo los tipos, aunque sea despacio y ‘pausadamente’, en el futuro previsible.
Disfrutemos de la parte buena y protejámonos de la mala.
Joan Bonet, de CaixBank Banca Privada