Qué opciones de ahorro e inversión se adaptan más a mis necesidades

No sabemos cómo funcionarán las pensiones públicas en el futuro, pero de lo que sí tenemos certeza es de que éstas no serán como las que conocemos hoy

Crear un ahorro para la jubilación es algo imperativo que todos debemos hacer en algún momento... y cuanto antes, mejor. No sabemos cómo funcionarán las pensiones públicas en el futuro, pero de lo que sí tenemos certeza es de que éstas no serán como las que conocemos hoy.

Por ello, es fundamental acumular un capital a través del ahorro privado que nos permita vivir cómodamente cuando finalicemos nuestra etapa laboral. Lo podemos hacer desde numerosas posibilidades de inversión; desde las más conservadoras hasta las más arriesgadas.

Un instrumento para conseguir ahorrar para la jubilación son los Planes de Pensiones Individuales, cada vez más extendidos entre la población ya que tienen un gran atractivo fiscal, pues es el único producto de ahorro que permite reducir la base imponible de nuestra declaración de la renta (IRPF) hasta un límite de 1.500 euros/año.

Cuenta además con la posibilidad de hacer aportaciones periódicas -que es lo recomendable- o extraordinarias en cualquier momento del año y existen diferentes opciones a la hora de rescatar el dinero invertido. Aunque, en lo relativo al rescate, cabe destacar que las prestaciones de los planes tributan como rendimientos del trabajo en el IRPF, por lo que es importante valorar bien cuál es la mejor manera para hacer uso de esta liquidez.

Pero los Planes de Pensiones Individuales no son la única modalidad dentro de este tipo de instrumentos. Existen también los Planes de Pensiones de Empleo (PPE), opciones de ahorro-previsión a largo plazo que empresas e instituciones promueven para sus trabajadores y los Planes de Pensiones Asociados, ofrecidos en su caso por asociaciones, mutualidades o colegios profesionales.

Además, desde el pasado 2023 los trabajadores autónomos cuentan con los Planes de Pensiones de Empleo Simplificados (PPES), una opción que permite hacer aportaciones anuales hasta 4.250 euros beneficiándose de mayor deducción fiscal en el IRPF; además, los autónomos también podrán hacer aportaciones a pensiones individuales hasta 1.500 euros, consiguiendo, de esta forma, mayor ahorro y desgravación fiscal en su IRPF hasta 5.750 euros (4.250 euros del PPES + 1.500 euros del plan individual).

Aunque no tan conocidos como los planes de pensiones, también debemos considerar los seguros de ahorro o seguros de vida ahorro. Son productos comercializados por compañías aseguradoras que pueden entenderse como un mixto de seguros de vida y planes de ahorro. Transcurrido un periodo, la compañía ofrece una rentabilidad a cambio de una prima pagada y existe un compromiso contractual de establecer una fecha para el rescate.

Existen diferentes tipos de seguros de ahorro como, por ejemplo, los Planes de Previsión Asegurados (PPA), vehículos de ahorro a largo plazo con la misma fiscalidad y liquidez que los planes de pensiones. Sin embargo, su gran atractivo radica en la inexistencia de riesgo dado que garantizan siempre el capital aportado más una rentabilidad asegurada fijada por la compañía. Su duración se ajusta a las necesidades del cliente, lo que hace que sea atractivo para ahorradores conservadores.

Otra modalidad de estos seguros son los Planes Individuales de Ahorro Sistemáticos (PIAS). Los PIAS, normalmente, no tienen una rentabilidad asegurada y sus principales ventajas son que se adaptan a todo tipo de perfiles de riesgo, su liquidez y su fiscalidad, que se aplica a la no tributación de los rendimientos obtenidos si se decide percibir la prestación en forma de renta vitalicia.

Las aportaciones podrán tener carácter periódico o extraordinario y no podrán exceder anualmente los 8.000 euros por persona con un máximo para toda la duración de 240.000 euros. A destacar que estos límites son independientes de los que aplican en otros productos de previsión, como los planes de pensiones o los planes de previsión asegurados; se pueden complementar.

Aunque existen más alternativas, merece la pena mencionar los Unit Linked. Estos seguros de ahorro invierten las primas aportadas en fondos de inversión, en una cesta de fondos, acciones o en bonos, y una pequeña parte de la prima en capital de seguro de vida. El tomador asume el riesgo de la inversión y no tendrá una rentabilidad asegurada. Los rendimientos obtenidos tributarán en el IRPF en el momento del rescate del capital.

Tenemos que destacar las Rentas Vitalicias. En España es frecuente ahorrar para la jubilación adquiriendo inmuebles. Llegada una edad determinada, muchas personas deciden la venta del inmueble y deben conocer que, desde enero de 2015, se excluyen de gravamen las ganancias patrimoniales que se pongan de manifiesto con ocasión de la transmisión de elementos patrimoniales por contribuyentes mayores de 65 años, siempre que el importe total obtenido por la transmisión se destine a constituir una renta vitalicia asegurada a su favor.

La cantidad máxima total que puede destinarse a constituir rentas vitalicias procedente de la transmisión de elementos patrimoniales, es de 240.000 euros.

Es fundamental reconocer que todos los productos de ahorro/inversión conllevan ciertos riesgos y se debe evaluar cuidadosamente el perfil del ahorrador para considerar cómo se alinean con los objetivos financieros a corto, medio y, sobre todo, largo plazo. Por ello, ante esta combinación de opciones, quien mejor puede orientarnos es un asesor financiero.

Contar con la experiencia y profesionalidad de un asesor nos ayudará a examinar nuestra situación actual, determinar las necesidades que debemos abordar y, en función de ello, establecer objetivos claros para seleccionar un producto/s adecuados a la planificación diseñada que, como la vida real, se debe ir ajustando a la realidad diaria, adaptando la estrategia en cada momento.

Carlos Herrera es miembro del Comité de Servicios a Asociados de EFPA España