Mercados financieros e incertidumbre
Todas las Bolsas relevantes se encaminan a un cierre del año repleto de dudas
Cuando todavía no podemos dar por cerrado el capítulo de la pandemia y sus devastadores efectos socio-económicos, la invasión rusa de Ucrania ha supuesto un nuevo mazazo, cuya repercusión internacional es indudable.
La primera consecuencia económica ha sido el altísimo incremento en los precios de la energía, que agrava la espiral inflacionista, que ya se venía dando desde hacía meses por la fuerte reactivación de la demanda y el estrangulamiento parcial de la oferta.
La incertidumbre es uno de los peores escenarios posibles para los mercados financieros y como es lógico estos han reaccionado a la baja en las últimas semanas. Las subidas de tipos de interés por parte de la Reserva Federal y del BCE tienen como principal objetivo frenar la vorágine inflacionista, pero deberían actuar con precaución para no llevar a las economías americana y europea a una recesión técnica (la desaceleración económica es absolutamente insalvable).
Por un lado se encarece la financiación de empresas y familias (préstamos, hipotecas, créditos etc.), pero además se incentiva el ahorro en detrimento del consumo. Su incidencia negativa en los resultados empresariales es algo que ya descuentan los mercados de valores. Todas las Bolsas relevantes han dejado atrás sus máximos anuales y se encaminan a un cierre del año repleto de dudas, tanto en las acciones de ‘valor’ como en las de ‘crecimiento’.
Los activos de mayor riesgo, como las criptodivisas, posiblemente también tendrán un segundo semestre volátil y muy peligroso.
El mercado de renta fija anticipa nuevas subidas de tipos, por lo que se exigen mayores rentabilidades en el mercado secundario (los precios van en sentido contrario).
En divisas hemos asistido a una fuerte apreciación del dólar USA que, además de ofrecer unos intereses más altos, actúa de valor refugio en momentos de turbulencias en los mercados. En cualquier caso parece que el nivel de la paridad es un soporte importante y lo previsible a largo plazo es un fortalecimiento del euro.
La evolución del conflicto en Ucrania puede ser determinante, dada su influencia en los precios internacionales de energía y alimentos, productos con una demanda muy inelástica. Lógicamente hay diferencias en las repercusiones: en Europa el peligro principal está en un hipotético corte del gas ruso mientras que para países pobres de África o Asia la preocupación es el suministro del cereal ucraniano a un precio asumible.
Cabe esperar un periodo complicado en lo que queda de año: los volátiles mercados financieros se moverán al son de variables macroeconómicas y geopolíticas.
Toca extremar la precaución en nuestras decisiones financieras. Como se debería hacer siempre.