¿Marcha atrás con el teletrabajo?
La evidencia es contundente: el teletrabajo funciona y las empresas pueden obtener grandes beneficios
La proliferación del teletrabajo ha generado un ferviente debate público sobre su viabilidad. La pandemia forzó a las organizaciones y las obligó a adaptarse y el teletrabajo emergió como una solución efectiva para mantener la continuidad del negocio mientras se priorizaba la salud y la seguridad de los empleados.
Pero a día de hoy, algunas empresas han tomado la drástica decisión de reducir o incluso eliminar esta práctica. A pesar de esta resistencia la evidencia es contundente: el teletrabajo funciona y las empresas pueden obtener grandes beneficios.
Estudios científicos diversos indican que el teletrabajo ofrece una serie de beneficios tanto para empleadores como para empleados. Para las empresas, puede reducir los costos operativos, aumentar la productividad y mejorar la retención de talento al permitir una mayor flexibilidad laboral.
Para los trabajadores, proporciona la oportunidad de gestionar de manera más efectiva el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, reducir el estrés relacionado con los desplazamientos y aumentar la autonomía en el cumplimiento de tareas.
Es verdad que también plantea desafíos significativos. La desconexión digital, la dificultad para establecer límites entre la vida laboral y personal, y la falta de interacción social pueden afectar a la salud mental y el bienestar de los empleados y la colaboración y los momentos de interacción espontaneas que llevan a la creatividad. Además, la brecha digital puede excluir a aquellos que no tienen acceso a la tecnología en condiciones.
Sin embargo, el reciente informe de EADA Business School sobre la evolución del teletrabajo desde la pandemia, presentado recientemente, nos sugiere que éste llegó para quedarse, aunque es probable que adopte una forma híbrida en la mayoría de las organizaciones. La forma ideal depende mucho del tipo de industria, puesto de trabajo y cultura. La flexibilidad será clave, con algunos empleados optando por trabajar desde casa de forma permanente, mientras que otros pueden elegir un modelo mixto que combine días de teletrabajo con días en la oficina.
A pesar de la gran aceptación del teletrabajo, una tercera parte (34%) de las organizaciones ofrecen una considerable resistencia al respecto, reduciendo o eliminando tal posibilidad, y muestra que algunas empresas no están viendo lo que sus colaboradores quieren.
Las reticencias responden a algunos desafíos, como la gestión del rendimiento a distancia, la promoción de la cohesión del equipo y la garantía de la equidad y la inclusión para todos los empleados. Esto requerirá un enfoque holístico que incorpore políticas claras, capacitación adecuada y una cultura organizativa que fomente la confianza y la colaboración.
De hecho, los profesionales consultados en el mencionado estudio, en su mayoría (88%), consideran satisfactoria la experiencia de teletrabajar e incluso el 57% estaría dispuesto a cambiar de trabajo si su empresa no le permitiera tal posibilidad. En el caso de los más jóvenes -menores de 40 años- el porcentaje supera el 72%.
Nadie pone en duda la utilidad de los fármacos en la medicina actual pero se antoja esencial dar con la dosis idónea. El debate actual no debería girar en torno a la utilidad del teletrabajo sino en cómo podemos dar con la proporción adecuada que permita, por un lado, mejorar el rendimiento de los profesionales y, por otro, la vida de las personas.
Aline Masuda es investigadora y profesora de EADA Business School