Management y música
La música tiene propiedades para alterar nuestra consciencia
La música puede amansar a las fieras, alegrarnos el corazón o permitirnos hacer una tarea de forma óptima. Dependerá del tema que elijamos en cada momento. Pero es indiscutible que la música tiene propiedades para alterar nuestra consciencia. En la empresa, claro, también.
Estos días estoy leyendo un libro magnífico. Se trata de Reverberation. Do Everything Better with Music, escrito por Keith Blanchard con prólogo del legendario Peter Gabriel. El texto está dividido en nueve capítulos, cada uno relacionado con una acción: relajarse, concentrarse, amar, prosperar, conectar, evadirse, crear, sentir y llegar a ser. El autor enlaza los más recientes descubrimientos en neurociencia con cada uno de esos estados mentales y recomienda tipos de música que pueden ayudarnos a conseguirlos. Realmente fascinante.
Veamos algunos ejemplos. Si estamos demasiado nerviosos (una crisis, una bajada de las ventas) y queremos soluciones, en primer lugar hay que procurar calmarse. Los ritmos binaurales o los sonidos de boles tibetanos, por ejemplo, pueden ser ideales para lograrlo. Podemos probar también con el tema Weightless de Marconi Union. Se trata de melodías con un tempo por debajo de los 60-80 bpm (latidos por minuto). Al final del período de relax podemos poner Good Vibrations de los Beach Boys o Close to Me de The Cure para empezar a activarnos.
¿Y qué sucede cuando queremos ser más creativos? Las neurociencias han demostrado que el movimiento siempre ayuda a tal menester. Es importante, pues, trabajar de pie, con materiales gráficos de soporte (Manual Thinking, por ejemplo) y, sobre todo, no apalancarse en sillas o sillones excesivamente cómodos.
Podemos poner algún tipo de música no habitual (de otra cultura, de otra época) para estimular el cerebro y ayudarle a pensar diferente. Otra alternativa es escuchar música alegre. Quizá algún tipo de jazz con grandes dosis de improvisación (’jamming’). En mis sesiones de Design Thinking en EADA utilizo estos tipos de música y, francamente, los participantes están encantados. Siempre les comento que si tienen sugerencias de algo mejor las comenten (hay que pensar que la gente joven tiene preferencias musicales muy diversas y muy interesantes).
¿Y para concentrarse? ¿Qué podemos escuchar en los momentos de plena atención, cuando tenemos que analizar profusamente un tema o tomar decisiones? Deberíamos escuchar ritmos de 100-180 bpm, por ejemplo EDM (Electronic Dance Music) o podemos probar con temas como Up de Cardi B o Semi-Charmed Life de Third Eye Blind. Seguro que nos vamos a poner ‘en modo acción’. No se trata tanto de trabajar permanentemente con esos ritmos sino de utilizarlos para dejar de vaguear mentalmente y centrarnos en algo concreto, un objetivo bien definido.
Franc Ponti es profesor de innovación de EADA Business School