Linsect: stop hormigas
Desde su empresa, ubicada en el Baix Camp, Raúl Fernández ha encontrado un sistema para controlar una nueva plaga que acecha a los hogares: la hormiga faraón
«La curiosidad es algo que se pierde en muchos sectores, en el nuestro también. Y es una lástima porque precisamente la curiosidad es la que te hace diagnosticar la realidad de muchos casos». Raúl Fernández es el propietario de Linsect, empresa local especializda en el control de plagas urbanas, sanidad ambiental e industria alimentaria.
La empresa matriz era Limpiainsect total. «La fundó mi padre, Eduardo, hace 30 años. Yo pude trabajar un tiempo con él, pero falleció con 56 años y yo, con tan sólo 22, me vi al frente de un negocio cuyo sector ya empezaba a cambiar», explica Fernández. «Por suerte, yo había aprendido con él, conocía a la clientela y había ido ampliado conocimientos». Explica que «20 años atrás» los tratamientos eran diferentes, de choque y larga duración, con menos intervención durante el año, pero más agresivos y tóxicos, que acababan por crear resistencia en los individuos. «Ahora usamos productos específicos para cada especie. Incluso ha desaparecido el término ‘fumigación’: lo que nosotros hacemos es un control de las plagas».
Fernández avisa que en los últimos tiempos tanto la cantidad como el comportamiento de las plagas «se ha descontrolado» por un conjunto de problemáticas derivadas del cambio climático, haciendo que los puntos álgidos se alarguen más meses. «Es que no hace frío y tampoco llueve», sentencia. «Además, desde Europa están capando algunos productos y herramientas, pero ya sólo por el clima no deberíamos tener los mismos recortes en Alemania que aquí».
Cucarachas y ratas siguen copando las primeras posiciones en las grandes quejas de los ciudadanos. Las hormigas son otra de las plagas con más incidencia a causa de la falta de lluvias. La hormiga faraón (monomorium pharaonis) es una de las especies que más está llegando a nuestro territorio y los tratamientos que existen no funcionan para ella. «Es una hormiga nómada, que puede crear un hormiguero en cualquier lugar, encontré uno debajo de un módem y otro en una caja de vino», cuenta Fernández. «Tiene una ciudad/estado y encima son multicoloniales, lo que significa que puedes eliminar un núcleo, pero se ayudan entre diferentes colonias», añade. Explica que los tóxicos no funcionan con esta especie porque «sólo consigues mover a la población a otro lugar y no te quitas el problema». Otra sorpresa agregada es que «pasan absolutamente de los productos atrayentes habituales: directamente los esquivan».
Así que fruto de su curiosidad profesional, investigó a los individuos y acabó creando un sistema innovador para erradicarlas. Desde Linsect utilizan un producto creado en Italia, un blíster de 3x5 cm que puede pegarse en una zona que no moleste. «No es tóxico para humanos ni para mascotas, pero estas hormigas sí lo localizan rápidamente y se lo van llevando al nido», asegura. «El producto lleva un IGR, que es un inhibidor de crecimiento, así que a medida que se alimentan de él, les afecta de forma indirecta».
Se les queda en el cuerpo y los nuevos miembros ya llevan impregnada esta materia activa, así que «no les deja ser adultas, no crecen y así nadie puede hacerse cargo de ir a buscar comida, así que el hormiguero acaba por morir». El baremo de erradicación fluctúa, dependiendo de los factores de cada caso, entre los 2 y 6 meses, con un coste entre 250 y 1.000€. Aunque, recuerda: «a veces, con un buen diagnóstico e inspección evitas un tratamiento».