Javier Parrondo: «Ahora estamos en un mundo en el que se impone el ‘poder duro’»

Diplomático de carrera y director general de Casa Asia

Javier Parrondo es director general de Casa Asia, un consorcio con sedes en Barcelona y Madrid que es hoy el principal organismo de diplomacia pública en España sobre la región de Asia-Pacífico. Este diplomático de carrera estuvo recientemente en Tarragona para facilitar relaciones económicas en el ámbito industrial y turístico entre la Catalunya Sud y la región de Asia-Pacífico. En su agenda incluyó una visita al Diari de Tarragona, donde se produjo esta entrevista.

La última vez que estuvo usted en Tarragona, fue en el marco del Foro España-Corea que se celebró en la Cambra de Tarragona. ¿La inversión de Lotte Energy en Mont-roig del Camp nos ha puesto en el mapa? ¿Qué oportunidades tenemos para seguir atrayendo inversión de Asia-Pacífico?

Definitivamente, una inversión como la de Lotte Energy en Mont-roig del Camp suma para crear aquí un gran ecosistema en torno a las energías renovables y, en particular, el Hidrógeno Verde. El proyecto de valle del hidrógeno sirve para atraer inversiones y talento, para generar un ecosistema que funcione en nodos, aportando valor añadido... y la inversión de Lotte Energy va en esta dirección. Si se cumplen los plazos y las previsiones de desembolso, eso permite situar al Camp de Tarragona como referente en baterías de coches eléctricos. Ahora, lo que toca es acompañar desde las instituciones, y que ese momentum no se pierda, para que Lotte y otras compañías se instalen en el territorio.

¿Solo tenemos oportunidades industriales? El sector turístico está explorando también los mercados de Asia-Pacífico, pero somos un destino con un fuerte componente de sol y playa, y en Asia no se toma el sol. ¿Qué podemos ofrecer?

Aparte del destino, el turista está buscando cada vez más experiencias, más allá del sol y playa, con entretenimiento, enoturismo y cultura. Hay que aprovechar las conexiones directas con el Sudeste Asiático, a través del aeropuerto de El Prat, para posicionarse. Tarragona tiene un gran potencial de crecimiento, porque el asiático es un turismo desestacionalizado, y hay que explorar experiencias alternativas.

La Unión Europea ha avanzado aranceles a la importación de coches eléctricos chinos. China ha respondido con una investigación al cerdo europeo. ¿Nos dirigimos hacia una guerra comercial?

La UE está recalibrando sus relaciones comerciales con China, y uno de los principales sectores afectados es el de la automoción. La imposición de aranceles puede perjudicar la competitividad de los vehículos eléctricos exportados desde China, pero por otro lado algunos fabricantes chinos como Chery o BYD han anunciado inversiones en Europa, concretamente en España y Hungría, para poder fabricar localmente y sortear los aranceles. Es un tema complejo, debido a que la posición de los países europeos con respecto a este tema no es unitaria.

La respuesta de China ha sido rápida. ¿La investigación sobre el cerdo europeo presagia una escalada, o es gesticulación?

Por lo que atañe a la investigación sobre el cerdo europeo, de momento no hay medidas concretas pero, en caso de que se llevaran a cabo, España se vería perjudicada, ya que es el principal exportador europeo de este producto a China. Sin duda, las relaciones comerciales entre la UE y China pasan por un momento complejo, pero la intensidad del conflicto es menor que en el caso de Estados Unidos. Por poner un ejemplo, los aranceles que ha impuesto Estados Unidos a los vehículos eléctricos chinos son del 100%, mientras que en el caso de Europa no superan el 38,1%. Por tanto, no podemos hablar, de momento, de una guerra comercial pero sí de tensiones entre ambas partes.

¿Cuánto tienen que ver estos aranceles con el objetivo declarado por la Comisión Europea de reindustrializar Europa?

Tras la pandemia, Europa ha acuñado un término, que es el de la ‘autonomía estratégica’, y eso implica reindustrializar el continente en determinados ámbitos, como los medicamentos o los semiconductores. Y es cierto que Europa está perdiendo claramente competitividad, pero no podemos ser una isla.

¿Se refiere a aislarnos de China?

China es un socio en la lucha contra el cambio climático, es un competidor económico y es un rival sistémico, que cuestiona algunos de los fundamentos que rigen el orden internacional, basado en normas, y quiere que la arquitectura mundial surgida tras la Segunda Guerra Mundial sea más acorde a esa visión. Que Europa sea más competitiva no se soluciona poniendo más barreras al comercio mundial, sino posicionándose en materias donde es puntera.

¿Por ejemplo?

La industria de defensa europea tiene margen de crecimiento y ha de tener una política de retirada progresiva del paraguas de EEUU. Si quiere ser un actor global, la UE ha de contar con una política global de seguridad y exterior común.

Hasta ahora, la UE quería ser faro en derechos y libertades, en sostenibilidad... con la esperanza de que el mundo tomase ejemplo y siguiese su camino. ¿Por qué este giro hacia la Realpolitik?

Siempre se ha dicho que la Unión Europea es, por encima de todo, un poder blando. Eso no es algo negativo, tiene que ver con tu atracción como sociedad, tus valores, tu forma de vida. Eso es lo que Joseph Nye llamó ‘poder blando’. Pero ahora estamos en un mundo en el que se impone el ‘poder duro’. Hay cada vez una mayor polarización entre EEUU y China, pero también entre el mundo occidental y el Sur Global, que quiere jugar el papel que les corresponde. En este contexto, la Unión Europea se ha dotado de una brújula estratégica, y se ha dado cuenta de que debe dotarse de instrumentos de poder duro.

Eso implica ser mucho más resolutivos, también.

La toma de decisiones en la UE se ha demostrado inoperante, porque rige la unanimidad, y ahora se está hablando de mayorías cualificadas. Se impone la Realpolitik, y lo que debe evitar Europa es ser terreno de juego de esa confrontación entre EEUU y China.

¿Cómo se hace eso?

La UE es un superpoder normativo. Tiene la capacidad de establecer estándares, y muchos de ellos se han convertido en normas internacionales. Debes introducir normativa al resto del mundo, a partir de la legislación que apruebas en determinadas áreas. De ahí la decisión firme en contra de la agresión de Rusia hacia Ucrania. Hacen falta zonas de progreso, y por eso la ampliación de la Unión Europea hacia los Balcanes es un imperativo. Con la adhesión de nuevos miembros o firmas de colaboración y tratados, estás creando áreas de prosperidad común.

Hablaba de ‘autonomía estratégica’. Eso implica también el acceso a unas materias primas que la Unión Europea no tiene. En este giro hacia el ‘poder duro’, ¿esa asistencia militar a Ucrania tiene algo que ver con sus enormes reservas de litio?

La Unión Europea no quiere ser como otros países, no quiere ser una potencia extractiva que se aprovecha de las materias primas de terceros estados. Quiere ser un socio, como en América Latina.

¿Nos encaminamos hacia un nuevo escenario global de bloques?

No creo que veamos un escenario similar al de la Guerra Fría, con bloques. Lo que yo veo es un mundo multipolar con distintos centros de poder: una pujanza cada vez mayor del Sur Global, donde se incluye India, y dos nortes, que son EEUU-Europa, por un lado, y China-Rusia, por el otro. Con esos cálculos deberíamos jugar. Ese momento unipolar que vivió EEUU tras la caída de la URSS en 1989 ya no se va a repetir, pero los que vean el declive de Occidente como un proceso inminente, se equivocan.

Temas: