Ideas para mejorar la formación
Cuatro profesionales comparten sus reflexiones en esta mesa redonda
La primera edición de ‘Los desayunos de Economía & Empresas’ -una serie de encuentros de formato reducido donde expertos y profesionales comparten reflexiones sobre algunos de los grandes temas que marcan hoy la agenda empresarial- arrancó esta semana con una propuesta que toca un área estratégica: la formación.
Bajo el título Ideas para mejorar la formación, Xavier Rigau, presidente de la Confederació Empresarial de la Província de Tarragona (Cepta), Sergi Novo, gerente del Clúster TIC Catalunya Sud, Jordi Mas, responsable de Personas y Organización del complejo industrial de Repsol en Tarragona y Alba Campos, directora general de Global Education Techma Business School, debatieron sobre los retos que afronta hoy la formación, vistos desde la perspectiva de la empresa, y con el foco puesto en las nuevas generaciones.
Alba Campos, de Techma Business School, arrancó su intervención con una constatación: «Cuando hablamos con las empresas, últimamente nos encontramos con dos vertientes. En primer lugar, el tema tecnológico, que es recurrente, y que se añade al marketing digital. Los alumnos, dependiendo de la universidad de la que procedan, llegan en ocasiones con conocimientos obsoletos, con lo cual requieren una actualización».
«En segundo lugar -destaca Alba Campos- detectamos muchas carencias en soft skills (habilidades blandas), que hacen que no se encuentre a gente que sepa actuar de mando intermedio. Esas carencias en habilidades blandas hay que trabajarlas desde que eres pequeño, durante toda tu etapa de formación, y más allá: ha de ser una formación continua».
Xavier Rigau, de la Cepta, coincide con estos déficits competenciales: «Desde el punto de vista de la pequeña empresa, cuando llega una persona miras la presencia, la educación, si ha llegado puntual, qué ambiciones tiene... Después, haces un esfuerzo por formar a esa persona, pero al cabo de 15 días has de prescindir de ella porque no tiene las actitudes: llega tarde, tiene conflictos con los compañeros...»
«Al final -prosigue Xavier Rigau-, como empresario, acabas decidiendo no contratar a nadie y trabajar con los que hay. O, si has de coger a alguien, optar por personas de más de 40 años».
Sergi Novo, del Clúster TIC Catalunya Sud, reivindica que «nos encontramos con una base de talento interesante», aunque reconoce que «hay carencias». En su opinión, y desde la perspectiva de su sector, «en el territorio se puede diferenciar entre formación universitaria, Formación Profesional y bootcamps, más valorados incluso [que algunas formaciones regladas]».
Dicho esto, considera «la FP más a corto plazo, porque tienen mucha más práctica [cuando se incorporan al mercado laboral], mientras que los universitarios no están tan rodados, pero tienen por delante una curva de aprendizaje más importante».
Comparte, con el resto, la preocupación por las soft skills, donde «cuesta que la gente sepa comunicar, tenga liderazgo de equipos o capacidad para aguantar la presión». Por último, defiende «cambiar el concepto de ocupación para hablar más de carrera profesional, aludiendo a las personas no como trabajadores, sino como talento».
Jordi Mas, de Repsol, asegura que «desde el punto de vista de la incorporación de talento, los perfiles universitarios y de máster nos llegan muy bien preparados en temas digitales y de idiomas, pero sí que se nota esa carencia en soft skills. La gente no está formada en gestión de la incertidumbre, en gestión del cambio, en ser más proactivos o en la gestión de la prisa». Además, se trata de «un colectivo que desconoce el mundo industrial, lo que es una fábrica».
«El otro colectivo -prosigue Jordi Mas- procede del ciclo formativo, y hace años que se incorpora gente en modo de ciclo dual [donde la empresa toma parte activa en la formación de estos jóvenes]. Eso nos permite ir guiando más, pero en este colectivo encontramos una falta de compromiso y responsabilidad importante, que hace que al final se pierdan los oficios». Además, alerta sobre una tendencia que están detectando en el sector industrial: «Se está perdiendo la incorporación de mujeres. Antes, un 50% de las incorporaciones del colectivo universitario eran mujeres, y ahora son menos».
¿Cuáles son sus propuestas para mejorar todas estas carencias? Alba Campos, de Techma Business School, interpela a la empresa, antes que al sistema educativo: «Todavía hay empresas que no se creen que la formación es importante. No puede ser que tengamos personas que llevan veinte años en activo y que su única formación sea la universitaria, que obtuvo hace veinte años. No podemos estar con gente desactualizada».
Respecto a los perfiles más junior, «aquí tendríamos que trabajar las soft skills, y uno de los temas más preocupantes es la gestión de la frustración. Personas que llegan y dicen que quieren ser directores de marketing, que solo preguntan cuánto pagan y qué horario tienen... ese cortoplacismo».
Xavier Rigau, de la Cepta, defiende que «el primer foco lo pondría en las familias, porque hoy los padres han dimitido de formar a sus hijos». En su opinión, esas soft skills se adquieren, en gran medida, en el ámbito familiar: «Pero como que con estos niños se cuida tanto que no se frustren, cuando llegan a la escuela, los profesores no saben qué hacer. Así que esos profesores también dimiten, los alumnos pasan de curso y llegan a la empresa con muchas carencias. Si no devolvemos la autoridad a los padres y a los profesores, no haremos nada».
Sergi Novo, del Clúster TIC Catalunya Sud, puntualiza que «las familias educan y los centros forman», aunque coincide en el rol fundamental de esas familias: «La orientación laboral es uno de los puntos más críticos, y eso empieza por los padres, porque en muchos casos son quienes eligen las carreras que estudian sus hijos». Una elección que a menudo está acompañada de un gran desconocimiento (extensible a los docentes) de la realidad del mercado laboral y las grandes tendencias en marcha.
«En la orientación laboral por parte de los profesores hay un desconocimiento de las necesidades laborales a diez, quince o veinte años vista, y aquí las empresas deberían tomar partido. Hacer entrar a las empresas en las aulas es muy importante. No solo con Power Point, sino con experiencia. Mostrando referentes en la ESO, en FP, en la Universidad, o cediendo profesionales como profesores asociados. Y proponiendo talleres a los padres de orientación profesional».
Jordi Mas, de Repsol, coincide en que «las empresas tenemos que ir a los institutos y las universidades, y hemos de poder influir en las [materias] curriculares», defendiendo la formación dual como un modelo de éxito en el que hay que insistir: «Es un modelo que está implantado, pero pedimos que haya más institutos que se incorporen a este modelo, y en formación universitaria también. El año pasado salió la primera promoción del grado dual de Química de la URV, donde [como territorio] volvimos a ser pioneros».
Más información: El reto de la formación