El sector de los áridos en Tarragona, preocupado por las reservas disponibles
El Gremi d’Àrids de Catalunya en Tarragona, que aglutina a un centenar de canteras en la demarcación, piensa que no está en condiciones de cumplir con las expectativas en la demanda de obra pública
Las reservas de áridos se agotan sin que se vislumbre una reposición suficiente. Lo explica el presidente del Gremi d’Àrids de Catalunya en Tarragona, Francesc León: «Abrir una cantera hoy está siendo casi imposible en Catalunya por todas las cuestiones normativas y de burocracia, y las reservas son las que son. En Barcelona, parece que esas reservas ya han empezado a entrar en peligro, y en Tarragona, si hay que hacer toda la obra pública que hay programada, a día de hoy no hay reservas suficientes para suministrar estos áridos».
El presidente de este gremio en la demarcación de Tarragona, que representa a cerca de un centenar de explotaciones de áridos (42 en el Camp de Tarragona y 47 en Terres de l’Ebre), con una producción de 5.159.246 toneladas en el año 2021 (2,9 millones en el Camp de Tarragona y 2,3 millones en Terres de l’Ebre), explica las razones.
«Antes del año 2008 -cuando estalló la burbuja inmobiliaria en España-, estábamos sobredimensionados, pero ahora las canteras se encuentran en producciones muy bajas, porque las inversiones y las renovaciones que se llevan a cabo no están pensadas para unas grandes producciones», relata Francesc León.
Un notable incremento de la demanda de áridos pone en tensión, sin duda, este ecosistema de pequeñas canteras familiares que ha resistido durante estos últimos años en el sector, tras el cierre de grandes empresas sobredimensionadas durante el boom de la obra pública y residencial de los primeros años 2000. Ese incremento esperado tiene hoy, según relata Francesc León, un protagonista: las futuras obras de ampliación del Port de Tarragona.
En un sector que raramente suministra áridos más allá de un radio de 30 o 40 kilómetros a la redonda de sus canteras, «una solución para este gran consumidor que es el Port de Tarragona -apunta Francesc León- es traer piedra en barco, como ya se ha hecho recientemente, desde Barcelona». El incremento en los costes y en la huella de carbono que esto comporta, sin embargo, hace que desde este gremio se dude de su sostenibilidad.
¿Por qué está teniendo dificultades el sector local, según relatan desde la sede territorial de este gremio, para suministrar estos materiales en infraestructuras como las del Port de Tarragona? La respuesta está, en parte, en la coyuntura económica, donde uno de los grandes clientes del sector de los áridos, que son los fabricantes de hormigón, están reteniendo la demanda de materias primas.
«Los grandes consumidores de áridos -explica Francesc León- son los fabricantes de hormigón, los fabricantes de asfalto y la obra pública, con proyectos como el Corredor del Mediterrani, las ampliaciones de autovías y autopistas o la ampliación del Port. Pero en el caso de las plantas de hormigón, están afrontando subidas de costes de un 40%, y en nuestro caso, de alrededor de un 30%».
Con esas plantas de fabricación de hormigón al ralentí, el sector de los áridos no es capaz (ni ve perspectivas de que vaya a serlo a corto plazo) de colocar todo el ‘supbroducto’ que se generaría si quisiesen suministrar el material que se espera que necesiten los proyectos de ampliación del Port de Tarragona programados.
La razón es simple: «Solo el 10% del material que se genera con una voladura en una cantera se puede utilizar para un espigón», explica Francesc León. Se trata de los bloques de piedra de mayor dimensión, aptos para la construcción de estos rompeolas en el mar. El resto de material generado son áridos de menor tamaño, donde su consumidor principal son esas industrias del hormigón.
«Pero si esos áridos no tienen salida -argumenta el presidente en la demarcación de Tarragona del Gremi d’Àrids de Catalunya-, entonces no es sostenible». En otras palabras: es imposible mantener el ritmo de voladuras necesarias para alimentar las necesidades constructivas que ambiciona el Port de Tarragona sin una industria del hormigón y el asfalto que acompañe. Y, aunque fuese posible (que no lo es) almacenar todos esos excesos de áridos, tampoco las reservas disponibles son capaces, a día de hoy, de cubrir esa demanda, a decir de este gremio.