El camino hacia la jubilación
Los españoles hemos apostado históricamente por canalizar el ahorro a través de cuentas corrientes y depósitos, que en algunos periodos ofrecían rentabilidades atractivas para muchos inversores, complementando esta estrategia con la inversión en vivienda, que servía también como un refugio ante posibles contingencias y para asegurar el futuro de nuestros hijos.
Además, contábamos con la protección que ha ofrecido siempre el Estado, asegurando una pensión de jubilación muy elevada, con una tasa de sustitución, el porcentaje que representa la pensión con respecto al último salario, que representaba más del 80%, siempre en los niveles más altos entre los países de la OCDE.
Los cambios en la pirámide poblacional empujados por el incremento de la esperanza de vida, la caída en la tasa de natalidad y la jubilación en estos próximos años de la generación de los Baby Boomers, amenazan la sostenibilidad del sistema de pensiones, tal y como lo conocíamos hasta ahora.
A día de hoy, no está en duda la pensión pública, pero sí el importe de dichas prestaciones, por lo que los trabajadores que se jubilen en los próximos 20 ó 30 años deben tener presente la necesidad de ahorrar para complementar la jubilación, si no quieren perder su poder adquisitivo cuando dejen de trabajar.
Este es un planteamiento con algunos nubarrones sobre el futuro, pero también hay buenas noticias. La primera, que existe un amplio abanico de alternativas para cada perfil de ahorrador, en base a su capacidad de ahorro, horizonte temporal, necesidades vitales o la aversión al riesgo. El ahorrador puede ser conservador, arriesgado o moderado, pero eso no será un inconveniente para que disponga de un vehículo de ahorro que encaje con su perfil.
El ahorro para la jubilación se ha canalizado históricamente a través de los planes de pensiones, como el principal vehículo diseñado específicamente para este fin, pero la drástica reducción en el límite desgravable, de 8.000 a 1.500 euros anuales, ha hecho que pierdan atractivo desde el punto de vista fiscal.
También existen otras opciones, como los planes de previsión asegurados (PPA), que cuentan con las mismas ventajas fiscales que los planes de pensiones y aseguran un tipo de interés para toda la duración del contrato, los planes individuales de ahorro sistemático (PIAS) o los seguros de vida de ahorro, que no gozan de ventajas fiscales, pero permiten el rescate en cualquier momento.
Ante las dificultades para lograr rentabilidades competitivas en algunos de estos productos, los fondos de inversión se configuran como una magnífica alternativa para ahorrar en el largo plazo, gracias a su gestión profesional, su seguridad y la diversificación que permiten, fundamental en un escenario de incertidumbre como el que vivimos en la actualidad.
La otra buena noticia es que cuanto antes empecemos a ahorrar, el esfuerzo será menor. No está de más que los jóvenes que acceden al mercado laboral por primera vez reserven una parte de su salario a ahorrar para la jubilación.
Es cierto que los sueldos y el coste de la vida no dejan mucho margen, pero las aportaciones periódicas, por muy pequeñas que sean, tienen la ventaja de que se pueden adaptar en cada momento a la situación personal del ahorrador y que cuentan como aliado con el interés compuesto, aquel que se genera sobre el capital y los intereses ya generados anteriormente de forma que se van acumulando para generar más intereses.
Además, la industria financiera ha estado trabajando en los últimos años para diseñar otro tipo de productos para perfiles con necesidades específicas. Es el caso de la hipoteca inversa, que soluciona problemas de liquidez a personas mayores de 65 años, propietarias de un inmueble, que cuentan con una renta vitalicia mientras conservan el inmueble y pueden disfrutar de por vida de su vivienda habitual.
Ante tantas alternativas de ahorro para cada situación, resulta fundamental la planificación de la jubilación con la ayuda de un asesor financiero profesional certificado que nos acompañará durante todo el camino (cambiante) hacia la jubilación para ayudar en la toma de decisiones de ahorro e inversión y asegurar una jubilación tranquila para nosotros y para nuestra familia.
Los ingresos de las aseguradoras por primas a cierre de septiembre se situaron en 47.481 millones de euros, un 5,67% más que un año atrás. De la facturación lograda en los primeros nueve meses del año, 30.060 millones de euros correspondieron al ramo de no vida y los 17.422 millones restantes al de vida, según muestran los datos provisionales recabados por Investigación Cooperativa de Entidades Aseguradoras (ICEA).
Carlos Herrera Miembro del Comité de Servicios de EFPA, economista y administrador de Globalbrok