Cómo organizar un ‘afterwork’ puede ayudar a tu empresa

La productividad laboral ha descendido drásticamente en los últimos dos años. Existen recursos lúdicos y dinámicos que nos pueden ofrecer intersantes soluciones

Una tarde en el karting. Un ‘amigo invisible’ para la Navidad. Una comida en el restaurante de moda. Un taller de cócteles. Una charla motivacional con otra compañía del sector. Una sesión terapéutica con caballos. Son algunas de las muchas actividades de ocio que, fuera de nuestra jornada laboral, proponen algunas empresas para realizar con los compañeros de trabajo.

La productividad laboral en nuestro país se quedó en niveles del 97 puntos (sobre la base 100 que marca el promedio de Europa) en el cierre del año 2023. Los primeros meses de este 2024 dibuja una caída desde el 101,9, según las cifras de la oficina europea de estadística, Eurostat.

Y muchas veces, una solución es más fácil (y en ocasiones, divertida) de la que podemos llegar a imaginar. ¿Por qué no estrechar vínculos en una cena de empresa? ¿O escuchar las opiniones de los trabajadores sobre distintos puntos en un ambiente distendido tras un escape room? Los planes de afterwork, las propuestas de team building o los networkings ofrecen muchas herramientas para que los empresarios evalúen la temperatura de su negocio. La empresaria y presidenta de la AEDT, Ana Ibars tiene un largo recorrido profesional y asegura que estas actividades no se pueden valorar como un gasto, sino como una inversión «a largo plazo» para mejorar el estado de cualquier empresa.

1. Espíritu de equipo y fortalecimiento de vínculos

Uno de los beneficios más evidentes es la cohesión del equipo. «Cada departamento es diferente, con tareas y enfoques distintos, lo que a veces genera conflictos o falta de comprensión mutua, pero estas actividades permiten que los miembros del equipo conozcan el trabajo y las dificultades de sus compañeros», explica. Según la empresaria, conocer la labor de los demás ayuda a eliminar barreras entre departamentos y a establecer una dinámica laboral más colaborativa, en la que todos empatizan y valoran la contribución de los demás, mejorando la comunicación interna y el trabajo diario.

2. Mayor productividad, motivación y compromiso

Si bien el salario y las condiciones laborales son importantes, los trabajadores valoran cada vez más el sentirse parte de un grupo cohesionado y el reconocimiento por sus aportaciones. Las actividades les brindan un espacio para compartir experiencias y celebrar los logros comunes, reforzando su compromiso con la empresa. La motivación se traduce en un aumento de la productividad y en una reducción del absentismo laboral. Ibars sostiene que cuando los empleados se sienten parte de un equipo unido, aumenta su lealtad hacia la empresa.

3. Menos estrés, menos bajas

Este tipo de actividades ayuda a desconectar y a mejorar el ambiente laboral al fomentar relaciones saludables. Un clima laboral positivo reduce significativamente los niveles de estrés y de ansiedad, «porque vienes contento al trabajo, lo que se traduce en menos conflictos y menos bajas».

4. Crecimiento personal

Las actividades suelen ayudar a resolver problemas o desafíos, lo que permite explorar nuevas habilidades que potencian su capacidad para pensar de manera innovadora, lo cual es beneficioso para el crecimiento personal y para el rendimiento general de la empresa.

«En la asociación está entrando mucha autónoma joven que viene con mucha fuerza y ganas, que también reclaman talleres y formación de distinta índole. Y es que al final tu mentalidad cambia porque tienes que luchar para que tu negocio salga adelante».

5. Crear tejido empresarial

A través de los networking con otras empresas y sectores, se crean nuevos vínculos y relaciones. «Es importante que los CEOs también salgan, porque es una manera de empaparse de lo que se cuece a nivel local, más allá de su empresa», asegura Ibars.

«Además, estar abierto a estas propuestas facilita ampliar contactos, conocer gente y generar ese famoso tejido empresarial del que todo el mundo habla, pero que todavía tiene mucho por crecer» Ibars explica también que el comentario general en estos eventos es «que siempre somos los mismos: los que organizamos, los que invitamos y los que vamos» y es interesante generar esas nuevas sinergias para, también «repartir mejor y de forma más ecuánime los recursos». Con la EADT, Ibars se encarga de organizar networkings, talleres o formaciones de forma mensual, además de los eventos a lo largo del año, una forma de hacer piña y «sembrar» para que, con trabajo, tiempo y esfuerzo, «puedas recoger los frutos que se generan de los contactos».

6. Adiós rencillas

Con una simple cena, un buen CEO es capaz de detectar el estado en el que se encuentran las relaciones interpersonales, viendo cómo los trabajadores se relacionan entre ellos, y también, la situación particular de determinados empleados.

Una de las propuestas que no fallan y que, expone Ibars, ellos realizan anualmente, es una reunión «de todos los departamentos» en la que todo el mundo pueda exponer sus opiniones, porque «se sienten valorados». Al hablar libremente, sin miedos y sin «sentirse juzgados», acaban por relajarse y manifestar los problemas que pueden haber entre compañeros y se pueden solucionar las pequeñas rencillas que existan.

7. Cuestión de actitud

«Una empresa no va a facturar más directamente por el hecho de crear estas sinergias ni estas redes sociales, eso hay que tenerlo claro, pero sí te puede abrir determinadas puertas». Organizar estas actividades, así como asistir a ellas, ya es una cuestión de «actitud y responsabilidad», en función del cargo: «por supuesto, no se puede exigir a nadie ir, pero si me va a generar ciertos beneficios, es cuestión de valorarlo seriamente».

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