Bruselas pide ajustar el déficit y la deuda tras 4 años de relajación fiscal
La Autoridad Fiscal ve difícil reducir el desfase presupuestario de España por debajo del 3% a partir de 2026 si no se aplican medidas correctoras
Se acabó la manga ancha. Bruselas pidió este miércoles a los Estados miembros que reduzcan su deuda y déficit de cara a los Presupuestos de 2024. En primavera del año que viene, la Comisión Europea tiene previsto reabrir los procedimientos contra aquellos países que presenten un déficit público excesivo. Por ello, insta a los miembros del bloque a que preparen sus programas de estabilidad con el objetivo de reducir la deuda pública y contener el déficit por debajo del 3% de su PIB a medio plazo.
La advertencia va dirigida, entre otras economías de la UE, a España, que cerró 2022 con un déficit del 3,4% y con la deuda pública escalando hasta el 115,6% del PIB. El Ejecutivo español deberá presentar unos Presupuestos más ajustados de cara a 2024 y un programa de reducción de déficit acorde a su situación económica, que después evaluará la Comisión Europea.
Habrá que ajustarse el cinturón de las cuentas públicas. La Autoridad Fiscal (Airef) ve «difícil» reducir el déficit público por debajo del 3% en España en 2026 como pide Bruselas si no se aplican nuevas medidas de contención del gasto. La presidenta Cristina Herrero recordó que las previsiones de la Airef apuntan a un déficit del 3,2% para 2026, que se podría enquistar si el Gobierno no adopta medidas adicionales.
Además, la deuda podría mantenerse en el 100% del PIB para entonces porque habrá «tensiones» en materia de gasto. «Llevamos tiempo diciendo que nos iba a pillar el toro», lamentó Herrero, que reclamó una planificación fiscal más a largo plazo para «hacernos una idea de la magnitud de las medidas que tendremos que llevar a cabo para hacer frente a las exigencias europeas». En el plan presupuestario que el Gobierno envió a Bruselas fue más optimista, su previsión apunta a que el déficit sea inferior al 3% (2,9%) ya en 2025.
La Comisión quiere preparar el terreno de cara a la reactivación del Pacto de Estabilidad el año que viene. Será el último ejercicio en el que estará vigente, ya que después se revisarán las normas fiscales con la intención de adaptarlas a la situación específica de cada país.
La idea es elaborar un programa de ajuste para cada Estado, de modo que la ratio de deuda entre en una senda de reducción, así como que el déficit se mantenga por debajo del 3% del PIB a medio plazo. Todo ello manteniendo un crecimiento económico sostenible.
Para lograrlo, «es necesario proteger las inversiones públicas, que son claves para las transiciones verde y digital», destacó el comisario de Economía, Paolo Gentiloni. Los países europeos deben transitar hacia una política fiscal «más prudente», reduciendo los gastos destinados a las medidas para apoyar a empresas y hogares frente a la crisis energética, entre otros.
Niveles económicos prepandémicos
Tras enfrentarse a los shocks provocados por la pandemia y la guerra en Ucrania, la UE ha conseguido evitar la recesión y alcanzar los niveles económicos previos. Las políticas europeas para apoyar a empresas y hogares frente a la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania tuvieron un coste del 1,2% del PIB en 2022 en la UE. Ahora los precios de la energía se han contenido y ese apoyo debe reducirse progresivamente, eliminando primero las medidas más generales y después las específicas», detalló el comisario de Economía, Paolo Gentiloni.
El vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, considera que «la etapa de los estímulos generales se ha acabado». Así, encomienda a los Estados miembros que presenten sus programas de ajuste del déficit y la deuda para lograr los «ambiciosos» objetivos marcados por Bruselas. Esta propuesta aún necesita el visto bueno de los ministros europeos de Finanzas para seguir adelante con sus planes y Dombrovskis espera lograrlo la próxima semana.