Àurea Rodríguez: «El patriarcado se ha digitalizado: el feminismo tecnológico debe existir»
ENTREVISTA. Con una carrera ligada a la innovación en empresas y organismos tecnológicos, hace gala de su vocación de divulgadora en un libro sobre el mundo digital y que apela sobre todo a las mujeres
Ya va por la segunda edición su primer libro, ‘Antes muerta que analógica’. Supongo que llega usted sin boli ni monedas en la cartera. ¿Es así?
Es así, totalmente.
Pero su libro no es analógico, lo ha publicado en papel.
Ahora haremos el ebook. También lo estamos traduciendo al inglés, y al catalán para Sant Jordi. El libro es una recopilación de artículos publicados en Crónica Global, Catalonia Talent e Infopunt, y en él han intervenido diferentes personas de referencia en los temas que trato, porque la innovación es una manera de ser y de hacer, pero sobre todo es colaborativa.
¿Uno tiene que ser 100% digital? ¿No hay término medio?
Ser o no ser digital ya no es una pregunta que nos podamos hacer, porque tenemos que ser digitales sí o sí. El libro explica que la tecnología es una herramienta que no tiene sexo, no tiene intención, y que el ‘para qué’ la utilizamos depende de nosotros. Ya no concebimos nuestra vida sin la tecnología digital, que utilizamos para comunicarnos con nuestros hijos, con la Administración, para ligar, para gestionar nuestra cartilla de vacunación, en el trabajo...
¿Durante la pandemia especialmente vimos que la tecnología nos podía ayudar?
Una de las mejores cosas de la tecnología es que nos conecta con el mundo. Hemos roto las barreras físicas, y esto es una revolución. Cambia el concepto que tenemos del conocimiento, de la educación, de los servicios... Muchas fronteras han desaparecido, con lo cual ¿por qué no tener el mejor profesor del mundo, el mejor médico del mundo? Lo tienes a un clic.
Si lo puedes pagar, claro.
Esa es otra revolución. Está claro que la tecnología se puede utilizar para bien o para mal. Todos tenemos un cuchillo en casa. El cuchillo lo utilizamos en la cocina, pero también hay quien lo utiliza para hacer daño. Con la tecnología pasa lo mismo.
¿Cuál es la clave para unir humanismo y digitalización?
Es sencillo, porque la tecnología es una herramienta para ayudar a las personas, y no al contrario.
¿WhatsApp, Zoom, o quedar para un café?
Depende de para qué. ¿Sustituyen las redes el contacto humano? No. Hay estudios que dicen que la creatividad ha disminuido muchísimo, y que para desarrollar ciertas aptitudes, por ejemplo en el ámbito de la educación, se requiere el contacto humano. De hecho, las aptitudes que la Organización Internacional del Trabajo dice que serán más demandadas en los próximos años –capacidad analítica, innovación y creatividad– son las que se desarrollan con el contacto humano. El titular del libro, Antes muerta que analógica, es sobre todo en clave feminista, porque la tecnología hoy nos empodera. Las mujeres no podemos quedar fuera de los ámbitos que más están creciendo.
¿Por qué empodera la tecnologia más a las mujeres?
Por ejemplo, porque puedo teletrabajar desde casa algunos días y puedo llevar a mis hijos al colegio, y para mí esto es calidad de vida, y para mis hijos también.
¿Cómo empoderar a las mujeres en Irán o en Afganistán? ¿Con tecnología?
Lo mejor que le puedes dar a una mujer es, primero, educación, porque eso le permitirá tener un futuro. Por eso lo primero que hacen los talibanes es prohibir a las mujeres ir a la escuela. Educar a las mujeres en temas de tecnología las empodera para tener un futuro. La mejor política feminista es dar un buen trabajo a las mujeres. Para tener un buen trabajo, hay que formarse y aprender.
¿Vamos a mejor, o a peor?
Cuando me dicen que hay más mujeres en posiciones directivas, y empresarias y que hemos mejorado, yo digo que no. En el ámbito de las tecnologías punteras apenas hay mujeres. Si buscas empresarias o gente que aparezca en la lista Forbes de ámbitos de la tecnología, verás que no las hay. Tampoco en inteligencia artificial. No las hay, o hay muy pocas. En Europa, las start-ups de base tecnológica están lideradas por mujeres entre un 13% y un 17%, y solo les llega el 4% de la inversión. Estas son las empresas que serán el futuro, con lo cual no estamos mejorando. Antes muerta que analógica apela a las mujeres, en el sentido de que no hay que tener miedo, hay que aprender y hay que tirar para adelante empresas y responsabilidades. No se trata solo de las carreras STEM [ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas], sino de todos los ámbitos.
Usted viene del mundo de la innovación. Ha visto nacer Eurecat y ha trabajado en Acció.
He trabajado muchos años en el ámbito de la innovación. Tuve la suerte de que Lluís Arola, como rector de la URV, me dio la oportunidad en su día de crear el Centro Tecnológico de Nutrición y Salud en Reus. Este centro después pasó a formar parte de Eurecat. Para mí fue un privilegio crear un centro tecnológico desde cero, y después hacerlo crecer con mucho esfuerzo y que sea una realidad en el territorio.
Usted es bioquímica.
De formación original soy bioquímica, sí. He ido realizando labores de gestión, he trabajado en muchos sitios y he aprendido muchas cosas. El mundo digital me apasiona y he hecho varios posgrados de blockchain, una de las tecnologías de futuro. Ahora trabajo en un proyecto europeo.
Dice usted: «Siri y Alexa son asistentes con voz de mujer, mientras que los algoritmos los definen hombres. A este paso seremos cuidadoras en el metaverso». ¿Qué propone?
Educarnos y formarnos, lanzarnos, empoderarnos, visibilizarnos, procurar que las mujeres cobren lo mismo que los hombres, procurar por la conciliación, procurar que la tecnología no sea masculina, que no haya sesgos. Comunicarlo, porque no nos damos cuenta pero esta brecha es silenciosa. El nuevo mundo que se está creando no lo estamos viendo, pero nos lo encontraremos. La perspectiva femenina no está en el metaverso.
También dice: «El patriarcado se ha digitalizado».
Totalmente. Sea con corbata o sea con deportivas, las start-ups tienen mayoritariamente un perfil masculino. En el ámbito tecnológico, que es el que está creciendo más, y que será la base de nuestra economía del futuro, insisto en que el feminismo tecnológico tiene que existir.
Hay a quien le asusta la inteligencia artificial...
Dentro de poco, todos tendremos una inteligencia artificial en casa. Hay que entender para qué sirve, cuáles son sus riesgos, sus posibilidades. Las tecnologías las iremos adoptando. No hay que verlo como una cosa futurista o algo que no se entiende o asusta porque pensemos que las máquinas sustituirán a las personas. La finalidad última es el humano. Hoy en día tenemos conocimiento y tecnología suficiente como para que nadie pase hambre en el mundo, y como para tener todos energía.
Vamos a tener que hablar de política...
Es que lo que nos va a matar en todo caso serán las decisiones políticas, no la tecnología.
Los últimos capítulos del libro están dedicados a la ética y a los marcos regulatorios necesarios en el mundo tecnológico. ¿Lo tenemos claro?
No.
El espíritu desregulador llevó a la crisis financiera de 2008. ¿Existe un peligro similar en el ámbito tecnológico?
Existen dos modelos, el modelo capitalista, en el que las grandes empresas tecnológicas tienen el poder; y el modelo chino, en el que es el Gobierno el que tiene el poder. Son dos tipos de dictadura, al fin y al cabo.
¿En Europa se hace todo más lento pero más seguro?
Europa se erige un poco como un entorno en el que el humanismo tecnológico tiene que florecer. Confío mucho en la visión europea. De hecho, se habla del segundo Renacimiento europeo, basado en poner a las personas en el centro de la tecnología gracias a los marcos regulatorios.