Un estreno exigente para el Nàstic
Los granas reciben a la UD Logroñés en el primer partido de liga y con el ascenso como máximo objetivo
Ya lo decía Raül Agné el viernes en la sala de prensa del Nou Estadi que lo bueno de la vida es que a veces te da segundas oportunidades. El Nàstic vive desde el 11 de junio de 2022 con una herida que no ha cicatrizado y que tardará años en hacerlo. Ese día Balaídos fue un escenario que pasó de sueño a pesadilla. El conjunto grana saboreó la cara más amarga del fútbol en un partido en el que el Villarreal B le mandó a la lona con dos golazos de Jackson y le dejó sin ese tan ansiado regreso al fútbol profesional. Por eso se recuerda con tanta rabia, pero todavía genera más crispación cuando uno piensa que hubiese sucedido si no le hubiesen anulado ese gol en la primera mitad a Alex Quintanilla. Con el 0-1 el Nàstic hubiera estado en su salsa y como repiten cada día en el vestuario del Nou Estadi los supervivientes de la decepción, hoy sería equipo de Segunda División.
Nadie quiere olvidar esa derrota porque en el fútbol y en la vida las decepciones pueden servir como gasolina. Eso pretende el Nàstic esta temporada que no se ha quedado de brazos cruzados y lamentándose. Han levantado la cabeza y la dirección deportiva liderada por David Comamala ha confeccionado una plantilla de altos vuelos en la que hay fe ciega en todas las esferas del club. Nadie discute que el conjunto grana tiene uno de los equipos más potentes de la categoría y es claro favorito al ascenso, pero eso hay que demostrarlo sobre el verde. No existe juez más firme que él.
El primer paso para ello lo debe dar hoy en su estreno oficial en el campeonato liguero. El primer partido es una prueba de fuego. La carrera arranca en sexta. La UD Logroñés, un equipo que el año pasado se metió en el play off de ascenso pero cayó precisamente ante el Villarreal B en semifinales, es el rival que visita el Nou Estadi en la primera jornada de liga a partir de las 19.30 horas. Un contrincante de altos vuelos que ha confeccionado una plantilla para seguir buscando el regreso a un fútbol profesional que volvió a pisar hace solo dos campañas atrás. La etiqueta de recién descendido ya le ha desaparecido, pero eso no impide contemplarle como uno de esos equipos que apuntan a estar arriba si la lógica se impone.
Lo bueno de debutar en casa es que el Nàstic ha demostrado en las últimas campañas que es un equipo que allí se impregna de fiabilidad. Sin ir más lejos, el año pasado logró el mejor inicio de su historia en su feudo al conseguir sumar cinco victorias en sus primeros cinco partidos como locales. Sin embargo, los granas deberán pelear contra una maldición que le lleva a sumar 12 años seguidos sin conocer la victoria en la primera fecha de campeonato.
Además, los de Raül Agné llegan en un estado de incertidumbre en cuanto a efectivos porque la pretemporada no ha sido nada respetuosa con el tema de las lesiones y ha dejado a varios soldados caídos por el camino. Bajas seguras son Joan Oriol, que debe cumplir un ciclo de sanción de dos partidos, Pedro del Campo, que sigue recuperándose de una lesión fibrilar, y Andrei Lupu, que está en la fase inicial de recuperación de su doble fractura de mandíbula. Entre algodones están Pol Domingo, Aarón Rey, Nil Jiménez y Ander Gorostidi que podrían llegar al partido de esta tarde, pero de manera muy justa.
Once serán los elegidos en un ramillete más corto de lo habitual para Raül Agné. Lo que está claro es que el técnico de Mequinenza buscará contar con un equipo competitivo y que ofrezca una cara parecida a algunos tramos de la pretemporada en los que ha demostrado ser un conjunto que este año quiere apostar más por tener el balón a ras de suelo.