Semana clave para el futuro de Marc Fernández

En las próximas horas debe resolverse la situación del futbolista que sigue contando con la confianza deportiva

Marc Fernández es un asunto crucial. De trascendencia, dentro de la mecánica de funcionamiento del Nàstic. El extremo barcelonés es un campo de batalla entre la parcela económica y la deportiva. Entre la visión empresarial aportada por el accionista Fredrik Wester y la confección de un equipo con garantías para competir por el ascenso a Segunda División que pretende la parte del Consejo más asentada. Aunque ello suponga una nueva ampliación de capital en 2025.

En los próximos días se tomará una decisión final sobre la continuidad del extremo catalán. Son horas claves para dar carpetazo al asunto. Hacia un lado o hacia el otro.

El jugador sigue contando con el apoyo del cuerpo técnico y también de los responsables deportivos. Es uno de los capitanes del equipo y mantiene la confianza intacta de que seguirá siendo una figura determinante en la plantilla. Dentro y fuera del campo.

Porque el rol de Marc Fernández va más allá de su aportación en el terreno de juego. Por eso, no es una decisión más dentro de la confección de la plantilla. Es, en el peor de los casos, decirle adiós a un jugador con una importante trascendencia dentro del vestuario, como destacan desde dentro del club. Una persona que ha sido un gran apoyo para el grupo y en especial para los jóvenes que le han visto como un veterano que les ha hecho crecer como jugadores. Un perfil de esos que el día que cuelgue las botas le lloverán las ofertas para incorporarse a un cuerpo técnico.

Rescindir a Marc Fernández también supone prescindir de un jugador que ha sabido ganarse el cariño de la afición grana. Solo hace falta ver el movimiento en las redes sociales del Nàstic cuando se supo que el club le había pedido que se buscara equipo. La respuesta de la masa social grana en X fue unánime a favor de la continuidad del extremo.

Y es que Marc F. ha calado en el entorno. Ha encajado en la idiosincrasia de la entidad y ha dado lo cara en los peores momentos de la temporada, saliendo en las ruedas de prensa más críticas. Junto con Joan Oriol han lidiado los asuntos más complicados que tocó vivir la pasada temporada.

Marc Fernández renovó su contrato con el Nàstic de manera automática después de disputar su partido número 22 la pasada temporada. Es decir, se ganó su continuidad en el campo. Indiscutible, incluso de manera objetiva.

Una renovación que ya suscitó problemas en el seno de la entidad. Pero no había nada que discutir. Era una cláusula de su contrato. Había que cumplir.

Poco antes, en invierno, surgió la posibilidad de desprenderse del futbolista. Pero desde la vertiente deportiva, en los despachos y en el cuerpo técnico, se tenía total confianza en el futbolista. Estaban convencidos de que iba a ser un jugador determinante en la segunda vuelta. Como así fue. Cuatro de los cinco goles que anotó fueron en la segunda parte del campeonato. Tres de ellos determinantes, puesto que valieron seis puntos.

Al finalizar el curso, con el frustrado ascenso a Segunda División, llegó la hora de analizar la plantilla y tomar decisiones. La parcela deportiva lo tiene claro con Marc Fernández. Lo quiere sí o sí. Por su parte, según fuentes del club, Fredrik Wester mantiene unas líneas marcadas sobre el coste y la edad de los jugadores. De nada, dicen, le sirve las facilidades salariales que ha dado el propio jugador para seguir en el Nàstic. La situación ha llegado a un punto crítico que se solucionará esta semana.

Marc Fernández no es el único futbolista de la plantilla al que le abrieron las puertas. Gorka Santamaría también recibió la ‘invitación’ de buscarse un nuevo destino, pese a tener contrato en vigor. Su caso es diferente. Las dos partes están de acuerdo en su salida. El rendimiento no ha sido el esperado, ni tampoco el adecuado a nivel salarial. Ha jugado poco y solo ha marcado un gol, en la final del play-off de ascenso.

El delantero bilbaíno podría estar cerca de resolver su salida y dejar Tarragona un año después de llegar.