El Nàstic llega a la final ante el Málaga con fe absoluta en el ascenso a Segunda
El conjunto grana recibe esta tarde al cuadro andaluz, a las 20.30 horas, en el Nou Estadi con el objetivo de igualar o mejorar el 2-1 de la ida para estar la próxima temporada entre los 22 equipos de la Segunda División
Esta es una previa especial. Diferente. Porque hoy, 22 de junio, puede ser un día histórico. Debe ser un día histórico. Para el Nàstic y para Tarragona. El primer equipo de la ciudad aspira a regresar al fútbol profesional. A su hábitat natural en estos últimos 20 años. A una posición de privilegio en donde se codean los grandes clubes del país. La élite más selecta. Una mesa en la que se despachan raciones generosas, los mejores vinos y en donde las luces de la pista brillan más. Un escenario donde el dinero deja de ser un problema.
Porque esta tarde, a partir de las 20.30 horas, en el Nou Estadi está en juego el futuro de la entidad. La asfixia económica con la que la Primera RFEF somete a los clubes potentes, y el Nàstic es uno de ellos, sin ninguna duda, es insostenible. Todos buscan escapar de una categoría que se asemeja más a unas arenas movedizas que al barro. Cuanto más te mueves por escapar, más te atrapa.
Que el Nàstic pueda, por fin, dejar atrás las penurias de la tercera categoría estatal tiene algo de justicia futbolística. A los granas se les ha golpeado más que a ningún otro club. No solo por el recuerdo reciente de Vigo. Hay quien tampoco olvida la fatídica tarde de Llagostera. Los síntomas de ese acoso y derribo todavía hoy son presentes. 1 años, 3 meses, y 2 días sin un penalti a favor. 460 días. Y aún hay que escuchar protestas de rivales por un arbitraje favorable al Nàstic. Si los granas ascienden, seguro, no será por los de negro.
Decía Raül Agné, uno de los mejores entrenadores que ha pasado por Tarragona en una entrevista al Diari, que «sería ideal que fuera un técnico de la casa el que devolviera al Nàstic al fútbol profesional». Una verdad como un templo. Porque hasta aquí nos ha traído un chico de la casa. Dani Vidal lleva desde los 8 años en el Nàstic. Conoce al dedillo los entresijos de la entidad. Sus rincones más alejados. Por dónde entra la mejor luz. Qué sofá es el más cómodo. Y sobre todo, cómo hacer las cosas en el Nàstic. A lo grana. La receta preferida de la Budallera. No ha podido tener mejores pinches. Iván Moreno, Jordi Abella y Manuel Oliva. Conocedores, como él, de las medidas perfectas de la Mamadeta y de la espineta amb caragolins.
Sus pupilos, esa plantilla diseñada desde el corazón, han ejecutado el plan a la perfección. Que mucho del ‘producto’ sea de ‘km0’ ha ayudado a ello. Varo, Parra, Joan Oriol, Pol Domingo, Óscar Sanz, Montalvo, Marc Álvarez o Jaume Jardí han puesto el acento territorial en un equipo que ha sumado a ello talento, oficio y disciplina con los Nacho, Trigueros, Concha, Borja, Godoy, Marc Fernández, Mario, Gorostidi, Andy, Recio, Tirlea, Dufur, Mula, Pochettino o Gorka Santamaría. Todos han tenido su momento a lo largo del curso. Pequeño o grande sobre el césped. Más intenso en un vestuario humilde y sano a partes iguales.
Podríamos decir qué once saldrá. Por quién optará Dani Vidal. Pero a lo largo de 38 jornadas y los 3 partidos de play-off han demostrado que salga quien salga el Nàstic siempre compite.
Un equipo que ha conseguido atrapar a la afición como hace tiempo que no se veía en Tarragona. Una hinchada que se ha volcado con el equipo desde la jornada 1. Lo ha acompañado por toda España. Desde Sestao bajo la lluvia, a Lugo, Riazor y Málaga.
Un Nou Estadi que se vestirá con las mejores galas. Que no dejará ni un hueco libre. Suyo debe ser el primer gol. De su aliento dependerá aprovechar las fases de dominio y soportar las ofensivas del rival.
Por todo ello, por unos, por otros, por todos, la fe en el ascenso debe ser absoluto. Dejar las dudas aparcadas fuera del Nou Estadi. Entrar convencidos de vivir una tarde de fiesta. Una celebración merecida. Solo hace falta una victoria para igualar el 2-1 que sacó el Málaga en La Rosaledad. Una ‘remontada’ que no lo es tanto. Al Gimnàstic le vale con ganar por un gol de diferencia para subir. Hacerlo por dos tantos, evitaría una prórroga de infarto.
Un último triunfo. Es lo que separa al Nàstic de LaLiga2, sea Hypermotion, Santander, BBVA o como sea el nuevo patrocinador que consiga Javier Tebas.
Delante, no hay que olvidar, está todo un Málaga. Un club, una ciudad y una afición de Champions League, no hace tanto. Merece todo el respeto. Un equipo plagado de talento. Con dos jugadores decisivos, como demostraron en el partido de ida Roberto y Herrero.
Los boquerones comparten el sueño del Nàstic, aunque el recuerdo del fútbol profesional esté más presente. Es su primera temporada en Primera RFEF. Un año más, tampoco les pasará nada.
El Nàstic necesita y merece volver al fútbol profesional ya.