París enciende la llama de los Juegos Olímpicos

Por primera vez el desfile de los países y la inauguración salieron de su hábitat natural para mostrarse al mundo a través del río Sena. Una incesante lluvia acompañó todo la ceremonia

Hubo que esperar a los Juegos de la XXXIII Olimpiada para vivir algo así, lo nunca visto en una ceremonia inaugural. Por vez primera, el momento más significativo, el desfile de todos los países participantes, y el más solemne, con los discursos oficiales y el encendido de la llama olímpica, salieron de su hábitat natural, el estadio, para mostrarse a través de la arteria principal de París, el río Sena, a todo el mundo. Fue el concepto de una ciudad vida que se convirtió en elemento principal de un acto que nació en 2018 en Buenos Aires y que la organización de París se encargó de agrandar y mejorar para estar a la altura de lo que merecen unos Juegos Olímpicos donde se ha hecho historia, pese a la lluvia.

En las horas previas, París ofrecía todavía esa cara extraña de ciudad 'tomada'. La seguridad ha sido una obsesión durante los días previos al inicio de los Juegos, y las inmediaciones del Sena seguían cortadas al tráfico. 45.000 agentes estaban destinados en la capital parisina para controlar todos los movimientos sospechosos, labores de vigilancia, controles de calles y accesos...

A las 19.30, un vídeo mostraba a un actor portando la llama olímpica hasta un estadio vacío. En medio de su estupor, Zinedine Zidane convertido en una especie de agente 007 sale a la carrera a través de París sorteando todo tipo de obstáculos para llevar la llama al Sena, el lugar central de esta ceremonia. A partir de ahí, bajo los aplausos de los presentes en el escenario al aire libre del Trocadero, se desarrolló un espectáculo muy bien engrasado, donde el ritmo lo marcaban las actuaciones programadas a orillas del Sena mientras comenzaba el desfile de los barcos con las delegaciones de los 206 países participantes en estos Juegos. Por el río navegaron 94 barcos que completaron una singladura de seis kilómetros: del puente de Austerlitz al de Iéna. Se movieron a ocho kilómetros por hora y tardaron en completar el recorrido unos 40 minutos.

Desde Austerlitz se fueron turnando las salidas, por supuesto el equipo griego al frente con Giannis Antetokounmpo, estrella de la NBA, como el primer abanderado de la ceremonia. Cuando Grecia asoma al frente, el simbolismo de los Juegos se esparce por todos los rincones de un acto inaugural olímpico. Detrás, el resto de países, con el muy aplaudido equipo de refugiados justo detrás de la representación helena.

La primera sorpresa, aunque menos, llegó de la mano de Lady Gaga. Era un rumor en boca de todos que la estrella musical sería una de las que actuaría en la ceremonia y lo hizo con una actuación grabada en los días previos en los que interpretó 'mon truc en plumes', de Zizi Jeanmarie. La segunda sorpresa, aunque no tanto, volvió a ser la lluvia, que arreció cuando apenas se llevaban 45 minutos de ceremonia. Un invitado terrible para las más de 320.000 personas presentes a los largo del recorrido, sin más protección que los paraguas y los ponchos con los que capearon el temporal. Una situación que a su vez deslució las actuaciones, ya que mientras en París diluviaba, Lady Gaga o Aya Nakamura cantaban en seco. Lo mismo que los cerca de cien mandatarios y los miembros del movimiento olímpico que siguieron con atención el espectáculo desde Trocadero. Ellos fueron los únicos en no mojarse, al tener una tribuna cubierta habilitada para ellos frente a la Torre Eiffel.

La delegación española

A las 20.35 llegó el momento de la delegación española. El barco con los representantes de los 382 deportistas que tomarán parte en estos Juegos -no estaban todos porque un grupo importante todavía no ha llegado a París y otros, caso de Maialen Chourraut, compiten este sábado y no pudieron estar presentes- con Marcus Cooper y Támara Echegoyen, abanderados, navegó por el Sena cuando más llovía, pero dio igual.

En sus sonrisas se reflejó lo que ambos abanderados explicaron horas antes del desfile en una rueda de prensa. «Somos unos privilegiados que representamos a 46 millones de españoles», declaró Echegoyen, mientras Cooper recordaba las palabras y el consejo que le dio Saúl Craviotto, abanderado en Tokio. «Mira atrás y verás las sonrisas de todas las personas a las que representas».

La luz del día fue cayendo, era lo que buscaban los organizadores, para que el espectáculo se iluminara con las luces de las orillas y con los proyectores instalados en Trocadero.

Era el desembarco de la fiesta, de la paz olímpica, de la apertura de los Juegos de la XXXIII Olimpiada, ese periodo donde el deporte paraliza el mundo. Es lo que se desea que suceda también desde hoy, que las tensiones mundiales y las amenazas de atentados queden de lado y que en París y en todos los rincones del planeta, desde hoy y hasta el día 11 de agosto, no se hable de otra cosa que de hazañas deportivas, de récords y de ejemplos de superación. Los Juegos Olímpicos de 2024 ya están aquí. Hora de disfrutarlos

En un secuencia memorable, historia viva del deporte y del olimpismo, Zinedine Zidane, Rafael Nadal, Serena Williams, Nadia Comaneci y Carl Lewis se pasaron la antorcha olímpica camino del pebetero. Lo encendieron Teddy Rinner y Marijo Pérez.