La derrota más dura del Nàstic

El descalabro de los de Dani Vidal ante el Arenteiro supone un claro aviso para el equipo. Desde el 0-4 del Eldense del 26 de febrero de 2023 que no se encajaban 4 goles

El Nàstic de Dani Vidal vivió su peor tarde desde que el técnico tarraconense tomó el mando del equipo hace dos temporadas a medio camino. Si algo había caracterizado siempre a los granas es que su capacidad para competir nunca había sido puesta en duda. Al Nàstic le podían salir o no las cosas, pero la sensación de dejárselo todo sobre el campo siempre estaba. Da igual si se ganaba, se empataba o se perdía, el equipo tarraconense nunca dejaba de dar la cara.

«Hoy el Nàstic no ha saltado al campo», afirmó el capitán, Joan Oriol. «No hemos competido, aseguró Ander Gorostidi. «Hoy nos han puesto los pies en la tierra», espetó Dani Vidal, técnico del Nàstic. Tres voces autorizadas del vestuario grana dieron la cara tras la debacle ante el Arenteiro. Era lo que tocaba. Nunca habían superado al Nàstic de Dani Vidal de esa manera en un terreno de juego.

El 4-0 fue un firme reflejo de lo visto sobre el verde. El conjunto gallego fue mejor, tuvo más acierto y, lo que más preocupa, superó a los tarraconenses de manera clara en intensidad. Las derrotas suelen excusarse casi siempre en este último factor. Muchas veces es un argumento populista y fácil. Este pasado domingo no fue el caso, fue una realidad como un templo.

Al Nàstic nunca le habían marcado cuatro goles en contra con Dani Vidal al frente. La última vez que sucedió fue en la temporada 2022-2023 en la jornada 25 y terminó con el cese de Iñaki Alonso y la llegada de Vidal al banquillo grana. Allí cambió el Nàstic porque pasó a ser un equipo competitivo que salvó con holgura la categoría.

De hecho, si algo ha priorizado el técnico siempre es el orden y el rigor defensivo. El año pasado, el conjunto grana fue el mejor equipo defensivo de la categoría. Solo encajó 24 goles en toda la temporada regular y este año ya suma 11 tantos en 8 ocho jornadas. Casi la mitad.

De hecho, a estas alturas de temporada, el curso pasado solo se habían encajado tres goles. En un solo partido, ante el Arenteiro, se encajaron cuatro de golpe. La diferencia es tremenda y preocupa porque los goles encajados vienen motivados por errores evitables en la mayoría de casos.

El Nàstic debe hacer un lavado de imagen. Un reseteo total. Es momento de mirarse a la cara, entonar el mea culpa (ya se ha hecho), y comenzar a preparar el partido de la próxima jornada ante Osasuna Promesas.

Dani Vidal y los suyos regresarán al Nou Estadi, ese feudo que siempre les lleva en volandas y en el que está temporada permanecen invictos.