La Lupuneta vuelve a rodar
Tras un mes de baja, el delantero hispano-rumano del Nàstic regresó al césped para arrancar un importante punto en El Collao ante el Alcoyano
Andrei Lupu se retiraba del césped del Estadio de Las Gaunas el 12 de noviembre lesionado. En su segundo partido oficial como titular en el Nàstic apenas podía disputar 13 minutos de la eliminatoria de Copa del Rey frente al Racing Rioja. Le dio tiempo, eso sí, a anotar el 0-1 que ponía de cara el pase a la siguiente ronda. Un mes después, el delantero nacido en Rumanía pero criado en Logroño dejaba atrás sus problemas físicos para regresar al verde y hacerlo en el mismo punto en el que lo había dejado, marcando.
Un gol que arañaba un punto para el Nàstic en Alcoy. Con diez jugadores por la prescindible expulsión de Montes, Lupu cabeceaba al fondo de la red un centro preciso de Bonilla desde la izquierda. Un remate de los llamados plásticos. «Hermoso», que dijo el técnico Raül Agné en las declaraciones post-partido. El golpe de cuello para prolongar el envío lejos del alcance del meta rival fue de killer puro. De rematador canibal. De ‘9’. «Soy un jugador que me muevo en el área. Si hay balones soy como un ratón y los intento aprovechar», aseguraba el futbolista tras finalizar el encuentro.
Mérito tuvo el pase. Bonilla sacó el guante para servirle un balón medido a su compañero y amigo. La relación de ambos es espectacular. Dentro del campo se entienden a la perfección. En Olot, en partido de pretemporada, ya se vio cómo el soriano buscaba rápidamente a Lupu. Se leen con facilidad y hace que cualquier balón que enganche Bonilla pueda convertirse en un pase de gol a Lupi. Fuera también se nota que ambos tienen una relación más allá del vestuario. Una conexión que apenas ha podido ponerse en práctica sobre el campo. Juntos sobre el césped los dos futbolistas apenas suman una hora en liga, más los 13 de Copa del Rey. Ni un partido y ya han producido un tanto.
Lupu se estrenó con el Nàstic en partido oficial en Copa del Rey y desde que ha abierto la lata marca cada 15 minutos. Los 13 del torneo copero y los 15 que sumó en Alcoy.
Un demostración de que tiene una relación especial con el gol. Un olfato que demostró en Soria en los meses que salió cedido al Numancia la temporada pasada. Marcó un gol en la mitad de los partidos que disputó con la camiseta rojilla (9 tantos).
En Tarragona se intuía. En pretemporada hacía goles como churros. Uno al Zaragoza, otro al Atlètics Móra y dos más al Olot. Iba lanzado al once titular pero en un desafortunado golpe en Castelldefels, en Copa Catalunya, se fracturó la mandíbula. No pudo comenzar la liga y hubo que esperar a la séptima jornada para el debut del atacante. Con Pablo y Guillermo asentados como delanteros titulares, Lupu le tocó aguardar su momento. Lo tuvo en Logroño, en casa, en el partido de Copa del Rey. Allí, ante su familia, anotó su primer gol oficial con la camiseta del Nàstic, aunque luego otra lesión gripó su arranque.
Esos problemas físicos han impedido que el ‘9’ del Nàstic pudiera explotar su instinto goleador, pero no que la afición haya encontrado en Lupu uno de esos jugadores especiales. ‘Uno de noi’, como dicen. Su entrega total, su humildad y naturalidad tanto dentro como fuera del campo le han granjeado un cariño único con la afición. Si le añade los goles, acabará con todo el Nou Estadi rendido a los pies del futbolista. Con toda la afición grana subida a Lupuneta con destino Segunda División.
Después de los minutos de Alcoy, con gol incluido, el futbolista quiere acabar el 2022 con unos minutos más en Copa del Rey ante el Málaga, este jueves a las 21.00 horas en el Nou Estadi.