Kiko Casilla, del Río Francolí al Coliseum Alfonso Pérez
El portero de Alcover jugará esta temporada en el Getafe. Durante este verano se preparó en diferentes puntos de la provincia para ponerse a tono
Kiko Casilla puede estar conociendo esta temporada los últimos eslabones de su trayectoria en el fútbol profesional. Tras dejar atrás su andadura por Leeds y Elche y cerca de cumplir los 36, su último destino ha sido Getafe, localidad a la que llegó en agosto para ponerse a las órdenes de un viejo conocido para el de Alcover, el también exmadridista Quique Sánchez Flores, quien ya lo tanteó, sin éxito, cuando empezó a despuntar en las filas del Real Madrid.
Pero Kiko se quedó sin equipo a inicios de este verano tras romper su contrato con el club inglés, el cual le permitió, en 2019, salir del banquillo en que se había postrado tras su paso por el Real de Zidane, y eso condicionó al meta. Quedarse sin club, aunque fuesen unos días, espesó la intachable trayectoria de quien, hoy por hoy, es uno de los deportistas de la provincia que más méritos ha alcanzado en toda la historia, y, sin dudarlo, tiró de agenda para continuar formándose fuera de la órbita profesional. En este caso, lo hizo durante dos semanas bajo la atenta mirada de Óscar Ruiz, Rodri para los amigos, cancerbero tarraconense retirado por cuestiones de salud que sigue dando rienda suelta a su pasión bajo los tres palos en su academia de porteros.
«Se acordó de mí por haberlo invitado anteriormente a nuestros campus de verano, me escribió por redes y, aunque no me creía mucho que fuera él de verdad, acabé reconociendo la autenticidad de sus palabras», alega con la ilusión todavía a flor de piel el profesor de porteros. No tardó en planificar a Kiko distintas sesiones matutinas marcadas por el rigor y la precisión, que quiso organizar en esos días de verano en ubicaciones tales como el campo de fútbol de Alcover, la playa de la Pineda y en los jardines aledaños a la desembocadura del río Francolí, en Tarragona. Los vídeos que grabó Ruiz, y que Kiko hizo públicos luego, corroboran sus explicaciones.
Óscar sostiene que, con su hijo Julen de escudero en sus hazañas didácticas, se atrevió a dar alguna indicación a Casilla, predispuesto a aprender de él desde el principio, pero, como argumenta, «no puedes decir que hace algo mal a alguien que ha llegado tan lejos y tiene tanto recorrido como él». Kiko Casilla sufrió alguna quemadura en la piel durante los primeros días en el césped del estadio de Alcover, «que notó algo duro para su gusto», por lo que entrenador y alumno decidieron buscar otros entornos para maquillar blocajes de balón, velocidad, colocación y juego aéreo.
Casilla terminó sus clases tarraconenses y más tarde fue presentado en el Coliseum Alfonso Pérez para enrolarse al Geta de Flores. Pudo ser fundamental no perder el hilo y seguir formándose con Ruiz, «algo que le ayudó a seguir conectado a un estilo de fútbol en el que, si uno no se prepara mentalmente y físicamente a diario, se pierde cualquier tren», añade Albert Martínez, nutricionista deportivo nacido también en Alcover. Lo mismo que sostiene otro portero retirado, ex del Getafe y de tan alta proyección como Kiko, Javier Sánchez Broto, quien, en declaraciones al ‘Diari’, ve todavía un largo recorrido para esos porteros que, con suficiente veteranía en sus espaldas, todavía tienen mucho que demostrar.