Joan Domingo, con rumbo fijo a la victoria en Optimist

El regatista del Club Nàutic Cambrils ha completado un año excelente: campeón de Catalunya, de España y subcampeón mundial

Los monitores del Casal de verano del Club Nàutic Cambrils fijaron su mirada prácticamente al unísono en uno de los Optimist de la flota. A bordo de la pequeña embarcación con la que se aprende a navegar en vela uno de los participantes mostraba una destreza fuera de lo común. Enfundado en un voluminoso chaleco salvavidas del que apenas sobresalían una cabeza y brazos su tripulante se movía continuamente de un lado a otro para sacarle el máximo partido a la vela y conseguir que el barco se deslizara. A aquel jovenzuelo, que entonces tenía ocho años, le habían bastado pocas clases. Lo apreció de inmediato Bea Muro, la responsable de aquel grupo que seguía todos sus movimientos de cerca desde la lancha de apoyo. De hecho le faltó tiempo, nada más regresar al Barlovento, para sugerir a sus padres, Susana y Joan, que no se lo pensaran y le inscribieran en la escuela de vela de la entidad. Que tenía madera de campeón.

Han transcurrido seis años de esa escena y Joan Domingo Cebamanos, aquel niño ahora ya con 14, se ha convertido en uno de los mejores regatistas de Optimist del mundo: quince días atrás, sin ir más lejos, se proclamó subcampeón del mundo por equipos en aguas de Sant Pere Pescador, formando parte de la selección española.

Joan Domingo, durante una regata. FOTO: Cedida

Un éxito con el que ha cerrado una espectacular temporada en la que se ha llevado también los títulos de campeón de Catalunya y de España, además de acabar como primer clasificado en el ranking español de esta clase.

«No me esperaba hacerlo tan bien, la verdad. Ha sido un año increíble», explica a modo de balance el propio Joan, un niño muy maduro y con las ideas muy claras para su corta edad.

Diversión en el agua

«He aprendido a mantener la calma y a divertirme en el barco. Ahora controlo todo eso mucho mejor. Recuerdo algunas competiciones en las que al final de la penúltima jornada iba líder y luego por la noche estaba muy nervioso pensando en las regatas del día siguiente. Me pasó en Torrevieja, por ejemplo», añade al respecto Domingo, quien después de Bea Muro tuvo también como entrenador en el club cambrilense a Oriol Oliva y en la actualidad, a Leandre Garcia.

El joven regatista tarraconense asegura que lo que más le gusta de la vela es el buen ambiente que se respira siempre entre los participantes en las pruebas allá donde va a competir y también en el propio club cambrilense, donde asegura que mantiene un ‘pique’ sano con varios de sus compañeros como Iker Múgica, de su misma edad y otra de las más destacadas promesas de la flota local.

La vela también comporta sus sacrificios, ya que las competiciones y los viajes le obligan a perderse multitud de días de escuela (este año ha cursado segundo de ESO en el colegio Institució Tarragona). «Muchas veces le toca estudiar y hacer deberes incluso en los trayectos en el coche», explica Susana, su madre. A pesar de ese condicionante su hijo es un excelente alumno.

Joan Domingo, liderando una competición. FOTO: Cedida

A Joan le queda todavía un año más en la clase Optimist, con la que se puede navegar hasta los 15 pero no más allá. Así que ya piensa también en la elección de la siguiente embarcación a la que le tocará subirse a partir de 2025. «Creo que será o bien el Nacra 15 o el 420, que son barcos más tácticos, porque el Ilca que es otra de las opciones exige mucho físicamente», desvela del todo convencido.

Domingo se ha ganado a pulso todos sus honores en el agua, aunque es cierto que ya estaba empapado de ese vínculo con el mar a través de sus padres, que disponen de un crucero de 42 pies, el Chronica, con base en el propio Club Nàutic Cambrils. Un barco con el que Joan se aficionó a la vela durante las vacaciones veraniegas familiares en Baleares y en las que también él se ponía a menudo al timón al lado de su padre, expracticante además de las clases Vaurien y Europa.

Sus otras aficiones

Tal es la pasión del pequeño Joan que también le encanta practicar windsurf y wake, modalidades a las que añadirá, en breve, el wing foil, el último regalo familiar que aún no ha podido probar.

Al margen de las acuáticas entre sus aficiones también figura el Lego Technic, con el que suele realizar diseños de lo más ingeniosos que primero idea y luego pone en movimiento en casa.

Quizás por ello, fruto de esos dos jovis por la vela y la invención, tiene bastante claro ya que sus estudios de futuro posiblemente se acaben decantando por la ingeniería naval.

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