Jan, el patinete volador de Bellvei
Practica en la pista de Calafell que se llena de seguidores para ver sus acrobacias
Tenía 2 años cuando se subió a un patinete y ya no ha bajado. Cuando cumplió 3 años le dijo a su madre que ya podía quitarle la tercera ruedita de su patinete porque era mejor con dos para hacer ‘trucos’. «Porque con dos años ya se tiraba por las rampas», explica su madre Carla Alba.
Con 8 años, en noviembre hará 9, Jan Schroter Alba, de Bellvei, ha sorprendido al mundo por su habilidad y atrevimiento con el patinete. En el último mundial celebrado este mes en Inglaterra quedó tercero en su categoría.
Cuando practica en el skatepark de Calafell, done suele acudir casi a diario, es un espectáculo.
Jan participa en competiciones de scootter (así se llama la disciplina del patinete) desde que tenía 6 años. Además del tercer puesto en el Mundial, este año ha logrado ser Campeón de Catalunya y quedó tercero en el Campeonato de España en la categoría Sub 12, para menores de doce años. Compitiendo con deportistas mucho mayores que él.
Jan va al colegio a Bellvei. En patinete, claro. Ya desde muy pequeño iba a clase en patinete y al salir del colegio acudía al skatepark que había en el pueblo donde pasaba las horas y ya sorprendía a quienes le veían.
Aquel skatepark se desmontó pero ya estaba construida la flamante pista de Calafell con su rampas, half, miniramp, quarter pipe, rampa inclinada... palabras que el chaval domina y que su madre ha tenido que ir aprendiendo.
Fue en Calafell donde Jan asombró a muchos. «Me dijeron que le apuntase a un club, que le hiciese un perfil de Instagram para mostrar lo que que hace».
El chaval juega a hockey en el Calafell, pero tras los entrenamientos no duda en coger su patinete y volar en el skatepark que hay junto al pabellón.
Drop-Ins, manuales, el Tic-Tac, el Ollie básico, Ollie 180... «Ya nos hemos tenido que aprender las acrobacias», reconoce Carla.
Recorrer skateparks
«Me paso todo el día en skateparks», explica la madre de Jan. En el de Calafell, el de Igualada, el de Granollers, que además está a cubierto. Porque el chaval a través de internet busca las pistas que supongan un mayor reto.
En su perfil de Instagram comparte vídeos y consejos para los ‘trucos’, como les llama, y acrobacias con otros deportistas de todo el mundo. «Y patinadores mayores que él quedan asombrados de lo que hace». Tiene seguidores de toda España
Los deportistas de Scooter piden que la disciplina sea olímpica y que se contemple como actividad extraescolar. En las pistas se juntan un montón de chavales que comparten ilusiones y experiencias con el patinete.
¿Y a la madre no tiene miedo a las caídas? «Va con todas las protecciones... rodilleras, casco, bucal... Es su ilusión. Alguna caída ha habido claro». Pero Jan no llora por el golpe, «sino porque dice que no le sale el truco». Y los prueba y lo prueba hasta que lo logra.
Para los profanos es un patinete. Para los aficionados a ese deporte es un scooter. Apareció en la década de los 50 como medio para desplazarse pero con el tiempo las posibilidades que ofrecía desembocaron en el Freestyle, un deporte extremo en plena expansión.
Ciudades de todo el mundo crean parques especializados que se llenan de pilotos para probar sus habilidades. En Inglaterra, por el clima, muchos parques son cubiertos y con pavimentos de madera. Un sueño para Jan.