Gorostidi hace justicia (Nàstic 1-0 Barça Atlètic)
El equipo tarraconense se sitúa segundo en la clasificación con los mismos puntos, 7, que la Ponferradina
Solo le faltaba a este Nàstic una victoria en el 90’ para terminar de enganchar e ilusionar a la afición. Fue de justicia poética porque el conjunto grana fue superior al Barça Atlètic y casi se queda sin premio. El protagonista fue un actor de reparto que decidió acaparar focos con un golazo desde la frontal que encendió el feudo grana. Gorostidi firmó un gol de bandera para poner al Nàstic en la zona alta con 7 de 9 puntos y con la sensación de que este año hay motivos para creer.
Existen pocos partidos más complicados para un futbolista de Primera RFEF que cuando le toca medirse al Barça Atlètic. Da igual quien juegue porque ya se sabe que va a ser un partido de muchas carreras detrás de la pelota. Nada desespera más que correr tras el balón y hacerlo sabiendo que las opciones de recuperarlo son pocas o nulas. Por eso Dani Vidal planificó un partido con la experiencia como pilar. Son muchos años enfrentándose a los equipos de La Masía y eso genera conocimiento. Nada le pilló de primeras.
El Nàstic compareció en el Nou Estadi con las ideas muy claras. Un 4-4-2 que apretaba cuando podía la salida de pelota azulgrana y que si no lograba recuperar el cuero en los primeros metros instalaba la tienda de campaña en la divisoria. Era un plan de partido lógico porque el Barça Atlètic te acaba obligando casi siempre a ello, así que mejor hacerlo por voluntad propia y convencidos en la idea.
Lo cierto es que el filial azulgrana volvió a hacer lo mismo de siempre. Tenerla en campo propio con la frialdad que se inyecta desde pequeñitos en La Masía. En eso son los mejores, no hay debate. Marc Casadó conectaba la defensa con la sala de máquinas y Fermín López demostraba porque ya es miembro de la primera plantilla. No obstante, el Nàstic supo jugar en el alambre. No hubo apenas presiones estériles y el bloque medio resistió sin conceder apenas grietas.
El guion de partido pudo sufrir un sobresalto en los primeros minutos porque el Nàstic casi pica con veneno de serpiente. Hubiese sido el inicio soñado. Borja Martínez la tuvo con un disparo desde la frontal en el 4’ que obligó a Marc Vidal a sacar la manopla. En el 10’ apareció Pablo para conectar un cabezazo que pasó por encima del larguero.
Hasta ahí el plan de duelo era perfecto porque el Nàstic no sufría en defensa y en ataque generaba ocasiones de peligro en corrido y en estático. Con el paso de los minutos todo se fue empañando. El partido entró en un ritmo espeso, de mucha bola para el Barça y de mucha concentración defensiva para el conjunto grana. David Concha vio el ambiente apagado y se encendió un cigarro antes de armar el lío. Se fabricó una jugada por la izquierda de puro highlights. Se podría apellidar perfectamente Cancha y no Concha porque juega con la inocencia de un niño y con la poso de un veterano. Elástica, caño y delirio en la grada. Lástima que la jugada terminó en un centro despejado a córner.
Se acercaba ya el descanso cuando el Nàstic clavó la daga. Fue Jaume Jardí que picó a la espalda y Pablo Fernández detectó su movimiento y le metió un pase perfecto para dejarle solo ante Vidal. El reusense no perdonó con un disparo potente al primer palo. Solo un fallo arbitral pudo condenar al ostracismo la jugada al interpretar que Jardí estaba en fuera de juego. El linier no estuvo acertado y lo malo de esta categoría es que los fallos humanos no tienen solución tecnológica porque no existe el VAR.
No se esperaba que el partido virase tan rápido en la segunda mitad, pero lo hizo. Pablo tiró millas en tres cuartos y jugó con la mente de Fermín. Le hizo colapsar porque el onubense pareció no acordarse de que tenía una amarilla y le agarró con insistencia en la frontal para terminar derribándolo. Roja. A la calle. El barro es complicado para todos, incluso para los que marcan un gol en un Clásico de pretemporada.
La roja cambió el partido porque el Nàstic entendió que la superioridad de jugadores le daba la superioridad en el juego. De repente activó el modo protagonista en el que también sabe lucir. El equipo de Dani Vidal comenzó a tener más posesiones y a recuperar la pelota en campo contrario, ahogando al conjunto azulgrana. Ese arreón tras la roja casi tiene premio porque Domingo sacó un centro medido que Concha remató con un zurdazo seco. Vidal metió una gran mano para despejar y aliviar a su equipo.
El Nàstic estaba en punto de ebullición, pero no encontraba el gol y con el paso de los minutos tampoco las ocasiones. Por eso Dani Vidal decidió agitar el avispero y meter a Marc Fernández y Gorka Santamaría por Escudero y Concha en el ataque. Metía gol porque si ambos tienen estos dos futbolistas es eso.
Sin embargo, el tanto de la victoria lo marcó el que nadie esperaba. Ander Goristidi recogió un balón en la frontal en pleno acoso y derribo y se sacó un derechazo a bote pronto que desató el delirio en el Nou Estadi. Otros tres puntos en el zurrón y seis de seis en casa.