El Reus llega tarde a su primera cita con la Champions

Los rojinegros sufren un 3-0 en contra en el primer tiempo y se quedan a medio camino de la reacción ante el Noia (3-1)

Al Reus se le marchó el partido en un suspiro, en un arrebato de energía del Noia, un rival exuberante, poderoso en el vértigo. Se le fue en la pala de Bargalló, un actor cuarentón que conserva el talento de aquel veinte añero elegido que dominó la escena continental no hace demasiado tiempo. No está para 50 minutos a destajo, pero a veces le basta con cinco para decidir resultados.

A los 13 minutos, Bargalló esperó paciente al segundo poste, intuyó la maniobra de desequilibrio de Humberto Mendes. Chocó con la valla el angoleño para tomar impulso, tras la media vuelta superó a Jansà en el hombre a hombre y sirvió la pelota a media altura. La empujó Bargalló pulcro, como un artesano detallista. La influencia en la noche del atacante no terminó ahí.

En la acción siguiente recogió una pelota en el fondo de su propia pista, tomó carrerilla y encaró el ataque, se escoró para perfilarse hacia el disparo de pala, el que mejor maneja. No precisó enseñar demasiado el stick, no fotografió el movimiento. Cuando el arquero del Reus, Càndid Ballart, reaccionó, la pelota ya había conquistado el ángulo. 2-0 en un abrir y cerrar de ojos. Demasiado castigo para un Reus que había mostrado resistencia en la puesta en escena.

Duelo de ritmos

En realidad, los duelos entre estos dos equipos se han convertido hoy en una batalla de ritmos. Los de Garcia apuestan por el cerebro, prefieren la pausa para masticar su juego. Si por algo se distinguen es por la estructura organizada que poseen. En cambio, el Noia vive de las pulsaciones altas, el exceso de energía le beneficia porque dispone de jugadores de ese perfil. Con ese botín inicial encontró el diseño que pretendía.

No solo eso, amplió ventaja en una acción que pilló al Reus de vuelta, desordenado. En tierra movediza hay pocos delanteros que se expresen mejor que Xavi Costa. De primeras, en zona de remate, perforó a Ballart y prácticamente decretó la fiesta del cava.

El Reus tuvo la sensación de que le habían atropellado de forma inesperada, no por juego, aunque sí por contundencia. El Noia, además de demoledor, fue muy puntual en el remate. Hizo de la precisión, su mejor arma.

Aunque los rojinegros intentaron recortar distancias antes del intermedio, quedaron ciertamente noqueados. No visualizaron ninguna una respuesta rápida, aunque intentaron no perder la compostura. Restaban 25 minutos por gestionar, por controlar y no sufrir un correctivo psicológicamente severo.

Joan Salvat convenció a sus compañeros de que la rendición, en el Reus, no existe. Su carácter irreductible permitió que el equipo mejorara el rostro en el desenlace. El capitán anotó el 3-1 a través de una maniobra salida del barrio. Sorprendió a Blai Roca, el meta del Noia, por detrás de la portería y provocó intriga en el resultado. Además, el rival se encontraba con nueve faltas, con la pelota parada como amenaza.

El equipo de Garcia redujo segundos a sus ataques, fue más directo con el afán de desafiar al tiempo. Corría muy rápido y faltaban goles. Generó situaciones para hallarlos, como una media vuelta y arrastre de Rojas o un mano a mano de Jansà ante Blai Roca, pero no apareció el colmillo.

La persistencia rojinegra envió al Noia a un ejercicio defensivo, los locales se refugiaron en su sistema de contención y esperaron una contra para completar la faena. Una contra que apenas apareció. En todo caso, su tremenda experiencia les permitió sujetar el ímpetu del Reus, que siempre tuvo la sensación de que llegaba tarde a su primera cita con la Champions.

La última opción

A pesar de ello, una cartulina azul a Morales, a poco más de un minuto de la conclusión, permitió que Salvat viera una ventana de gol con el tiro directo. Quiso culminar con un disparo en lugar de mover a Blai Roca y el portero le adivinó la intención. No hubo espacio para mucho más, porque los de Sant Sadurní guardaron con solvencia su portería en la inferioridad numérica.

Se consumó una derrota en el estreno europeo. La primera de la temporada para un Reus, que eso sí, jamás perdió la entereza ante los golpes descomunales que recibió en el primer tiempo. El curso no permite lamentos. El domingo, Voltregà.

Temas: