El Nàstic busca venganza ante Osasuna
El Nàstic busca vengar aquella eliminación en las semifinales del play off de ascenso a Primera División en los dieciseisvos de la Copa del Rey
El Nàstic tiene hoy la oportunidad de añadir otra página dorada a su bonita historia. Eliminar al Osasuna de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey sería un bonito premio para un equipo y una afición que lo merece. Ya se tumbó al Málaga en segunda ronda y se demostró que cuando se juega en el Nou Estadi no existen las diferencias de categoría. El reto hoy es mayor porque llega uno de los proyectos más estables de la Primera División como es Osasuna. Sin embargo, todo el mundo cree. Además hay un añadido como es un sentimiento de venganza que no se olvida. El conjunto rojillo rompió en pedazos un sueño que hoy todavía se recuerda con nostalgia. Fue bonito mientras duró...
Hay heridas que no cierran. Se aprende a vivir con ellas, sin más. En Tarragona nunca se olvidará aquel curso en el que se tocó a las puertas de la gloria. Fue tan bonito soñar con la Primera División que con el paso de los años se valora todavía más. En el curso 2015-2016, el Nàstic fue un equipo que causó admiración a todos. Peleó hasta el final por el ascenso directo y finalmente finalizó tercero en la categoría de plata. Palabras mayores.
El formato de ascenso permitió a los granas tener una segunda oportunidad para pelear por el último billete que daba acceso a la élite absoluta del fútbol español. Un play off al que el Nàstic acudía como favorito. Enfrente un Osasuna que había terminado sexto y que tenía a su favor una buena inercia de resultados y el peso de su historia.
Lo que deparó la eliminatoria fue un choque de estilos entre dos equipos de autor. El Nàstic de Vicente Moreno, un equipo vertical, ofensivo y dinámico, contra el Osasuna de Enrique Martín, un equipo intenso, defensivo y con talento diferencial en todas sus líneas. El primer partido de la eliminatoria se disputó en un Sadar que se encomendó a un jugador que hoy en día es uno de los mejores mediocentros de LaLiga. Mikel Merino completó una actuación para el recuerdo que con un doblete que permitiría a los rojillos dar el primer golpe en la eliminatoria. Kodro y Jean Luc marcaron los otros dos goles del partido para sellar el 3-1 final. Había vida y el Nou Estadi iba a ser un escenario que iba a buscar la fe.
Aquel 11 de junio de 2016 toda Tarragona creyó con la fuerza de un niño que el milagro era posible. Durante toda la semana se coció un clima que intentaba dibujar una mística que pareció dibujarse en los primeros minutos de partido cuando Naranjo marcaba el primer gol del partido en el 7’.
Merino, verdugo grana
Se soñó, pero el fútbol dictó sentencia y en aquella eliminatoria se vio a un Osasuna más fresco de piernas y cabeza. Jugó con menos tensión y le arrebató el sueño al Nàstic. David García, hoy mariscal de la defensa rojilla en Primera División, marcó el tanto del empate y Javier Flaño y Mikel Merino, la gran estrella de la eliminatoria, sentenciaron la eliminatoria. Juan Muñiz marcaría el tanto del honor para unos granas que cayeron de pie con su estadio agradeciendo ese inolvidable curso.
Osasuna acabaría ascendido aquella temporada y tras un descenso y otro ascenso es hoy uno de los proyectos más reconocibles de Primera División. Un equipo que navega en la estabilidad con Jagoba Arrasate en el banquillo y que apuesta por su cantera del Tajonar junto con una metodología de fichajes que le permite tener totalmente controlado el mercado nacional para así ofrecerle las herramientas necesarias a su ideario de juego a su entrenador.
En Pamplona hay un espejo en el que mirarse y en Tarragona se sabe. Mientras, el Nàstic busca regresar al fútbol profesional, pero quiere regalarse para Reyes un pase a octavos de final de la Copa del Rey que sería algo histórico para la entidad. Por soñar que no quede. La venganza se sirve fría. Ya lo dicen.