El detective tras la denuncia al árbitro del Nàstic de Tarragona-Málaga: «Suponemos que tenía una orden»

El responsable de la agencia de investigadores Método 3 y del grupo Marco&Co, Francisco Marco, mantiene, no obstante, que «deben ser los tribunales los que lo determinen»

La querella presentada por el Nàstic de Tarragona contra el colegiado Eder Mallo por su arbitraje en el partido ante el Málaga de la final del play-off está basada en un informe de la agencia de detectives Método 3, del grupo Marco&Co.

El responsable de la agencia, que mantuvo algunas de las conversaciones con el colegiado que se detallan en el informe: «En el pensamiento, todos suponemos que un árbitro, al final, tiene una orden, pero quién la dio, cómo la dio... todo eso tiene que determinarlo un juzgado, no puedo hacerlo yo».

En esta línea, Marco insiste en el hecho de que «eso tiene que ser un tribunal quien lo determine»: «Si nosotros no lo incluimos en el informe, no lo podemos asegurar con certeza».

«Las principales conclusiones que hemos comprobado son las que se aportan en el informe que acompaña a la querella, él [el árbitro] nos dice a nosotros en privado lo contrario de lo que pone en el acta arbitral; hay multitud de pruebas alrededor», sentencia.

Explica también cómo lo ha vivido a nivel personal: «Estamos muy habituados, pero sí que íbamos constatando que lo que podía pensar el club tenía verosimilitud».

Cabe recordar que la investigación privada también ha determinado una animadversión hacia la ciudad de Tarragona y los Mossos d’Esquadra. Y ello se refleja en la conversación que el investigador mantuvo con él cuando dice que Tarragona es «una puta mierda» y que los Mossos d’Esquadra «son unos hijos de la grandísima puta. No hay policía más corrupta que esa».

Otra cuestión que aborda la querella es un presunta predisposición del colegiado de ir en contra de los intereses del Nàstic. Y lo basa en diversos hechos. Por un lado, la investigación privada aporta la declaración de la propietaria de un restaurante del Serrallo de Tarragona.

Allí, el día antes del partido, estuvieron cenando autoridades andaluzas y de Málaga. Manifestaron que tenían el partido «controlado» –concretamente, lo habría dicho el presidente de la comunidad autónoma, Juan Manuel Moreno Bonilla– y que lo que les preocupaba era la reacción del público.