El Nàstic encaja la primera derrota de la temporada en el Nou Estadi ante el Teruel

El colista del grupo se llevó los tres puntos en un partido muy gris del conjunto grana

La primera derrota en el Nou Estadi de la temporada llegó en el momento más inesperado. Ante el más rival, más insospechado. No solo porque el Teruel fuera el colista del grupo, que también, sino porque solo había ganado un partido en las 24 jornadas previas. Su buena racha como visitante -siete, ahora ocho, partidos sin perder- advertían del riesgo, pero no era suficiente para intuir un 0-2.

Sí que explica el resultado, la falta de contundencia del Nàstic en los primeros minutos. En las dos áreas. Arrancó bien el choque, activo, intenso y con peligro, pero no ejecutó al rival en las ocasiones claras de gol. Todo lo contrario que el Teruel. Hizo el 0-1 a la primera que tuvo y el 0-2 en la segunda. Dos sablazos de los que los granas no se supieron reponer.

Hasta cinco cambios hizo Dani Vidal respecto al partido ante el Sestao. En todas las líneas. Solo quedó la media por tocar con Sanz y Borja, aunque ninguno de los dos acabaron el duelo.

La zaga solo repetía Iker Recio, pero en otra ubicación, de lateral zurdo. No estuvo fino el defensa de Talavera de la Reina. Por su costado llegó el 0-1. Un centro que no tuvo que permitir se endiabló. Como si de un maleficio se tratara, el despeje de Nacho golpeó a Trigueros y le quedó a placer a Martínez. Varo, que volvía bajo palos, no pudo reaccionar.

El técnico del Nàstic recuperaba a sus centrales titulares, pero duró poco. A los 20 minutos, Nacho, que lucía el brazalete de capitán por la ausencia de Joan Oriol, por sanción, y la suplencia de Pol Domingo, se retiraba del campo por un problema en el hombro. El mismo, que ya le obligó a parar hace unos meses, reaparecía para romper la pareja más segura de la plantilla.

Mula estrenaba titularidad y lo hizo con un inicio de partido de superclase. Convirtió la banda izquierda en un baile de salón en el que sus botas brillaban sobre el parqué. Ofreció centros y asistencias a los que faltó el toque final. Pablo pidió penalti, por un empujón, mientras que Godoy optaba por un remate de talón cuando la acción reclamaba más contundencia.

El 0-1 sorprendió y frenó la buena salida grana. No era un panorama previsto. Tampoco justo, probablemente, pero era el que había. El Teruel hacía lo que podía y le salía. En cada aproximación generaba medio gol. Sierra tuvo el 0-2 con un remate de cabeza a medio metro de la línea de gol. El palo salvó al Nàstic. De esa. La siguiente del Teruel acabó con el 0-2. Solo la Real Sociedad B había conseguido marcarle dos goles al conjunto tarraconense en el Nou Estadi.

El Nàstic había hecho méritos para el empate. Cada vez que imponía velocidad dejaba atrás al Teruel. Faltó instinto en los metros finales. El acierto de otros días.

En la segunda mitad, el técnico introdujo tres cambios para agitar al equipo. Entraron Marc Fernández, Jardí y Montalvo. La vieja guardia. No se arregló mucho. El Teruel se afianzó en su propuesta y, con la confianza del marcador, fue más ganador en los duelos.

Las luces estaban apagadas. Nadie conseguía prender la llama de la remontada. La única oportunidad de toda la segunda mitad la tuvo Pablo Fernández en un córner. Remató en el segundo palo, donde apareció Taliby.

Las malas decisiones, las imprecisiones, la precipitación y la falta de ideas nubló al Nàstic, incapacaz de superar el entramado defensivo turolense.

Los minutos finales fueron frustrantes. Un quiero y no puedo. El Teruel ni se inmutó de los intentos granas. Todos estériles. Aún fue a peor. Porque en una acción tan innecesaria como rigurosa, Pablo Fernández vio la quinta amarilla de la temporada, por lo que no estará ante el Arenteiro la próxima semana.

Al final, ni el punto en Sestao se hizo bueno y el Nàstic cede el liderato.