Osasuna Promesas pone fin a la racha de victorias del Nàstic con un empate en el Nou Estadi (1-1)
El conjunto tarraconense se adelantó en el marcador en la primera parte con un golazo de Andy, pero Eneko igualó el choque en el segundo tiempo
El Nàstic dejó escapar la posibilidad de volverse a situar, tres meses después, en la cima de la tabla clasificatoria. Un triunfo le hubiera devuelto al liderato, pero Osasuna Promesas resistió.
Santi Castillejo le tiene tomada la medida al Nàstic. En los cuatro enfrentamientos que se ha medido como entrenador de Osasuna Promesas a su exequipo ha conseguido puntuar siempre. En Tajonar se ha llevado los tres puntos y en el Nou Estadi ha rascado dos empates. El último este mismo domingo. Consiguió lo que pocos equipos han logrado hacer en el campo tarraconense. Marcar -es el tercer equipo capaz de hacerlo- y sumar un punto que frenó la racha de cinco victorias consecutivas que llevaban los granas.
El Nàstic no hizo un mal partido. La primera parte fue superior a su rival. Tuvo ocasiones para marcharse con un botín mejor que el 1-0, obra de Andy. Confiaron en ese gol en la segunda mitad y en la primera llegada seria de los navarros igualaron el choque. El duelo se endureció. Los dos equipos tuvieron sus aspiraciones, pero ninguno encontró el tanto que decantara el partido a su favor.
Osasuna Promesas planteó un inicio agresivo. Apretando la salida tarraconense y complicando los primeros compases del partido para los locales. Pero si de algo anda sobrado el equipo de Dani Vidal es de personalidad y sacrificio colectivo. Con ambos aspectos el cuadro grana dejó atrás ese momento, con algún que otro sobresalto. Hubo pérdidas, pero donde falla uno, repara el otro.
Con los extremos trabajando de interiores y los laterales profundizando más de lo que suelen hacerlo, el Nàstic fue asumiendo, con naturalidad, que tocaba marcar antes del descanso. Sabiendo que Osasuna Promesas marca siempre como visitante, un gol en el primer acto les daría ventaja y tiempo para hacer un segundo, en caso de necesidad, como pasó.
El gol se fue cociendo. Como una premonición, en el minuto 18, Andy sacaba un centro envenenado que se marchaba por centímetros ante la pasividad de la defensa y del portero.
El Nàstic le daba ritmo al juego e hilvanaba un jugada colectiva por banda izquierda que culminaba Marc Fernández con un testarazo cruzado que lamía el palo. Al barcelonés le faltó fortuna para sumar un nuevo gol a su racha anotadora. El palo se volvió a cruzar con él al borde del descanso.
Fue justo después del 1-0 que se sacó de la manga Andy Escudero. Una falta escorada que le pegó directo a la escuadra. La tocó el pequeño de los Dufur. Daba lo mismo. Era un tiro que llevaba el gol cosido.
Osasuna empató a los 20 minutos del segundo tiempo. Una llegada que fue en un abrir y cerrar de ojos. Eneko cabeceó a la red tras un buen centro desde la izquierda. Un castigo excesivo al acomodamiento local.
La igualada ajustó el partido y los duelos. Sin ser un correcalles, porque ambos entrenadores son insistentes en el orden, los dos equipos fueron atrevidos. Vidal daba entrada a Godoy. Debut del canario que salió con muchas ganas al césped. Dejó detalles de calidad y también su predisposición al trabajo. Incluso rozó con la punta de los dedos el debut soñado. Cabeceó un centro dificilísimo, casi de espaldas, con el momiviento de cuello que ello requiere. El balón voló en pleno silencio del Nou Estadi. Con los aficionados listos para una celebración que no llegó por milímetros.
La última fue para el Promesas. Agirre, recién salido al terreno de juego, cazó un centro llegando al segundo palo. Su tiro se fue, inexplicablemente, desviado.
Un punto que dejó ese sabor agridulce de lo que pudo ser y no fue, pero que tras cinco victorias consecutivas no puede verse como un paso atrás, sino la dureza que tiene esta Primera Federación.