El Nàstic, primer equipo que cae en Riazor este curso (1-0)
Buena primera mitad de los granas que se adelantaron con un gol invalidado por el colegiado, pero la segunda bajaron el nivel y Pablo Martínez dio el triunfo a los locales
El Nàstic no pudo romper con la mala dinámica de resultados en Riazor. Los granas perdieron frente al Deportivo en un partido en el que hicieron una muy buena primera mitad, pero que pagaron la empanada gallega de la segunda mitad. Una desconexión que viene siendo habitual en las segunda mitades últimamente. Y si se paga en el Nou Estadi, cómo no se lo iba a cobrar Riazor.
Un estadio que aún no había visto ganar a su equipo. Un campo que aprieta y consigue intimidar a los árbitros. El colegiado Éder Mallo se empequeñeció y cogió vértigo cuando vio que el Nàstic se adelantaba en el marcador. Pitó falta y anuló un tanto que hubiera puesto el partido de cara para los tarraconenses. Luego, no tuvo el mismo criterio en las faltas para los dos bandos. El Nàstic acabó con seis amarillas, dos a Concha que fue expulsado, por ninguna del Deportivo.
Salva Sevilla, Lucas Pérez, Mackay en el campo, Balenziaga, Germán y Valcarce en el banquillo. Por nombre el Dépor anda sobradísimo de talento, pero de algo adolece cuando le cuesta tanto salir del pozo. Y no pueden quejarse de su gente. Riazor les apoya. Con más de 20.000 personas que no han dejado asistir a su templo pese a que llevan ya cuatro temporadas del fútbol profesional, como recordaba un imponente tifo que desplegó la zona de Gol de Mar (en analogía con el Nou Estadi). Un mundo para un club con una Liga de Primera en sus vitrinas, dos Copas del Rey y tres Supercopas de España.
Ni el palmarés, ni el estadio, ni el plantel de estrellas acobardaron a un Nàstic que salió valiente al césped de Riazor. Se aplicó en una presión que dio resultado. El Dépor no conseguía cruzar la medular y perdía el balón con suma facilidad. Andy, Pablo y Marc Fernández encontraban la espalda de los zagueros coruñeses que tenían que corregirse constantemente unos a otros.
Bien plantado sobre el verde, el cuadro de Dani Vidal tenía maniatado a los locales que sentían el aliento del gol. Un tanto que llegaría en el minuto 26. Marc Fernández remató a la red, pero el árbitro Éder Mallo lo invalidó por una falta inexistente. Pitó y buscó la excusa. No se entiende que dejando jugar en agarrones tan claros como los que sufrió Pablo Fernández, pudiera señalar algo tan leve. Jardí le ganó el salto a su pareja. Ni siquiera llegó a tocar el esférico. Marc Fernández remató a placer un 0-1 que tuvo que subir al marcador.
El Nàstic siguió con su plan. Con las líneas altas para incomodar el juego deportivista. Los de Idiákez mostraban en esa dificultad para avanzar metros, el por qué no habían ganado aún en Riazor. Poco a poco, fue ganando algo de terreno. Quiso prodigarse en ataque el cuadro local, aunque apenas tuvo un par de tiros lejanos de Lucas y Villares. La ocasión más clara llegó en el último suspiro del primer acto. Se coló hasta la cocina Hugo Rama que le pegó cruzado ante Varo y el meta tarraconense pudo despejar.
El segundo acto comenzó como acabó el primero. Con Alberto Varo poniendo un pie de balonmano para desviar un remate en el área de Lucas Pérez. Fue el preludio de una empanada inicial en la que los gallegos tuvieron el gol. No lo consiguieron porque la portería del Nàstic estaba resguardada por San Varo. Fue un muro. Desesperó a los jugadores y seguidores deportivistas con sus intervenciones. Especialmente a Lucas Pérez. Le ganó en los dos duelos directos. Primero con el pie y después en un mano a mano que le aguantó como un veterano.
Cada ocasión exigía más al meta que respondía con altura. Hasta que en el 70 llegó el 1-0. Martínez remató en el segundo palo un centro desde la derecha que la defensa del Nàstic no supo despejar.
Los tarraconenses quisieron recuperar el tiempo y el espacio perdido tras el gol. Desde el banquillo, Dani Vidal lo hizo poniendo a todo el arsenal que tenía en el banquillo. Pero las opciones se apagaron con la expulsión de Concha por doble amarilla.