El Nàstic supera al Celta Fortuna en Vigo con un gol de Pablo Fernández
El conjunto de Tarragona le dejó sin liderato al filial celeste que dejó a solo tres puntos en la clasificación
Los tres puntos que sacó el Nàstic de Barreiro (Vigo) fueron mucho más que encadenar la cuarta victoria consecutiva. Fue la reparación de su última visita a la ciudad gallega, en junio de 2022. Y fue, mucho más. Un triunfo que refuerza aún más al equipo tarraconense. Le convierte, no solo en un aspirante al play-off, sino que presenta candidatura para pelear, a campo abierto, por esa primera plaza.
El partido fue feo. Como el tiempo y el estado del terreno de juego de Barreiro. Un duelo intenso, con un Celta Fortuna intentando poner el juego y un Nàstic que se aplicaba para embarrarlo todavía más. Los granas dejaron a cero al equipo más goleador del grupo 1 de Primera RFEF. Un trabajo defensivo digno con un Varo memorable.
El filial celeste asumió el protagonismo con balón. Es su ADN. La manera en la que su técnico, Claudio Giráldez, ha confiado para construir un líder sólido y atractivo. La idea era aplicar los mismo métodos que ha utilizado en toda la primera vuelta. Pero no conseguía hacerlo con la velocidad que les hubiera gustado.
A los jóvenes gallegos les costaba circular el balón con ritmo. Primero, porque el Nàstic no se dejó dominar. Se plantó en una zona media que amenazaba constantemente con robar en un transición. Un aviso que solo pudo concretar en una ocasión. Una recuperación de Óscar Sanz, el mejor jugador grana en la primera parte, que entregó a Jaume Jardí. El reusense encaró a su defensor, pero optó por un disparo lejano a las manos del meta celeste.
El choque andaba en un ritmo lento. No ayudaba el estado del terreno de juego de Barreiro. La lluvia dejó el círculo central impracticable. Completamente encharcado. Una circunstancia que pudo cobrar caro para el Nàstic en alguna acción en la que dejó el esférico muerto y listo para el ataque del Celta Fortuna.
El filial del Celta encontró el tono a los 20 minutos. Comenzó a hacer correr el esférico y obligó al Nàstic a pasarse los últimos 25 minutos del primer acto en su propio campo. Defendiéndose ordenado, pero cada vez más metido en su área.
Como advirtió el técnico Dani Vidal en la previa, la defensa tarraconense se vio constantemente exigida. Alfon y Raúl Blanco buscaban el carril central, bien tapado por la zaga y el doble pivote tarraconense, mientras que Javi Rodríguez conseguía profundida por el costado diestro del ataque local. El carrilero local fue el primero en gozar de una ocasión clara. Se encontró un esférico suelto en el segundo palo que puso en el área chica con un tiro que andaba entre el centro raso y el disparo. Ni lo uno, ni lo otro. Dani González no consiguió tocar la pelota por un pelo y el cuero se perdió por línea de fondo.
La situación del Nàstic empeoraba con la lesión de David Concha. El cántabro sufrió un golpe en defensa que le obligó a abandonar el terreno de juego a la media hora del partido.
El Celta Fortuna asedió a un Nàstic que mantuvo la compostura defensiva. No se dejaba superar con facilidad. Aunque necesitó de una intervención de Varo para conseguir llegar al descanso con el empate sin goles.
Dani Vidal reforzó en el segundo tiempo el medio del campo con la salida de Gorostidi por un amonestado Andy. Músculo para cortocircuitar el carril central por el que transitaba mayoritariamente el Celta Fortuna. El cambio no modificó el guion grana. Siguió esperando, dejando que el Celta Fortuna tocara desde atrás, para atraparle en una pérdida. Un plan que salió a la perfección. Un robo de Marc Fernández generó el contragolpe que necesitaba el Nàstic. El barcelonés le puso el cuero a la larga a Pablo Fernández que definió perfecto ante el meta.
El 0-1 reforzó la postura tarraconense sobre el césped de Barreiro. Por delante en el marcador, los granas se aposentaron en defensa y de ahí no se movió. El Celta Fortuna no encontró ni un resquicio en el muro. Al tiempo que se oscurecía en Vigo, en un campo sin iluminación, el Nàstic se hacía fuerte. Vidal añadía defensas y convertía el campo grana en una trinchera.
Una torre defensiva que encontró en Alberto Varo su guerrero más formidable. Salvó el empate en una parada maravillosa. El balón se iba a la escuadra. Hasta allí voló el Águila de la Canonja para sacar un guante directo para el museo.
Pese al alargue del árbitro, el doble de lo que marcó, el Nàstic aguantó y dejó al Celta sin el campeonato de invierno.