La leyenda de Saúl Craviotto

El piragüista ilerdense ha sumado su sexto metal olímpico tras el bronce alcanzado con ek K4 500m junto a Carlos Arévalo, Marcus Cooper y Rodrigo Germade

Saúl Craviotto ya era leyenda. Saúl Craviotto ahora ya es inalcanzable para el resto. El ilerdense se ha convertido en el mejor deportista olímpico de la historia de España. A sus cinco metales olímpicos, el piragüista añadió un bronce en los Juegos Olímpicos de París, superando así a la figura del también piragüista David Cal, que también contaba con cinco metales.

El ilerdense no lo hizo solo. Contó con, al igual que en Tokio, con la inestimable ayuda de Carlos Arévalo, Marcus Cooper y Rodrigo Germade. Los cuatro formaron el equipo del K4 500 que elevó al ilerdense al cielo. Allí reside ahora en solitario. Busca compañía, pero no será fácil, o al menos no lo parece, que un deportista español alcance las seis medallas olímpicas.

Craviotto se enamoró de la piragüa siendo solo un niño gracias a la influencia de su padre. Su nivel era evidente y con 15 años se marchó de Lleida para entrenar en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid. Una decisión dura, pero que el tiempo ha demostrado que valió la pena tomar.

Solo dos años después de su llegada a Madrid, el ilerdense obtuvo su primer gran presea inernacional. Una medalla de plata en el Mundial júnior de 2001 en Curitiba (Brasil) en el K4 1.000 m.

Pese a ese éxito, Craviotto dudó durante unos meses si merecía la pena tanto esfuerzo, si la piragüa le iba a dar un futuro estable. Por eso, volvió a casa para preparar las oposiciones de policía, algo que combinó con el oficio de electricista. El ilerdense quería tener un plan B en la recámara y una vez superadas las opciones y lograda la plaza de polícia local regresó a Madrid. Para ello tuvo que pedir una excedencia porque curiosamente, Craviotto había sido destinado al Departament de Seguretat Ciutadana de la Comisaria de Reus.

Ya en el 2008, Craviotto dio su primer hachazo a la historia. Fue en los Juegos de Pekín 2008 en una cita en la que logró su primer oro olímpico al lado de Carlos Pérez Rial en el K2 500 m. Fue el inicio de una historia olímpica de ensueño a la que en Londres 2012 daría continuidad con una plata en el K1 200 m.

Pero la gran cita olímpica en la que Craviotto dominó como nadie fue en Río de Janeiro 2016. Allí fue un dominador absoluto y confirmó su leyenda en el deporte español y en la piragüa mundial. Un oro en el K2 200 m junto a Cristian Toro y un bronce en el K1 200 m fueron sus dos metales añadidos a un motín ya privilegiado.

Con cuatro medallas en su poder, Craviotto se plantó en Tokyo 200 como abanderado español junto a la nadadora Mireia Belmonte dispuesto a añadir una quinta presea. Y llegó de la mano del K4 500 m junto a Marcus Cooper, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade. Con ellos una nueva plata olímpica. Un resultado que pudo repetir con sus mismoscompañeros en París, donde ha conseguido un bronce que sabe a gloria. Craviotto ya está en el altar del deporte olímpico en España. Una leyenda incomparable.