Convicción e ilusión, las claves del mercado grana

Durante los últimos años se había acusado al Nàstic de ser un club poco estable en el que los entrenadores y jugadores cambiaban casi cada año. Un escenario inestable consumido por el deseo de regresar cuanto antes al fútbol profesional. Lejos quedan ya esos tiempos porque en las últimas tres temporadas el club ha demostrado navegar en la tranquilidad y la estabilidad. El golpe de timón ha sido total. Por si quedaban dudas, este mercado de verano está siendo una buena prueba de ello. Golpe tras golpe. La entidad tarraconense está reafirmando un proyecto ilusionante que el año pasado ya se quedó a las puertas de conseguir el ascenso y esta temporada no quiere que se escape. El objetivo es claramente quedar primeros y para ello se está haciendo una firme apuesta. Eso sí, siempre desde la cabeza y actuando con inteligencia. Se está apostando por la continuidad y se está firmando jugadores antes que cromos y eso siempre es una buena noticia.

La llegada de David Comamala a la dirección deportiva ha sido una gran noticia. Su trabajo anterior le avalaba y las primeras semanas en el cargo han demostrado que sabe lo que hace. De momento ha conseguido retener a los cuatro jugadores que deseaba la entidad. Manu García, Joan Oriol, Marc Trilles y Alex Quintanilla seguirán un año más de grana. Cuatro piezas diferenciales en la categoría. Cuatro pilares básicos en defensa que explican con firmeza porque el Nàstic fue el equipo menos goleado del grupo II de la pasada campaña y mantuvo la portería a cero hasta en 22 ocasiones.

El que los puso sobre el verde también sigue porque se lo ganó. Raül Agné cumplirá su segundo año de grana. Al igual que Toni Seligrat tendrá una reválida sobre el banquillo. Lo que era una trituradora de entrenadores ya no lo es y de eso tiene buena parte de culpa el Consejo de Adminitración. De hecho, se tuvo mucha paciencia en la primera temporada con el de Mequinenza al que se le mantuvo en el cargo en una racha muy peligrosa de resultados que tuvo al Nàstic durante unas semanas mirando más abajo que arriba. La confianza tuvo efecto y el ascenso no se logró por los pelos.

A nivel de fichajes está siendo un mercado contundente. El Nàstic trabaja en sigilo y cierra operaciones de manera continua. El primero tardó en llegar, pero desde entonces se ha acelerado el proceso de altas. Josema y Escudero responden a ese perfil de futbolista hambriento de Primera RFEF que sabe que la manera más fácil de jugar en Segunda División es ascendiendo con el Nàstic. Aarón Rey también responde a ese perfil y no es sorpresa que uno de los equipos que tienen un proyecto deportivo más interesante como es el Racing Ferrol también le quisiera. Pero el conjunto grana ya llevaba semanas trabajando su fichaje y eso habla muy bien del trabajo de los despachos. No hay lugar para la improvisación. Alex Tirlea y Maurizio Pochettino son los dos últimos fichajes y responden a otro perfil de jugador. Futbolistas con mucha proyección a los que se les dará su tiempo para rendir y que a día de hoy son alternativas en sus puestos.

Lo mejor está por llegar y el Nàstic trabaja sin pausa en la llegada de dos piezas que se quiere que sean diferenciales. Un mediocentro y un delantero centro. Dos piezas que serán determinantes. El conjunto grana sueña alto en el frente ofensivo con Mourad y para el mediocampo tiene en su agenda a Gorositidi del Alcorcón, pero maneja otras alternativas. Eso sí, se tiene claro que son dos posiciones en las que no se puede fallar. Van a darle un salto cualitativo evidente y por ello serán operaciones costosas en tiempo y dinero.

Convicción e ilusión son las palabras que definen el momento del Nàstic en Balaídos. Galicia y el Villarreal B dejaron una herida que no ha cicatrizado. El sentimiento de venganza sigue dentro de todos. Directiva, cuerpo técnico, jugadores y afición. Van todos a una de la mano y este verano está siendo prueba de ello. Hay ganas de Nàstic. Hay ganas de ascenso. Hay proyecto para ello. Luego el fútbol dirá.