El baño de masas que le ha dado el CN Tàrraco a Carles Coll

El reciente campeón mundial de 200 metros braza se dio un baño de masas en un CN Tàrraco en el que los niños y niñas pudieron conocer, charlar y nadar con su referente

«You’re simply the best», eres simplememente el mejor, suena de fondo en las instalaciones del CN Tàrraco cuando Carles Coll hace acto de presencia con su figura impactante. Toda la familia del club tarraconense le espera formando un interminable pasillo en el que desfila con su medalla de oro de campeón mundial de 200 metros braza mientras recibe la felicitación de todos los niños y niñas que le chocaban las manos con los ojos inyectados de su ilusión. Es el recibimiento que con tanto mimo se ha preparado para el que ya es considerada una leyenda de la entidad tarraconense. Allí comenzó una carrera que hoy en día transita por la excelencia. No busquen otro porque no hay nadie mejor que él en piscina corta en los 200 metros braza. Se dice pronto.

Coll comparece en las piscinas en las que dio sus primeras brazadas a los seis años todavía sin tiempo a digerir otro éxito que ha añadido en las últimas horas. No se cansa de ganar porque para residir en ese contexto ha tenido que trabajar como nadie.

Este fin de semana añadió con el CN Sabadell una Copa de España y un doble récord nacional en los 200 metros estilos y el 4x200 libre a su imparable carrera. Los éxitos se le acumulan en un 2024 en el que está recibiendo la recompensa a tantos años de trabajo.

La foto de familia del CN Tàrracon con Carles Coll. Foto: Marc Bosch

Las instalaciones del CN Tàrraco representan para él el inicio de un camino de mucho esfuerzo y sacrificio. Muchos recuerdos le invaden en su mente, mientras el foco le apunta directamente. Delante suyo están los niños y niñas que lo tienen como ídolo absoluto. Sueñan con ser él porque Carles Coll les ha demostrado que no hay imposibles cuando se sueña con fuerza y se trabaja con dedicación. Entre ellos, quizás haya algún futuro campeón que seguirá sus pasos, inspirado por su ejemplo.

En un país en el que los referentes suelen ser futbolistas , cantantes y cada vez más influencers, en el CN Tàrraco el nombre que más admiración genera en estos momentos es el de Carles Coll Martí. Él representa todo lo que está bien para unos niños y niñas que le observan con miradas que navegan entre la emoción, la inocencia y la timidez.

No es fácil digerir que enfrente está ese ídolo al que tanto deseas emular. Lo bueno de su referente es que lo pueden conocer, saludar e incluso entrenar con él. Es un ídolo de carne y hueso, alguien tangible que camina, o mejor dicho nada, junto a ellos. Y eso es lo más importante, porque los sueños, cuando se sienten tan cerca, parecen mucho más alcanzables.

La cola que se forma tras terminar el pasillo es eterna. Todos los niños y niñas quieren una foto con él. Están dispuestos a esperar lo que haga falta y Coll tiene todo el tiempo del mundo para ellos porque sabe de dónde viene.

Durante una hora firma sin parar y se hace fotos siempre con la ilusión en su semblante. Parece que nunca va a terminar, pero finalmente termina y entonces llega el momento de que los pequeños y pequeñas le hagan las preguntas que tanto han pensado, aunque antes recibe un obsequio en el que apreciaba el Balcó del Mediterrani. Muchos de los niños y niñas apuntan alto porque consiguen que Coll se suelte y cuente cosas que nunca antes había dicho. Está en familia y eso le hace hablar sin tapujos.

Un cambio de chip en París

«Desde pequeño siempre quise llegar a los más alto, pero siempre lo dejaba para más adelante. Fue en los Juegos de París donde se despertó algo en mí. Veía gente con la que había estado nadando ganar oros y eso me hizo cambiar el chip y de momento me está saliendo bien», es la respuesta que da el tarraconense cuando se le pregunta en qué momento se vio con fuerza para ser campeón del mundo.

No obstante, detrás de la gloria hay mucho esfuerzo y Coll tiene clara cual es la receta para ser una leyenda del agua: «Hay que dormir mucho, trabajar mucho, hacer caso a los entrenadores y ser muy duro mentalmente para seguir entrenando cuando tu cabeza ya no quiere».

Carles Coll saludando a uno de los niños del CN Tàrraco. Foto: Marc Bosch

Su día a día, que explica con naturalidad, impacta y demuestra que no todos aguantarían su ritmo vital: «Me levanto a las cinco de la mañana porque a las 05.45 horas ya estoy entrenando. Mi desayuno es un chuletón y cuatro huevos y cada noche me acuesto a las 21.30 horas porque al día siguiente hay que madrugar y dormir es muy importante». Impresionante. A ello explica que entrena todos los días de la semana menos los domingos y que intercala días de tres horas en la piscina con días en los que baja la carga para reducir al entrenamiento en el agua a una hora.

Antes de saltar a la piscina del Tàrraco con los niños y niñas del club, Coll deja otra anécdota por el camino que despierta la atención de todos los presentes: «La braza es el estilo en el que más rápido nado, pero es el que menos me gusta. La mariposa me gusta mucho y eso que de pequeño era lo que menos gustaba».

Para acabar, Coll nada y hace felices a los niños y niñas que han convertido su sueño en realidad: nadar con su ídolo y el que es actual campeón del mundo. La pasión por la natación les une, en el agua son felices y eso es lo más importante, más allá de ganar o perder.

Temas: