Cien años de la inauguración de la cuna del ‘nastiquerisme’
Una placa conmemorativa descubierta este sábado en la esquina de l’Avinguda Catalunya con Rovira i Virgili permite mantener vivo el recuerdo de la ubicación de un estadio mítico y que catapultó el sentimiento por el Nàstic
Los aficionados del Nàstic que han visto jugar siempre al equipo en el Nou Estadi solo pueden vivir de las historias que se cuentan del mítico campo de l’Avinguda Catalunya. No tuvimos la ocasión de poder ir a ese estadio que todos los nastiquers que ya superan los 50 años recuerdan con especial cariño y apego. Por todo lo conseguido, por lo que significó para el club y por ser la cuna de un sentimiento que sigue vivo. Aún 100 años después, ya que precisamente este sábado, 20 de agosto, se cumplía el centenario de la inauguración del campo. Un estadio mítico, donde los grana jugaron por primera vez en la Primera División y donde se forjó una afición que sigue apoyando al decano entre los clubes del deporte.
Ahora, aunque no lo podamos ver, sí que sabremos donde estaba exactamente. Para tener un vínculo con el pasado. Este sábado se presentó una placa conmemorativa de la inauguración de dicho campo, la cual también ayuda a preservar el recuerdo de lo que antes fue el fortín grana.
Había emoción entre los asistentes al acto de descubierta de la placa, los cuales fueron muchos. Estaban aficionados, el alcalde Pau Ricomà, el presidente Josep Maria Andreu, miembros del Consistorio y también representantes de la Junta Directiva del club. A ojo, más de treinta personas. Aunque, entre todos ellos, destacaban los exjugadores. Los que pisaron el césped. Si en algo coinciden es en que ese campo era especial. Tenía algo diferente, pero no podían encontrar las palabras para describirlo. Era especial tanto en el terreno de juego como en la grada. Esa grada que poco a poco iba llamando a más y más gente y donde se iba cocinando a fuego lento lo que ahora significa el Nàstic de Tarragona. «Recuerdo ir con mis padres a este campo», comentaba el presidente del Nàstic, Josep Maria Andreu. Lo mismo que el alcalde de Tarragona, Pau Ricomà, quien también recuerda ir al estadio de pequeño. Ahora, celebran que sus hijos y sus nietos puedan saber donde sus abuelos se hicieron del Nàstic para no dejarlo de ser nunca más.
Mirando hacía el pasado, encontramos a un Nàstic que en el 1920 se queda sin estadio. El 20 de agosto de 1922, con motivo de las fiestas de Sant Magí, se inauguró el estadio con un partido entre el FC Barcelona y el FC España. Cincuenta años más tarde, en enero del 72, se disputa el último partido, ya que en febrero de ese mismo año ya se trasladan al Nou Estadi. Como recordó el periodista Enric Pujol en el acto, los grana sí que podían hablar de fortín en el campo de l’Avinguda Catalunya. «Se jugaron 489 partidos de liga con 364 victorias, 65 empates y 60 derrotas en Tercera, Segunda y Primera División», comentó. Su descripción de la historia de campo denotaba el gran apegó que tenía Pujol a ese campo, donde también recuerda ir de pequeño.
Una de las conclusiones que pude extraer del acto desde el punto de vista de un aficionado joven del Nàstic es que ahí empezó todo. Somos del Nàstic por ese estadio. El sentimiento que tenemos actualmente no lo tendríamos. El alcalde Ricomà decía que «la historia de este campo es la de la pervivencia del club y que sigue existiendo» y el presidente Andreu comentaba que «aquí nació el sentimiento por el Nàstic».
¿Qué hubiera sido del Nàstic sin este estadio? No lo sabemos. Pero lo que sí que está claro es que es una parte muy importante de su historia. Ahora, por fin, ya queda inmortalizado para siempre en la esquina de l’Avinguda Catalunya con Rovira i Virgili. Ya se pueden recordar los cimientos del nastiquerisme. El principio de todo.