‘Venom: el último baile’, el adiós de Tom Hardy al simbionte

Acción. El actor británico se despide de este personaje de cómic en la tercera entrega de la saga, en la que promete algunas sopresas

Tom Hardy se dispone a bailar por ultima vez con su personaje de dos caras: Venom. El intérprete británico pondrá así punto final a un trilogía que arrancó en 2018 pero cuyo personaje ya se había asomado a la gran pantalla en 2007 con Spider-Man 3. De hecho, Venom no ha sido nunca uno de los grandes villanos ni superhéroes de cómic de Marvel, aunque parece haber dejado huella fílmica tras la apuesta que realizó Sony en el universo del hombre arácnido.

Venom: el último baile, que ha estirado más su metraje con 109 minutos que su predecesora Habrá matanza (2021), vuelve a sacarle rendimiento a los aspectos más destacados y llamativos de la saga de este antihéroe reconvertido ahora en héroe y protagonista: las interacciones entre Eddie Brock (el lado humano) y Venom (el simbionte surgido del espacio exterior con una forma amorfa, semilíquido, que sobrevive mediante la unión con un huésped, por lo general humano). Es decir, entre la persona y el extraño ente alienígena en que se convierte, algo así como el doctor Jekyll y Mr. Hyde.

Si bien la película está pensada como la conclusión de la trilogía de Venom, Hardy ha expresado su interés en repetir el papel en el futuro y que su personaje se cruce con Spider-Man, diciendo el famoso «nunca digas nunca». Pero, a expensas de que en un futuro pueda ocurrir el reencuentro del matrimonio Hardy-Venom, El último baile narra la huida de la ley de Brock y el simbionte alienígena, debido al gran volumen de crímenes que han cometido en las dos películas anteriores. En su huida, Brock y Venom dejan el escenario de San Francisco, donde transcurrían las historias pasadas, y se trasladan a la ciudad de Nueva York, el hogar de Peter Parker.

El filme cierra con broche de oro esta saga, ofreciendo espectacularidad a raudales, con muchas secuencias llenas de acción al estilo caótico que caracteriza a Venom, aprovechando también una trama más robusta que las entregas anteriores, un humor ciertamente ‘negro’ y donde Hardy da lo mejor de sí.

El último baile es un brillante colofón, donde sobresale un épico y emocionante final.

Advertencia al espectador: hay dos escenas postcréditos. Si usted es fan de Venom, no puede perderte estas escenas. Asegúrese de quedarte hasta el final de los créditos para ver qué depara el futuro del simbionte y cómo podría continuar su historia más allá de esta entrega.

Algo acecha a Andrea, pero nadie, ni siquiera ella misma, puede verlo a simple vista. Hace veinte años, a diez mil kilómetros, la misma presencia aterrorizaba a Marie. Camila fue la única persona que pudo entender lo que le ocurría, pero nadie las creyó. Al enfrentarse a esa amenaza opresiva, las tres escuchan el mismo sonido sobrecogedor: un llanto.

La historia sigue las peripecias de Dalia, una niña que, tras la muerte de su padre, un célebre autor de cuentos, se embarca en un viaje extraordinario. Los personajes de su último libro la guían hacia el universo literario que él había imaginado, con el objetivo de completar la narración que su padre no pudo finalizar.

Sevilla, junio de 1984. Rita y Lolo son dos hermanos de 7 y 5 años que viven en el seno de una familia obrera. Comienzan las vacaciones de verano y el país entero está revolucionado con la Eurocopa de fútbol. El calor aprieta y Rita sueña con ir a la playa, pero la vida en el barrio le tiene reservadas otras sorpresas...