Un magnífico espacio con tapices de cemento
El Pati de la Casa Balsells destaca por su situación y arquitectura de excepción. Es como atravesar la puerta de la Historia
Cuando entré, quedé fascinado, fue como atravesar la puerta de la Historia. Un amplio patio con una selva de plantas de diversas especies, y la solemne escalinata con porche, que recuerda la del Bovolo de Venecia, entre el gótico y el renacimiento, y que invita a ascender hacia un mundo desconocido.
Es el Patio de la Casa Balsells, del siglo XVII, a la izquierda de la Catedral. Antiguo palacio de la Reina Juana Enríquez, madre de Fernando el Católico, que murió en Tarragona el año 1468, en la actualidad convertido en casa de vecinos que también alberga las dependencias de un restaurante del Pla de la Seu, que lleva el mismo nombre. Un edificio también conocido como Casa del Cambrer o de la Cambreria, que conecta a través de un breve laberinto con las dos salas romanas, del siglo 1, de la Galería de Arte La Catedral. En el patio y en el subterráneo del restaurante hay restos arqueológicos romanos y medievales.
El director de la Galería de Arte, Enric Batalla, me propuso exponer y acepté la propuesta siempre y cuando pudiese añadir otra colección a la de la galería, que se mostraría en el patio. Como el edificio es propiedad del Cabildo Catedralicio, hubo que pedir el conveniente permiso, puesto que nunca en su historia se había utilizado para tal fin, permiso que fue concedido gracias a la inestimable colaboración de M. Antoni Martínez Subías. En la galería, recientemente he expuesto la Suite Ponciana, dedicada al pintor Joan Ponç, y en el patio Experimental Da Vinci, basada en un trabajo de Leonardo Da Vinci, las exposiciones han contado con cerca de cinco mil visitantes.
El día de la inauguración, después de pronunciar un preámbulo convencional, lancé una propuesta al aire: hacer cesión de la colección Da Vinci, para que quedase expuesta a permanencia hasta el inicio de la restauración del patio, una propuesta que aún estando bien vista por la dirección, el personal de la galería y los vecinos, no ha hecho fortuna.
El Patio de la Casa Balsells, a pesar de su situación y arquitectura excepcionales, muestra unos inquietantes tapices de cemento que cubren los muros, a excepción de la escalinata y el frontal, la fuente, los marcos de las puertas, una lápida romana incrustada en la pared y la espléndida columna romana, de granito egipcio, que soporta los arcos y el techo del vestíbulo, un techo que luce un artesonado de madera impresionante, con emblemas polícromos del Papa Luna, que fueron respetados por el equipo de canteros que en los años sesenta del siglo pasado, llevaron a término la adecuación del espacio, y que probablemente también fueron los encargados de convertirlo en viviendas. Esto me lo han explicado los vecinos, que han sido tan amables que incluso me han regalado unas antiguas postales del patio. Una solución drástica la del cemento que parece ocultar un antiguo enlucido deteriorado así como algunos muros de ladrillo, en algún rincón observo que el cemento ha ido a parar descaradamente sobre la piedra. ¿Qué hay detrás de todo éste cemento? ¿Cuándo podremos ver los muros liberados de esta mordaza? ¿Para cuándo una restauración de acuerdo con la noble arquitectura?
He imaginado este espacio en todo su esplendor. Como todos los ciudadanos, he visto la recuperación de la fachada del Ayuntamiento, ¡espléndida! Está claro que cuando queremos sabemos hacer las cosas bien.