Tarragona se pasa al tardeo

Mientras cae el sol en una de las playas más turísticas de Cambrils, la música electrónica conquista los oídos de los presentes en el chiringuito Wind, un local con historia, ya que ha impulsado la música en directo y ha generado, casi sin quererlo, la jarana de tarde a la vera del mar en la última década. Ahora, el espacio ha aumentado su propuesta con fiestas que organizan los nuevos promotores jóvenes que han decidido invertir su tiempo y su dinero en los tardeos, la propuesta de ocio que «ha venido para quedarse», comentan los impulsores.

Tarragona, en los últimos años, se ha sumado a esta tendencia que se gestó en el sur de España. No Waltz se ha convertido en una marca pionera, ya que ha adaptado su fiesta en favor de la electrónica, no se escucha ni una nota de música latina. El proyecto lo lideran Àlex Pijuan, Helios Rubio, Sergi Ferrer y Gabriel Vázquez, todos ellos con trayectoria en el mundo de la noche y en el sector de la restauración. De hecho, Helios, Sergi y Gabriel, además de proponer su aportación como socios, ejercen y exponen su talento en la cabina de mezclas. Hasta el punto que resulta icónica la imagen de todo el público alrededor de ellos en el momento más efervescente de la tarde.

No Waltz arrancó casi de casualidad. «Les propuse montar una pequeña fiesta aquí en mi chiringuito y rápido me di cuenta de que aquello iba a tener mucho recorrido. Vino muchísima gente y nos pedían que repitiéramos», confiesa Àlex. De aquello ha pasado un año y No Waltz ya presume de un viaje reconocido. Los locales más de moda del territorio la han acogido. Ahora mismo frecuenta espacios como el Limboo, Macarella Club o el Gaudí Golf, además del Wind. «Una de las ventajas del tardeo es que te permite vivir la fiesta de una forma más limpia, más relajada, además de que no se trasnocha», confirma Gabriel. «Muchos de nuestros amigos y amigas tienen hijos y el tardeo les permite tomarse algo, vivir la música y después descansar de una forma adecuada», añade Sergi.

Se ha consolidado

Prácticamente ya es un hecho que el tardeo se ha consolidado en Tarragona. En cada rincón de la zona, cada fin de semana, se disfruta de la música y del copeo en horario todavía de día. Los distintos espacios recogen el guante del llamado afterwork. Hoy, la música suena desde una comida tardía que se extiende durante horas hasta la merienda gracias a la oferta coctelera más atractiva y visual. El tardeo manda hasta la cena o incluso después. Los más juergas empalman con la noche.

Si existe algún exponente crucial del tardeo latino se llama Super Fresh, una fiesta que «arrancó con 200 personas y ahora ponemos 3.000», asegura Juan Anguera, uno de sus líderes junto a Isma Lort y José Luis Oliva. El crecimiento de la idea ha alcanzado puntos insospechados, ya que ahora mismo se concibe bajo la idea de festival. Donde va Super Fresh aparecen gogós espectaculares, juegos de luces mastodónticos y suena el reguetón más actual de la radio fórmula.

«Fuimos los primeros en apostar por este formato y, aunque al principio costó un poco, nos hemos consolidado. Ahora, se ha animado mucha gente a montar tardeos y eso creo que es bueno», declara Anguera. Super Fresh ya ha visitado los emblemas del ocio de la fiesta más importantes de Tarragona. En verano ocupa la pole de sold outs en el Limboo, Macarella o incluso en el espacio de la Fira de Reus.

El trabajo de muchos años y la perseverancia ha provocado el respeto del público. Incluso por Sant Esteve, en época navideña, su fiesta se ha transformado en un clásico. No sólo las marcas han establecido el tardeo, también el formato más pequeño se ha apropiado de la idea. Desde hace varios años, resultan muy sonados los guateques que se montan en el chiringuito Maykao de Mont-roig del Camp durante los fines de semana. Desde la pandemia y los cambios de hábitos que provocó en la sociedad, el tardeo se ha disparado hasta un punto prácticamente sin retorno. Se ha postulado como una tendencia al alza y parece que sin fecha de caducidad. Tarragona también se ha apuntado al tardeo.