Sónar Festival, una performance gigante

El prestigioso certamen de música electrónica celebra su primera jornada que disfruta de público tarraconense

El universo Sónar instaló su día inaugural en la Fira de Barcelona, en un espacio dedicado a las nuevas tendencias audiovisuales y performativas y también a las primeras sesiones de ritmo electrónico y registros colindantes. Desde la hora del café, el recinto recibió la visita de miles de curiosos y curiosas dispuestas a saciar su afán de fiesta y a cultivar el conocimiento gracias a las ponencias y exposiciones que se llevaron a cabo.

El foro Generation Panic abrió el camino de la investigación sobre Inteligencia Artificial. Se trata de una propuesta que moderó Eduard Alarcón -profesor de la escuela BarcelonaTech de la Universitat Politècnica de Catalunya- y la comisaria de Sónar+D Antònia Folguera. Un grupo de mentes expertas y pensadores abordaron la realidad actual y el futuro inmediato de la IA en relación con las artes y las industrias culturales.

«Normalmente aprovechamos toda la jornada para no solo vivir el Sónar de noche, también el de día. Sobre todo para conocer las nuevas tendencias», confirma Elies Álvarez, de El Perelló. El capítulo de 2024 se convierte en su edición 19 de Sónar, le dedica fidelidad al Festival. «Nos vamos haciendo mayores, pero creo que desde 2001, sólo me he perdido dos certámenes», aclara.

Por su parte, el tarraconense Julio Pintado, madrugó para desnudar cualquier resquicio del recinto. Va a completar los tres días con intensidad, aunque «soy más del Sónar de día. No descarto disfrutar alguna noche, pero en el de día me encontrarás seguro. Sobra el arte y si te quieres formar resulta ideal», corrobora entre las luces distorsionadoras de una de las salas del recinto ferial.

Nicole L’Huillier, artista transdisciplinar e investigadora de Santiago de Chile, se postuló como una las figuras ponenciales de la primera fecha gracias a la Masterclass que ofreció para enseñar cómo ha integrado la IA de forma única en su práctica. El sonido y las vibraciones la distinguen, también la poesía que imprime a sus producciones.

El ritmo

La mitad del dúo The Knife, Olof Dreijer, se encargó de abrir la veda del jolgorio en el village del Sónar. Lo hizo a plena tarde, aunque horas antes, los disparos de cerveza corrían con una frecuencia interesante. El público no tardó en comparecer, tampoco los outfits más atrevidos. El Sónar también sirve para diagnosticar la presencia cercana del verano. Se nota en sus plateas. Dreijer ejerce como responsable de parte de la música de baile más vanguardista de este siglo. En Barcelona deleitó como pareja de la percusionista Diva Cruz.

En todo caso, el glamour francés deslumbró en el horario prime. En la primera línea de fuego se situó Folamour, la estrella actual del house. Su aportación significa el mayor soplo de aire fresco de los últimos años. Bruno Boumendil no defraudó a sus adeptos y adeptas. Desde el minuto uno que se colocó en el estrado, ante la mirada y el exigente paladar del Sónar, confirmó que domina la escena actual con solvencia. Inundó de brillantes el estreno del festival.

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