Sara Desirée: «Presionamos mucho a los adolescentes, aunque nuestra intención sea ayudarlos»

La educadora social publica su primera novela, ‘Lo que dejan las madres’

Sara Desirée, la educadora social especializada en adolescentes, se lanza a publicar su primera novela, Lo que dejan las madres (Planeta), donde continúa ocupándose de ellos desde la ficción. De sus inquietudes y anhelos.

¿Cómo ha sido la experiencia de convertir sus ensayos en novela?
Ha sido una experiencia maravillosa que me ha dejado con ganas de más, ha sido un aprendizaje brutal porque nunca había escrito ficción y comunicar procesos que ocurren en la adolescencia desde la ficción me ha aportado muchísimo y espero poder seguir haciéndolo. He podido tratar ciertos temas desde una historia de ficción que son importantes y que no abordo tanto en mis redes o en mis otros libros, pero que también son necesarios. Además de entretenerse van a poder aprender.

¿Por qué se ha ido al Raval, con la problemática de los menores?
Durante muchos años he trabajado en el barrio con adolescentes que tienen situaciones tóxicas muy diversas. Son adolescencias a las que no siempre les resulta fácil salir adelante, que no tienen muchas oportunidades y que requieren de mucho apoyo. Pero en realidad, más que hablar de la adolescencia del Raval, de lo que hablo es de las adolescencias vulnerables en general, sobre todo de esas que están acogidas por el sistema de protección a la infancia y a la adolescencia y que sus familias temporalmente no pueden hacerse cargo de ellas.

Es una realidad muy dura.
Sí, pero una realidad, al fin y al cabo, y no podemos estar de espaldas a lo que les pasa. Son menores de edad que tienen todo el derecho del mundo a disponer de todas las oportunidades para poder tener una vida digna y es muy importante que se hable de ello, es muy importante que se pongan recursos, que se desplieguen leyes de protección, que tengan en cuenta no solo las necesidades básicas, sino todas las que una persona tiene para convertirse en un adulto funcional y saludable. Así que es importante que miremos hacia allí, que no les demos la espalda y que trabajemos mucho para conseguir que tengan tantas oportunidades como los otros adolescentes que tienen estructuras familiares que los apoyan más.

No abundan muchos profesores como Susana.
Tengo la esperanza de que haya muchas más personas en los centros educativos como Susana. Es un perfil que existe, pero que no abunda. Tenemos que incidir en la importancia de que el profesorado de Secundaria entienda muy bien lo que está acompañando, entienda muy bien cuál es su función. De igual manera, también tenemos que darles apoyo porque el profesorado lo pasa muy mal, tiene recursos limitados, el número de alumnado es el que es y la problemática cada vez es más diversa. Pero era muy importante para mí que la protagonista fuese una profesora consciente de lo que significa la etapa y con ganas de educar y de aportar.

Como persona que trabaja con adolescentes ¿cuál es su inquietud principal en este momento?
Básicamente, el sentido de pertenencia, sentir que su vida tiene sentido, sentir que también en el futuro hay esperanza, porque viven con muchísimo miedo, porque los adultos somos muy catastrofistas, solemos pintarles un futuro muy negro, y entonces muchas veces viven con miedo a esa transición hacia la vida adulta. Incluso hay adolescentes que lo verbalizan. Y eso es porque, en parte, les mandamos mensajes tremendos. Entonces, su necesidad principal es poder construir su proyecto de vida, construir su identidad sin este miedo a no ser lo que se espera de ellos o a no conseguir lo que se espera de ellos. Eso es muy diferente a ser. Piensa que las personas adultas les estamos mandando mensajes constantemente de lo que tienen que ser, de lo que tienen que hacer, de cómo es la vida. Muchas veces les decimos cosas terribles, como que no saben nada. Cuando te estás desarrollando, escucharlo, es tremendo. Aunque nosotros no lo sintamos así o no sintamos que los estamos presionando, los presionamos mucho. Aunque nuestra intención sea ayudarlos, lo que hacemos al final es presionar y eso les causa mucho estrés y sufren bastante en general. Hay muchísimo malestar en la etapa.

¿Qué tipo de mensajes?
Pues que tengan un trabajo, que se ganen bien la vida, que sepan escoger a sus amistades, que no tengan ciertas relaciones, que aprueben... Es decir, les empezamos a decir una serie de cosas para las cuales todavía no están preparados y su cerebro de desarrollo todavía no puede asumir todo eso. Y entonces lo que acabamos consiguiendo es que se genere mayor estrés, más malestar emocional. Lo que acaba pasando es que aparecen conductas de riesgo, precisamente para anestesiar ese malestar. Estamos hablando de botellones, por ejemplo. De consumo de sustancias, estamos hablando de opresiones, de no querer vivir, estamos hablando de relaciones complejas, de muchísimas situaciones que los ponen en peligro.

Pero ¿esto no ha sido siempre así?
Antes no se había investigado sobre las características del cerebro adolescente, eso es algo que ha cambiado afortunadamente en los últimos años, pues se ha investigado mucho, cuando han aparecido las nuevas tecnologías para poder estudiar el cerebro. Ahora ya sabemos qué es lo que pasa en el cerebro adolescente durante toda la etapa y cómo es su evolución. Y eso nos explica algunas conductas. Parece que no nos escuchen, que están a su rollo, que no quieran saber nada de nosotros, que de repente busquen más su intimidad, prefieren estar con las amistades, que les cueste memorizar, que les cueste prestar atención, que les cueste planificar su tiempo. Todas esas cosas tienen que ver con el momento de desarrollo cerebral que, afortunadamente, hoy en día ya podemos conocer porque se ha investigado.

Si vamos al título, ¿qué es lo que dejan las madres?
Muchas cosas, tanto si están presentes como si no lo están, tanto si nos han dado su amor incontestable como si no lo hemos podido recibir porque no han podido estar o no lo han podido dar. Dejan muchísimas cosas que al final acaban formando parte de nuestra historia, que acaban construyendo nuestra identidad y nos dejan muchos recuerdos también, algunos traumillas que superar y, sobre todo, nos dejan modelos, un modelo de ser persona y de ser persona en este mundo tan complejo en el que vivimos. Y a veces, un modelo a no imitar.

¿Qué posibilidades hay de rescatar a los jóvenes que han caído en los márgenes?
Depende de cuál haya sido la gravedad, depende de dónde estén, a dónde hayan llegado, pero yo creo mucho en la recuperación, creo mucho en el cambio, en las oportunidades, creo que todos nos podemos equivocar y durante nuestro desarrollo nos hemos equivocado. Cuando hemos sido más jóvenes seguro que todos hemos cometido errores y es importante que mandemos el mensaje de que el error no es algo malo, el error es algo que nos permite aprender. De hecho, la especie humana aprende a base de errores. Y es importante que mandemos ese mensaje, que aunque estemos en una situación complicada, siempre podemos salir de ella y esto puede acabarse algún día y podemos estar mejor.