Rodrigo Cuevas; ‘Me gusta ser un desclasado’

El multidisciplinar artista asturiano instalará su Romería particular hoy (22 h.) en el Festival de Música

El asturiano Rodrigo Cuevas (Oviedo, 1985) expone esta noche su espectáculo La Romería, el gran reclamo de la edición de 2024 del Festival Internacional de Música de Cambrils.

¿La Romería es un homenaje al sentimiento de comunidad?

Un poco sí, creo que se trata de una fiesta grupal, en la que todo el mundo está invitado a participar. Con este espectáculo pretendo ensalzar la libertad, el respeto y la comunicación entre las personas. Diría que es un espacio para la celebración y la comunión libre de prejuicios.

Resulta complejo encasillar a Rodrigo Cuevas en un estilo musical. ¿Ser un desclasado le beneficia?

Yo creo que sí, hago música muy humana. Por ejemplo, Sabina nunca hizo un estilo de música muy concreto y ha contado con el beneplácito del público. Me gusta ser desclasado, abarcar distintos registros y tener libertad para componer. Al final, la música se trata de eso, de no ponerse cadenas ni límites. Llegar a la gente desde lo que te emociona.

¿Está de acuerdo con aquello de que «si trabajas siempre llega el premio»?

No, porque no siempre es así. Existe un componente de suerte, un chispazo necesario para que eso ocurra. Hay gente que hace cosas extraordinarias en la vida que nunca ha contado con el reconocimiento que merece. Y seguramente trabajan mucho más que yo.

Usted laboró varios años en una panadería. ¿Qué recuerdos tiene?

Muy buenos, lo recuerdo con mucho cariño, sobre todo por los compañeros, que eran buena gente. Esas experiencias te ayudan a crecer.

¿Cómo fue ese viaje de regreso a la villa?

A los 22 años me fui a vivir a una aldea de Galicia y ahora me encuentro en otra de Asturias, Vegarrionda. Aquí disfruto de unas relaciones humanas de calidad y me alejo de la negatividad general que hay en el mundo. Además, me permite desconectar, estar en contacto con la naturaleza. Como dice un amigo, ‘solo con que tenga pulso me conformo’. Aquí existe la amabilidad y eso ya es un paraíso.

Usted ha demostrado que se puede contar con éxito y estar alejado de la urbe, de los centros neurálgicos de la industria como Madrid o Barcelona.

Hoy en día es fácil estar conectado con el resto del mundo de forma permanente. Tenemos esas maquinitas que nos lo permiten, aunque a veces también nos perjudiquen. Me siento muy tranquilo en mi villa y hago lo que me gusta, así que me encuentro cómodo en esta situación. No veo necesario instalarme en una gran ciudad, no me lo planteo.

A nivel de éxito, Rodrigo Cuevas está instalado en el mainstream, agota entradas en todos los teatros que visita. En cambio, su propuesta no corresponde al producto de masas.

No hago música de radio fórmula, es cierto, ni tampoco me encuentro en un ecosistema artístico de masas, pero no me importa. Tampoco me he planteado nunca hacer nada para tener éxito, aunque no te niego que me emociona la gran respuesta de la gente. El feedback que tengo con el público es extraordinario.

El folclore y la cultura popular le distinguen. ¿Cuándo empezó a interesarse por ello?.

Desde pequeño, cuando empecé a tocar la gaita. Lo hacía de una manera inconsciente, aunque me gustaba. Ya de más mayor también aprendí a tocar la pandereta y sí que profundicé más en la cultura popular. Creo que a partir de ella nace todo lo demás. Ahora me siento un defensor absoluto de ella, ha jugado un papel fundamental en la música. Sobre todo en los pueblos pequeños existe una tradición de cultura popular importante.

¿De verdad esperaba que su música conquistara a tanta gente?.

Esperarlo no, pero si te digo que no me gusta, te miento. A todos nos emocione que la gente valore nuestro trabajo y que venga a nuestros conciertos y con La Romería lo hemos conseguido. Ha habido algún día que, incluso con anginas, he salido a cantar arropado por todo ese público que me sigue, me ayuda a superar días difíciles.

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