Las playas doradas de Tarragona que puedes encontrar en esta Semana Santa
Las vacaciones de Semana Santa invitan a volver a pisar la arena y sumergirse en un mar cristalino
¿A quién no le apetece, con el sol, volver a sentir el contacto de los pies descalzos con la arena? ¿Quién no tiene ganas de sumergirse en el horizonte del mar con las olas acompañando su camino? Todo esto y muchísimo más podemos comenzar a vivirlo, un año más, ahora, con el inicio de las vacaciones de Semana Santa que vienen acompañadas de las buenas temperaturas. Desde L’Ametlla de Mar hasta Calafell, centenares de kilómetros y kilómetros de aguas cristalinas y arena dorada nos esperan para que nos perdamos allí pensando únicamente en vivir el momento.
Comenzamos nuestra ruta partiendo del norte, en Calafell, cuya playa se conoce como la ‘playa del Biberón’, precisamente por la tranquilidad de sus aguas. Justo al lado nos encontramos con el litoral de El Vendrell, donde podemos visitar la zona húmeda de Les Madrigueres, un espacio natural de 30 hectáreas que se puede compaginar con la visita a Els Muntanyans, éste entre Torredembarra y Creixell y en el que se pueden ver las últimas dunas y marismas saladas después del Delta de l’Ebre.
A tocar de La Torre nos encontramos con el encanto cargado de misterio de Altafulla, el municipio con más embrujo de la Costa Daurada –cuenta la leyenda que las brujas bajaban desde el pueblo hasta la playa a través de un túnel subterráneo para practicar sus rituales–. Además justo en medio de la playa podemos aprovechar para visitar la desembocadura del río Gaià, un rincón con dunas, bosque y en el que podremos ver la más variada fauna del entorno.
Seguimos hacia el sur y llegamos, ahora sí, a la capital de provincia, Tarragona. Más allá de su preciado interés histórico, Tarragona cuenta con un litoral de lo más variado. Si a uno le apetece vivir la adrenalina del deporte, la playa ideal es L’Arrabassada. Si en cambio tenemos un día de introspección, podemos ir hasta la playa Llarga. Y si, por contra, somos más urbanitas, nos podemos quedar en la playa del Miracle.
Sigamos. Nuestra siguiente parada está en La Pineda, el núcleo costero de Vila-seca y cuyo paseo nos ofrece la posibilidad de contemplar el Parc del Pinar del Perruquet o los grupos escultóricos Marca d’Aigua y Pineda. Justo antes de llegar hasta allí habremos recorrido los nada más y nada menos que 9 kilómetros de litoral de Salou, la capital de la Costa Daurada donde, más allá de sus dos playas principales –Ponent y Llevant– podremos desconectar en sus calas como la Cala Crancs, Cala Font, Cala Penya Tallada o Cala Llenguadets. Toda esta fachada marítima la podremos contemplar, además, desde los miradores que hay instalados en torno al camino de ronda que la recorre.
Avanzamos ahora un poco y nos paramos en Cambrils, otra de nuestras ‘capitales’, esta vez gastronómica, con lo que pararse a disfrutar de sus playas en un núcleo marítimo típico mediterráneo para después deleitarse con una buena mariscada es un plan indispensable.
Y por último, antes de adentrarnos en las Terres de l’Ebre, vamos a recorrer las incontables calas vírgenes rodeadas de un entorno natural envidiable de Mont-roig del Camp y Miami Platja, donde también descubriremos la playa del Torn, en L’Hospitalet de l’Infant, una de las preferidas por los amantes del nudismo.
Terres de l’Ebre
Ahora sí, nos metemos de lleno en les Terres de l’Ebre que, con sus 100 kilómetros de playa, están catalogadas como Reserva de la Biosfera desde el año 2013.
El primer municipio del recorrido es L’Ametlla de Mar, donde podremos bucear, navegar con kayak, hacer paddle surf o alquilar una embarcación y recorrer sus calitas. Siguiendo hacia el sur, debemos parar en dos lugares idílicos del territorio ebrense: las bahías del Fangar y de los Alfacs, ambas próximas a la desembocadura del río Ebre y donde podremos visitar las famosas mejilloneras.
Ya en la zona litoral de Amposta, encontramos la Laguna de la Tancada, una extensión de 250 hectáreas envueltas de un paisaje rico en especies de aves y de peces. Y por último debemos acercarnos a la Laguna de la Encanyissada, una propuesta igual de brillante, sobre todo si se tiene ganas de observar aves en su actividad normal, libres y salvajes. Allí podremos alquilar bicicletas o perchar con las barquitas de madera típicas de esta zona. ¡Ah! Y no nos olvidemos rematar la jornada con unas de las mejores puestas de sol de nuestro territorio. Para ello, la playa del Trabucador es ideal. ¡Disfrutad!