Renace el poder de un nuevo mundo en’ El reino del planeta de los simios’
La cuarta entrega, 7 años después. Wes Ball dirige este nuevo episodio de la saga, que parecía tener su punto final pero que resucita la franquicia de forma convincente
El planeta de los simios es un buen espejo donde mirarse. 1968 supuso el arranque de una odisea cinematográfica que triunfó con aquel filme de Franklin J. Schaffner protagonizado por Charlton Heston, Roddy McDowall y Kim Hunter. Dos años después llegaría Regreso al planeta de los simios, al que seguirían consecutivamente Huida del planeta de los simios (1971), La rebelión de los simios (1972) y Batalla por el planeta de los simios (1973). La franquicia se basa en la novela La Planète des singes de 1963 del autor francés Pierre Boulle.
En 2001, Tim Burton se atrevió con su particular visión, en la que Mark Wahlberg versionaba a Heston en su papel del astronauta George Taylor. Curiosamente, para rendir homenaje a aquel filme, Burton pensó en Heston para hacer un cameo, el del Dr. Zaius.
Pero, por encima de la aventura, la ciencia ficción y su trama postapocalíptica, El planeta de los simios se plantea desde una perspectiva social, con varios aspectos que poner sobre la mesa. Ahí está su tratamiento de los problemas raciales, las consecuencias de la Guerra Fría y los derechos de los animales. La novela no sólo influyó en películas, sino también en series, cultura popular y discurso político.
En El reino del planeta de los simios, Wes Ball (su director) da nueva vida a la saga ambientada en varias generaciones del futuro tras el reinado de César, en la que los simios son la especie dominante que vive en armonía y los humanos han quedado reducidos a vivir en la sombra. Mientras un nuevo y tiránico líder simio construye su imperio, un joven simio emprende un angustioso viaje que le llevará a cuestionarse todo lo que sabe sobre el pasado y a tomar decisiones que definirán el futuro de simios y humanos por igual.
De esta forma, la película busca ir dos pasos por delante no buscando únicamente entretener -como no lo hicieron tampoco sus tres predecesoras en este ‘reboot’ de la saga-, sino también provocar una reflexión sobre el poder, la sociedad y nuestra relación con el mundo natural.
La trama se enriquece con actuaciones estelares de Owen Teague (Noa), Kevin Durand (Proximus César) y Freya Allan (Mae). A ello se le añade un auténtico alarde visual, con unos efectos especiales realmente asombrosos, como los que ya en su momento desplegaron sus tres precedentes de la franquicia de la 20th Century Fox: El origen del planeta de los simios (2011), El amanecer del planeta de los simios (2014) y La guerra del planeta de los simios (2017).
Ball nos ofrece una historia tan buena como las dos anteriores dirigidas por Matt Reeves. Funciona bien y encuentra equilibrio con un segundo acto cautivador y un final emocionante. Ofrece nuevos personajes tras la caída de César, pero el espectador toma poco tiempo en entrar en la historia. ¿Hacia dónde se dirigirá su intrigante final?
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