‘Napoleón’, Joaquin Phoenix vuelve a coronarse
La visión de Ridley Scott. El cineasta dice, ante las críticas y la polémica en Francia por la película, que no busca ser fiel a la historia. Mientras, el actor ‘recupera’ la corona de emperador tras ‘Gladiator’
Ridley Scott (85 años) ha vuelto a adentrarse en la historia, a su manera, para proponernos una mirada íntima a los orígenes de Napoleón, su rápido ascenso y sus conquistas a lo largo y ancho de Europa y en paralelo su relación explosiva y adictiva con su esposa Josefina.
Aunque la película no retrata la invasión napoleónica en España, el filme se extiende durante poco más de dos horas y media en un arco temporal que va de los últimos compases de la Revolución Francesa, en la que participó desde Córcega -aunque Scott lo muestra siendo testigo de la ejecución de María Antonieta-, hasta su muerte exiliado en la isla de Santa Elena.
Críticas desde Francia
Con un magnífico y deslumbrante Joaquin Phoenix (que ya interpretó al emperador Commodo en Gladiator), Napoleón cuenta con un excepcional plato fuerte para los amantes del cine bélico: las batallas, donde Scott muestra su dominio, que el propio cineasta británico atribuye en gran medida a que él mismo dibuja plano a plano todos los ‘story board’.
El autor de obras maestras del cine como Los duelistas (1977), Alien, el octavo pasajero (1979), Blade Runner (1982), Thelma & Louise (1991) o Gladiator (2000) se muestra extraordinario a la hora de contar con brío, épica y una fuerza arrebatadora las contiendas militares de Napoleón. Sin duda, Scott es un fuera de serie en este tipo de cine, el que gusta al espectador, aunque resulte polémico a la hora de analizar y dibujar la historia auténtica del personaje.
De hecho, la película ha recibido todo tipo de críticas negativas desde Francia. El país de origen del autocoronado emperador han sido, sin duda, los más duros con este biopic. Así, Le Figaro asegura que el filme bien podría haberse llamado Barbie y Ken bajo el Imperio (haciendo referencia a Josefina y Napoleón). Para otros medios, «es profundamente torpe, poco natural e involuntariamente divertida». Hasta Patrice Gueniffey, autora de la biografía Bonaparte, señala en el rotativo Le Pont que «es una película antifrancesa y probritánica». Incluso algunos historiadores han querido ir más lejos y han lanzado sus puyas contra algunas secuencias que entienden como inverosímiles, como la de la batalla de Austerlitz, a la que pusieron a caldo en redes. La han puesto a bajar de un burro también por mostrar a Napoleón disparando a las pirámides en Egipto o participando en cargas de caballería.
Aunque más allá de toda precisión histórica, Ridley Scott busca explicar una historia, no ‘la historia’. Tanto es así, que el director ha estallado con dichas críticas respondiendo: «los franceses no se gustan ni a ellos mismos».
Su retrato de la época
Controversia histórica aparte, Napoleón es un excelente espectáculo, con unos combates perfectamente coreografiados, como ya sucedió con Los duelistas. Su interés por la figura de Napoleón no es de ahora -cuando se cumplen 202 años de su muerte- sino que viene de lejos. Precisamente, Los duelistas era un drama de época ambientado en Francia durante las guerras napoleónicas. Y en Napoleón hay ciertos paralelismos con su filme de 1977, en el que hablaba de luchas de clases el enfrentamiento entre un oficial aristócrata y otro más de a pie. En cualquier caso, Napoleón fue reconocido como gran estratega. Quizás Scott no siga ese camino.
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