Gerard Jofra: «El humor me ha salvado la vida en todos los sentidos»
Humor y legado. Gerard Jofra -hijo de Eugenio- afirma haber encontrado su lugar en los escenarios
Aun es de noche cuando cojo el tren dirección a mi nueva cita. Durante el trayecto, miro videos, veo sus últimas participaciones en televisión y tomo algunas notas. Como es habitual, un té de frutos rojos con limón, un agua y un cortado me acompañan hasta que veo que, con puntualidad inglesa, llega a nuestro punto de encuentro.
Si os digo el nombre de Gerard Jofra, los más veteranos, adictos al humor y a la televisión de la década de los ‘90 y 2000 quizá lo conocen. Si os hago la cantinela con voz algo nasal de ¿Saben aquel...? algunos de los que me estáis leyendo seguro que ya habéis dibujado una sonrisa tímida, y si os hablo de Eugenio, todos ya sabéis con quién puedo desayunar en pleno corazón de Barcelona.
Gerard Jofra es el hijo de Eugenio y ha vivido como nadie la historia de sus padres que, en los últimos seis meses, ha cogido de nuevo una velocidad de vértigo.
Siendo apenas un bebé ya estaba al lado de los escenarios mientras sus padres actuaban. Primero ella, después él.
Ahora, a 40 años de carrera artística hay que sumarle 11 nominaciones a los Goya y otras 13 a los premios Gaudí gracias a la genialidad de David Trueba con Saben aquell..., donde un tramo de la vida de sus padres (entre los años 1967 y 1980) pero también de la suya, vuelve a ocupar las primeras páginas de periódicos, revistas y digitales dedicados al mundo del cine, la televisión y la cultura en general.
Tuve la suerte de conocer a Gerard el pasado verano, tras un mail que llegó a la redacción como tantos otros. Poco después, hablé con él por primera vez y ésta, es la tercera vez que lo entrevisto después de haberle visto actuar en el mismo escenario donde también lo hizo su padre durante muchos años. Un pequeño teatro llamado Cafè Llantiol, en el Raval más puro.
Cuando entras a ese espacio, viajas en un abrir y cerrar de ojos a toda esa década gloriosa donde no existían las redes sociales, todo aún se tenía que descubrir y donde quizás, era todo más real y auténtico. Romántico, tal vez.
En los laterales del hall del Llantiol no hay pantallas digitales ni photocall para hacerse fotos. Siguen habiendo vitrinas de cristal con los recortes de prensa de la época y objetos personales de todos los grandes del humor y la televisión.
Gerard, el artista
Bajo el nombre de Eugenio by Gerard, todos los sábados noche y los lunes se sube al escenario durante más de una hora con la «sencillez y autenticidad» que lo hacía su padre, pero siendo Gerard. Apenas un taburete, un vaso de tubo (el suyo con agua) y un cigarro tras otro en la mano empieza un largo monólogo de chiste tras chiste e historias donde revives a uno de los genios del humor a través de su hijo.
Mi charla con Gerard es sincera, con broma tras broma y muchas sonrisas, me cuenta que «solo tiene palabras de agradecimiento por todo lo que está sucediendo en estos momentos. Las cosas no suceden porque si... Es solo el principio de lo que poco a poco y sin prisa, va a llegar», asegura.
Me cuenta que tras 23 años después de la muerte de su padre y otros 27 más desde que era pequeño acompañándolo a todas partes, pretende seguir «un legado con autenticidad, sin estridencias» y siendo él, Gerard Jofra aunque ahora sintiendo que él es el actor principal de su vida.
La conversación avanza hablando de lo que podría surgir en el mundo de la radio y televisión o incluso, en tener un local propio donde nazcan proyectos llenos de alma artística.
Admite que le gustaría que «quedara muy claro el legado de su padre, sin malas intenciones» y mientras los ojos le brillan de una forma sutil, cuenta que la relación que tuvo con él fue «maravillosa».
A corazón abierto explica que el rodaje de Saben aquell... no fue fácil porque con él, también empezó «un viaje interior brutal» que le sirvió para sanar y sobre todo, porque el film es un «precioso homenaje a la generosidad de mi madre».
Jofra me cuenta que gracias a la fidelidad de Trueba con la realidad, sus hijas empiezan a ser conscientes de quién era su abuelo, y con ello, de quién es su padre.
Como una historia que se cruza con la siguiente, hablamos de lo importante que es el sentido del humor en la vida. Asegura que el humor son como píldoras que receta el médico y admite que poner humor le la salvado la vida en muchos momentos. «Ahora se quién soy», afirma.
Antes de bajar el telón de la charla me habla con ilusión y orgullo de Eugenio solo hay uno que podrá verse el próximo 30-D en Movistar.
Mientras mi cabeza le da vueltas a titulares y destacados pienso que la vida, a veces, quizás solo se trata de verla con sentido del humor, honestidad y ser lo más feliz posible.