De ruta por Tarragona: Viaje por la historia de Poblet
Del pasado al presente. Descubriremos los castillos de la zona y cómo el monasterio perdió
y recuperó su gloria al tiempo que podremos admirar la coloración de las parras
Aprovechando su estancia en un municipio aledaño, tres amigos del colegio salieron a pasear por las ruinas de un antiguo templo. En el lugar pudieron comprobar, profundamente doloridos, su pésimo estado de conservación, lo que hizo que se envalentonaran y juraran devolverle la gloria al que fuera, según el historiador Eufemià Fort i Cogul, «el gran monasterio de Catalunya de todos los tiempos».
Sesenta años después uno de aquellos muchachos, quien tenía 15 años en la visita, cumpliría su sueño de juventud. Aquellos amigos se convirtieron en médico, arquitecto y diplomático. Aquellos amigos eran Josep Ribera, Antoni Gaudí, Eduard Toda; y aquel templo, el monasterio de Santa María de Poblet. En la ruta de esta semana, exploramos el entorno del panteón de la corona de Aragón aprovechando la floración de las parras. De esta manera, descubriremos los castillos de la zona y la historia de cómo Poblet perdió la gloria que tuvo antaño.
Instrucciones de la ruta
Estacionamos en el aparcamiento del monasterio rumbo al castillo de Milmanda, una de las antiguas granjas de Poblet, por la vía habilitada para peatones entre las parras y la carretera T-700. A escasos minutos de empezar encontraremos el monumento dedicado a Sant Bernat. La próxima parada es la ermita de la Mare de Déu de Torrents, ya en Vimbodí, para después desviarnos hacia el castillo de Riudabella. Completamos la ruta circular gracias al camino ganadero de Prades a Poblet. La salida puede complementarse antes o después añadiendo una visita al templo.
Dificultad de la ruta
Determinar la dificultad de una ruta ya es de por sí una dificultad. Por suerte, existen escalas de graduación que establecen la dureza a partir de factores observables. El Método SENDIF, creado por la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran, sostiene que la dificultad de un itinerario de senderismo depende, por una parte, del esfuerzo físico que este supone y, por otra parte, de los obstáculos del camino.
Desde el punto de vista de la dificultad física, el recorrido es de dureza moderada por sus 11,3 kilómetros. Su escaso desnivel positivo, apenas 128 metros, lo convierte en un itinerario agradable para hacer en familia. En lo que respecta a la complejidad técnica, sus caminos carecen de obstáculos. De esta manera, sólo debemos prestar atención a la ruta.
La destrucción de Poblet
Entre 1845 y 1855, el político Pascual Madoz publicó el Diccionario geográfico, estadístico e histórica de España y de sus posesiones de ultramar: una obra de 16 volúmenes en la que describió las poblaciones del estado.
Gracias a los 20 corresponsales y más de 1.000 colaboradores que participaron en su elaboración, se convirtió en un excelente testimonio de la época.
En tanto que es posterior a la Desamortización de Mendizábal (1835), decreto por el cual se expropiaban las propiedades eclesiásticas, describe el estado del monasterio después de que tuviera que abandonarlo su comunidad: «el hacha en el bosque y la tea incendiaría en el edificio lo aniquilaron todo. [...] Las columnas volantes que por allí transitaban fijaron sus vivaques en la iglesia y, codiciando sus imaginarios tesoros, violaron las tumbas, desparramando los esqueletos y reduciendo a cenizas las regias vestiduras de los difuntos para fundirlas en el crisol. [...] Hoy se halla reducido a un montón de ruinas».
Considerando que la visita de Ribera, Toda y Gaudí se produjo en 1870, debieron presenciar un espectáculo sobrecogedor. El propio Pascual Madoz concluye afirmando que «esta joya artística debió ser respetada y protegida». Así pues, ¿cómo podría restaurarse la antigua gloria del templo?
El sueño de juventud de ¡Toda
Después de su segunda visita a Poblet, el 26 de julio de 1870, Toda firmó un manuscrito inédito, Datos y apuntes. Con apenas 15 años, escribía lo siguiente: «Poblet debe ser restaurado, sí: no debe volver a mostrar en él este ominoso poder de buitres que un día devoraron la conciencia del pueblo hispano». El documento describía el estado del monasterio, de la misma manera que mostraba un esquema para su restauración y un análisis económico para su mantenimiento.
Acabadas las vacaciones de verano, Ribera se marchó a Andalucía, Gaudí volvió a Reus y Toda se instaló en Madrid para estudiar Derecho. Toda no retomó su sueño de juventud hasta una edad bien avanzada. A sus 75 años fue nombrado presidente del Real Patronato de Santa María de Poblet, vendió el castillo de Escornalbou, el cual había reformado a su gusto para instalarse en él, y se trasladó a la Casa del Maestro de Novicios, que había sido restaurada por el patronato para convertirse en su sede. Dedicó sus últimos días a tal empresa, falleciendo el 26 de abril de 1941. Fue enterrado junto a la puerta que comunica el crucero con el cementerio.