De ruta por Tarragona: Tras los pasos de La Pastoreta
Recorremos el Tomb de Ravals de Reus, aquellas calles que en su conjunto dibujan un pentágono que coincide con el recinto amurallado de la villa medieval
De acuerdo con la tradición, entre el 20 de noviembre y el 13 de diciembre de 1592, la Mare de Déu de Misericordia apareció frente a una pastorcilla, en las afueras de la ciudad, y le comunicó un mensaje celestial que salvaría a la población del rebrote de peste negra que azotaba a Reus. La vidente, cuyo nombre establece la leyenda que fue Isabel Besora, difundió el mensaje dando comienzo a la devoción. Sin embargo, la leyenda está reñida con la historia, si la aparición tuvo lugar en el último tramo del año, ¿por qué se ha escogido el 25 de septiembre para celebrar la fiesta en su honor? De la misma manera, ¿quién fue realmente Isabel Besora y qué fue de ella? En la ruta de esta semana, seguimos los pasos de La Pastoreta por las calles de Reus. ¿Qué hay detrás de la tradición?
Dificultad de la ruta
Se trata de un itinerario urbano de ida y vuelta en el que la única dificultad está en seguir el circuito descrito a continuación. En cualquier caso, se puede y se recomienda modificar, sobre todo a la hora de emprender la vuelta. Se recomienda completar al atardecer, a fin de combinar la ruta con la oferta gastronómica reusense.
Instrucciones de la ruta
Estacionamos o bien en el centro de Reus o bien en las inmediaciones del santuario de Misericordia. Entendiendo como punto de inicio la primera opción, recorremos el Tomb de Ravals de Reus, aquellas calles que en su conjunto dibujan un pentágono que coincide con el recinto amurallado de la villa medieval. La mismísima virgen menciona las murallas, luego las recorremos antes de enlazar la Raval Robuster con el Carrer Misericòrdia, descubrir la escultura de la pastoreta en la plaza de igual nombre y completar el paseo arbolado que nos descubre el templo.
El Tomb de Ravals, así como las calles unidas a él, nos invitan a observar los múltiples ejemplos de arquitectura novecentista, como el Hotel Europa, la Casa Serra o la Casa Fàbregas en la Raval de Santa Anna. Completado el itinerario, podemos disfrutar de la oferta gastronómica de Reus, siendo sus iconos la avellana, el famosísimo vermut y el menjablanc, el postre típico hecho a base de almendra que aparece documentado en el Llibre de Sent Soví (1324), un recetario catalán.
El azote de la peste negra
La peste septicémica, muerte o peste negra -llamada así por la coloración de las manchas o bubones que producía la gangrena- se extendió en Europa a mediados del siglo XIV, regresando sucesivamente en forma de rebrotes de extrema letalidad. Ante su llegada, las medidas de las poblaciones consistieron en cerrar las murallas de las localidades y obligar a ciudadanos, mercaderes y mercancías a guardar una estricta cuarentena con el fin de evitar que, de acuerdo con su creencia, se corrompiera el aire. Era tal la desesperación que incluso se trataba de desinfectar las calles con perfume, se quemaban las casas de cuyos habitantes habían perecido y se producían éxodos de un pueblo a otro.
Uno de los rebrotes que afectó a Reus se produjo en el año 1592. La peste regresó a la capital del Baix Camp a finales de agosto y se, extendió, al menos, hasta finales de noviembre, así permiten apuntarlo dos testimonios de la época. Por un lado, en el libro de misas, aniversarios y óbitos de 1581 a 1594, el prior escribió «et turbam popularem fugeret», es decir, «y la multitud popular huiría»; por otro lado, el consejo de la villa de La Selva del Camp se reunió el 20 de noviembre por temor a la gente de Reus y mandaron guardar el camino. A pesar de todo, el rebrote en cuestión no destacó por ser de mayor gravedad, sino por el hecho milagroso que se produjo y que es bien conocido.
Las incógnitas de la pastoreta
La leyenda establece que la virgen apareció frente a una pastorcilla en el espacio que hoy ocupa el santuario para entregarle un mensaje celestial: la población debía renovar la devoción a la candela para librarse de aquel mal. Por miedo a no ser creída, la virgen le puso la mano en la mejilla e imprimió una señal que, según una versión más actual de la leyenda, se convertiría en el escudo de la localidad. El 13 de diciembre de 1592, el acta registra el acuerdo alcanzado por el consejo de la villa, construir una ermita allá donde ocurrió la aparición. En el libro La formació de la devoció reusenca a Misericòrdia, Ezequiel Gort y Salvador Palomar concluyen que ningún documento de la época atribuye el nombre de Isabel Besora a dicha pastorcilla, sino que las primeras noticias de ello son del siglo XVIII, cuando se recoge el apellido.
El nombre de Isabel es mencionado ya en el siglo XIX, después de que se descubriera que el 29 de diciembre de 1594 murió una pastora de oficio de 18 de años, hasta entonces, la tradición creyó que se llamaba María.