De ruta por Tarragona: La montaña de Picasso
Seguimos los pasos del joven artista hasta la cima Santa Bàrbara en busca de aquello que tanto le enamoró y descubrimos uno de los pueblos más bonitos de la provincia
La historia dice así: la indisciplina le costó a Picasso el subsidio de sus padres, conque pasó penurias en su estancia Madrid y, por si fuera poco, contrajo la escarlatina. A su regreso a Barcelona, en mayo de 1898, su amigo Manuel Pallarès le invitó a la casa solariega de su pueblo natal con ánimo de reponerse y pintar.
Así las cosas, allá por la verbena de San Juan, cogieron el tren hasta Tortosa, donde contaron con la ayuda de un mulo para salvar los 40 kilómetros que separan la capital del Baix Ebre de Horta de Sant Joan.
Los primeros días descansaron, visitaron el convento de Sant Salvador y coronaron la cima de Santa Bárbara. Aquel viaje debió marcar al pintor, pues retrató en múltiples ocasiones la montaña y, diez años después, regresó.
En la ruta de esta semana, seguimos los pasos del entonces joven Picasso hasta la cima Santa Bàrbara en busca de aquello que tanto le enamoró y descubrimos uno de los pueblos más bonitos de la provincia.
Aproximación a la ruta
Conduciremos hasta este pueblo de la Terra Alta, aparcando o bien en el interior del municipio o bien junto al convento de Sant Salvador. La primera opción añade 4 kilómetros al itinerario, que se traducen en una hora adicional que habrá que sumar a la duración.
En el convento de la Mare de Déu del Àngels o Sant Salvador se encuentra un mapa de señalización que indica el sendero que asciende a la cumbre. Los primeros compases discurren por el llano y sirven a modo de calentamiento. Las pendientes no cesarán tan pronto empiecen, pero a cambio nos regalarán una procesión de ermitas.
Cuando hayamos alcanzado la cumbre, en la que se encontraba el templo dedicado a Santa Bàrbara, llevamos a cabo el descenso por la otra cara. Es aquí donde hemos de moderar la velocidad y prestar atención, pues el terreno es más difícil de practicar por su suelo descompuesto.
Dificultad de la ruta
Determinar la dificultad de una ruta ya es de por sí una dificultad. Por suerte, existen escalas de graduación que establecen la dureza a partir de factores observables.
El Método SENDIF, creado por la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran, sostiene que la dificultad de un itinerario de senderismo depende, por una parte, del esfuerzo físico que este supone y, por otra parte, de los obstáculos del camino.
Desde el punto de vista de la dificultad moderada, esta ruta es de dureza moderada por sus 3,69 kilómetros de distancia y 268 metros desnivel positivo o subida.
Si bien la longitud destaca por su brevedad, el recorrido obliga a salvar pendientes pronunciadas, en ocasiones expuestas al vacío, y un sendero de bajada difícil de practicar a causa de la inclinación y la piedra suelta que lo hace especialmente resbaladizo.
El camino en sí es bastante evidente, ahora bien, nos invita a detenernos con frecuencia a fin de disfrutar de sus miradores naturales.
A medida que ascendamos observaremos la Serra de Pàndols i Cavalls, el Parc Natural dels Ports y las icónicas Roques de Benet, como las localidades de Horta, Bot o Arnes, entre otras. Cabe señalar que el itinerario cuenta con unas ermitas que se mimetizan con la naturaleza. ¿Quién descubrirá todos estos templos?
Las estancias de Picasso en Horta
Pudiera parecer que la estancia de Picasso en Horta duró lo mismo que un suspiro, nada más lejos de la realidad: fue al menos de 6 meses, yendo desde el verano de 1898 hasta el febrero de 1899, cuando volvió en solitario y recuperado a Barcelona.
Atrás habían quedado muchos episodios cuanto menos curiosos: su incursión en la naturaleza virgen del Parc Natural dels Ports, la espantosa autopsia de la que fueron espectadores o su visita a Gandesa, a donde fueron caminando a por ropa a fin de sustituir sus desgastadas prendas.
En el verano de 1909, cuando se cumplirían diez años de su primera estancia, el malagueño volvió a aquel lugar en el que tantas aventuras había vivido. En esta ocasión lo hizo en compañía de Fernande Olivier, una modelo y artista pareja de Picasso.
Si bien se desconoce la fecha exacta de regreso a Barcelona, se especula con que la estancia fue de 4 meses por el número de obras que el pintor produjo.
Los encantos del sur
Son muchos los encantos que ofrece el sudoeste interior de Tarragona. En las inmediaciones de Horta de Sant Joan encontramos las piscinas naturales de la Olla del Baubo, la conocidísima Vía Verde de la Terra Alta, o el paraje del santuario de la Fontcalda, entre otros muchos puntos de interés.
Quienes busquen un reto senderista también lo encontrarán, por ejemplo, en la Punta de l’Aigüa, en el Barranc Carrer Ample o en la más alta montaña, el Mont-Caro. Son tantos que necesitaríamos una estancia como la del artista malagueño.