De ruta por Tarragona: El valle del silencio
Nos dirigimos al área de la Vall a fin de descubrir sus formaciones rocosas, disfrutar de sus vistas panorámicas del Delta de l’Ebre y, con suerte, avistar las cabras salvajes
Nueve son las puertas tarraconenses que penetran en las montañas que comparten Catalunya, Valencia y Aragón, un macizo de roca caliza tan escarpado como abrupto que el hombre ha aprovechado para su subsistencia desde la antigüedad.
Quien se atreva a tomar el acceso de Mas de Barberans y recorra el no menos intimidante barranco de la Vall, descubrirá una de las partes más salvajes y desconocidas del Parc Natural dels Ports: icónica, entre otras cosas, por albergar uno de los picos más característicos del macizo y la llamada fuente del paraíso.
En la ruta de esta semana, nos dirigimos al área de la Vall a fin de descubrir sus formaciones rocosas, disfrutar de sus vistas panorámicas del Delta de l’Ebre y, con suerte, avistar a las cabras salvajes.
Instrucciones de la ruta
Tal y como reza uno de los trípticos informativos del parque natural, cruzamos Mas de Barberans haciendo uso de la TV3421 y, 2.5 kilómetros después, tomamos a mano derecha la pista que conduce al área de la Vall.
Aminoraremos la marcha a medida que aumente la severidad del camino de tierra hasta que tras 6.5 kilómetros encontremos la señal que muestra el desvío hasta el aparcamiento. Podemos emprender la ruta o bien desde el área o bien desde la pasarela de madera que advertimos en la ida, lo que reducirá en 3 kilómetros la longitud del itinerario.
En cualquier caso, la cruzamos y continuamos la marcha por el sendero que conduce al Castell de L’Airosa (954m), el pico que hoy nos hará las veces de mirador. Descubriremos la Cova d’en Marc y, tras superar un paso expuesto al vacío, divisaremos un panel de dirección en el que ambos caminos conducen al mismo lugar, el pico que nos ocupa.
Es mejor subir por el que asciende a mano derecha, pues su suelo es resbaladizo y será más fácil practicarlo en la ascensión. Así, prestando atención a los paneles, alcanzamos el Forat de l’Airosa, desde el que tendremos una bonita vista panorámica del valle del Delta de l’Ebre.
Finalmente, llevamos a cabo el descenso por el sendero que cruza a la cara opuesta de la montaña y, después de 2,5 kilómetros, nos devuelve a la bifurcación en la que tuvimos que decidir por qué camino subir. Para acabar podemos deshacer nuestros pasos o aprovechar el descenso para visitar el Forat de la Vella.
Dificultad
Determinar la dificultad de una ruta ya es de por sí una dificultad. Por suerte, existen escalas de graduación que establecen la dureza a partir de factores observables. El Método SENDIF, creado por la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran, sostiene que la dificultad de un itinerario de senderismo depende, por una parte, del esfuerzo físico que este supone y, por otra parte, de los obstáculos del camino.
Desde el punto de vista de la dificultad, esta ruta es de dureza muy exigente debido a sus 9,4 kilómetros y sus 720 metros de desnivel positivo o subida. Como sucede en la mayoría de los itinerarios cuyo principal atractivo es un pico, el perfil de desnivel dibuja una pirámide más o menos perfecta: es decir, la mitad del recorrido consiste en ascender y la otra es descender, a pesar de que no se haga la ida y la vuelta por los mismos senderos.
El ascenso es físicamente demandante -de ahí una duración total que podría parecer excesiva a juzgar por los kilómetros-, conque convendrá hacer uso de los bastones de senderismo, hidratarnos y alimentarnos periódicamente para mantener el rendimiento y llevar un mapa de la zona por si nuestro dispositivo móvil o GPS fallara y necesitamos resolver una bifurcación o decidimos ampliar la ruta.
En lo que respecta a la complejidad técnica, nos enfrentaremos a pendientes pronunciadas, un paso expuesto al vacío que puede salvarse con seguridad y un terreno complejo que podría hacernos resbalar, sobre todo si descendemos por el sendero que se recomienda elegir para la ascensión.
Los paisajes del área de la Vall
Como en cualquier otro recorrido, podemos diseñar nuestra propia ruta, en especial si no queremos o no podemos salvar la dificultad física y técnica de la propuesta. A modo de ejemplo, podríamos estacionar en el área de la Vall, visitar la Cova d’en Marc y emprender la vuelta por el Forat de la Vella, pudiendo disfrutar así de uno de los principales atractivos de esta zona: las singulares rocas cilíndricas a las que el efecto de la lluvia y el viento han dado forma a lo largo del tiempo.
Por otra parte, podemos planificar el itinerario para comer en el área de la Vall, pues está equipada con bancos con los que recuperar fuerzas en un prado tan verde como tranquilo. He aquí la razón por la que podríamos bautizarlo como el valle del silencio, a pesar de que esta denominación le corresponde a otro lugar de Tarragona.