De ruta por Tarragona: Ad Astra, el camino a las estrellas
Desde las montañas de Tarragona se puede observar la Vía Láctea. Dos de los puntos son el pueblo de Albarca, en la Serra de Montsant y la Cova d’en Pere, en las Muntanyes de Prades
De la unión extramatrimonial de Zeus con Alcmena, la reina de Micenas, nació Heracles, la personificación de la fuerza. Hera, la esposa del dios de los dioses, rechazó criar al hijo bastardo de su marido negándole el regalo de la leche materna. Sin embargo, de acuerdo con una de las versiones del mito, Hermes se encargó de que el pequeño pudiera beber del pecho de su madrastra aprovechando que Juno dormía. Tan pronto despertó y descubrió que amamantaba al hijo de Alcmena, lo apartó con una gran fuerza. Como resultado, la leche continuó brotando hasta dar forma a la Vía Láctea, la galaxia de tipo espiral en la que vivimos.
A pesar de que la contaminación lumínica de las ciudades nos priva de su espectáculo, la Vía Láctea puede observarse desde las montañas de Tarragona. De hecho, la Serra del Montsant y las Muntanyes de Prades cuentan con la certificación Starlight, un reconocimiento concedido por la entidad del mismo nombre que reconoce a los lugares que reúnen buenas condiciones para la observación del cielo nocturno. Ahora bien, ¿cuáles son los mejores lugares de dichas áreas?
En la ruta de esta semana, descubrimos algunos de los puntos más accesibles para la observación de las constelaciones, admirar nuestra galaxia y, por qué no, avistar las Perseidas, cuyos meteoros todavía pueden observarse a pesar de que su pico de actividad fuera la madrugada del lunes.
Instrucciones de la ruta
A pesar de que son muchos los lugares que podríamos enumerar, citaremos dos de ellos por economía del espacio: por un lado, el pueblo de Albarca en la Serra del Montsant; por otro lado, la Cova d’en Pere en las Muntanyes de Prades. Mientras que al primer punto de observación podemos llegar en coche, el segundo nos obligará a caminar media hora desde Prades. No obstante, la experiencia será más enriquecedora si nos aventuramos a caminar de noche.
En el caso de Albarca, nos adentramos en la localidad, la cruzamos y estacionamos en el último de sus aparcamientos de tierra. Tomamos el camino que conduce a la sierra, pudiendo detenernos en cualquier punto o, por ejemplo, en su flamante mirador astronómico. Quienes quieran caminar podrían ascender a la Roca Corbatera, la principal cumbre del lugar.
Por otra parte, en lo que respecta a la Cova d’en Pere, aparcamos o bien en el núcleo de población de Prades o bien en el aparcamiento de tierra del Barranc dels Bassots. La segunda opción reduce la distancia sin renunciar al senderismo.
Observar el cielo nocturno
A la hora de observar el cielo nocturno, hemos de seguir un conjunto de pautas para que el esfuerzo tenga recompensa.
Cuando lleguemos al lugar elegido, nos tumbaremos en el suelo procurando que nuestra mirada abarque el máximo espacio de cielo posible, sobre todo si se trata de observar una lluvia de estrellas. Nuestras pupilas se expandirán en cuestión de 30 minutos, proporcionándonos una mejor visibilidad en la oscuridad. Por ello es de capital importancia evitar deslumbrarnos con una fuente de luz blanca, como el teléfono móvil. Si necesitamos alumbrar, podemos confiar en una linterna o frontal con luz roja, un objeto común en el senderismo.
En otro orden de cosas, huelga decir que las temperaturas son menores en la montaña, en especial durante la noche, luego llevaremos ropa con que abrigarnos y mantener una temperatura corporal confortable durante la observación. Esto será más fácil si no nos tumbamos directamente sobre el suelo, de ahí que una toalla o una colchoneta aislante sean tan útiles.
Seguidamente, a la hora de observar el cielo, podemos empezar sirviéndonos de alguna aplicación móvil como Google Skywatch. Apuntando con el dispositivo, nos revelará las constelaciones u objetos estelares que nos acompañan. Otra opción es conseguir una carta estelar, un mapa del cielo nocturno que, aunque no depende de ninguna batería, requiere algo más de paciencia a la hora de orientarnos. El primer paso podría ser ubicar alguna de las constelaciones más populares, como la de la Osa Mayor o la icónica Casiopea.
Observar la Vía Láctea
Finalmente, podemos aprovechar la ocasión para observar la Vía Láctea. Aunque formemos parte de ella, en el cielo se nos presenta como una franja compuesta por miles de estrellas. Si las condiciones meteorológicas acompañan y han pasado un par de horas desde la puesta de sol, podremos observar una densa neblina que bien podríamos confundir con una nube, sin embargo, es nuestra galaxia espiral, la leche que Hera derramó cuando descubrió que amamantaba al pequeño Hércules, el hijo bastardo que Zeus había engendrado con la bella Alcmena.